Tribuna

Lo mejor para una empresa es lo mejor para sus accionistas

Josep Oliu, el presidente del Sabadell, ha vivido todo tipo de capítulos económicos y políticos y la oferta de compra hostil que ha lanzado BBVA es un episodio más

Sede BBVA

Fachada del edificio 'La Vela' en la ciudad de BBVA en Madrid. Kiloycuarto.

Josep Oliu debe retirarse por la puerta grande. Y la oferta de compra hostil que ha lanzado BBVA por Banco Sabadell es una piedra en ese camino. Lo es por el canje ofrecido, no por el hecho de la OPA en sí.

Oliu es presidente de la entidad catalana desde los años ‘90, de los más veteranos del Ibex 35 junto a Florentino Pérez (ACS). El presidente del Banco Sabadell ha vivido al frente de la entidad todo tipo de capítulos económicos y políticos dentro y fuera de España (burbuja tecnológica, crisis inmobiliaria y financiera, gobiernos de izquierdas, de derechas e independentistas, ciclos económicos de expansión y de recesión, tipos de interés por encima de la media histórica y tipos de interés cero que obligaron a la banca a redefinirse…). De algunos de estos episodios el banco salió por la puerta de atrás, y de otros ha salido más fuerte. Es el caso actual.

Banco Sabadell es atractivo. Atrás quedó su etapa oscura con dudas sobre la compra de TSB en el Reino Unido. Ahora sus números gustan, seducen. Tanto, que BBVA lanza una oferta de compra. Entre las fortalezas de Sabadell encontramos su penetración en el segmento empresas. La entidad trabaja con el 44% de las empresas en España con negocio entre 10 millones y 100 millones de euros (en Cataluña la cifra alcanza el 64% de las empresas con esta facturación). Sabadell también es potente en empresas de menor tamaño (trabaja con el 23% del mercado en autónomos y empresas de hasta 2 millones de negocio y con el 40% de las empresas con entre 2 y 10 millones de facturación, porcentajes que se elevan en la comunidad catalana). Incorporar esta cartera de clientes daría al banco oferente más músculo, más presencia en el mercado nacional, y si hace bien la integración, más eficiencia.

Sea por la penetración de Sabadell en el mercado de pymes y de particulares (consumo y crédito hipotecario), por su presencia en el territorio, por su apuesta internacional o por su proyección de crecimiento y expectativa de resultados resultados, si la entidad es atractiva para BBVA, el banco vasco tiene que demostrarlo. Y eso se demuestra con dinero en efectivo o mejorando el canje ofrecido en la OPA hostil. Oliu saldría por la puerta grande del banco (tras 25 años al frente) si consigue eso para los accionistas. Lo mejor para una empresa es lo mejor para sus accionistas. Y el dilema aquí es si el Sabadell mejora más de la mano del BBVA o tiene más potencial en solitario.

El accionista manda, es soberano, y será en última instancia quien decida rechazar o dar el sí quiero a BBVA. Es el mercado. Y eso incluye a los fondos de inversión internacionales en el capital de Sabadell y BBVA dice que hay accionistas, entiendo que los relevantes, que han mostrado ya su interés en la oferta de compra. Pero en el grupo de accionistas no podemos prescindir de los minoritarios, que en este caso son muchos. El 48% del capital de la entidad catalana está en manos de pequeños accionistas con una antigüedad media de 9 años. Y ojo, el 75% de los accionistas también son clientes del banco. No veo claro que la mayoría de los minoritarios de Sabadell diga sí a la oferta de BBVA, y quizás por eso la OPA está condicionada a que se acepte por el 50% de accionariado (quizás BBVA se ha metido en el bolsillo a algunos fondos con el canje de esta OPA pero no tiene asegurado el sí quiero de todos los minoritarios).

A la espera de que los accionistas se pronuncien, entiendo el rechazo de Sabadell a la oferta de BBVA en estas condiciones. Otro capítulo aparte es cómo quedaría definido el panorama bancario español si la fusión se produce: tras todas las integraciones del sector financiero de los últimos años, una fusión BBVA-Sabadell supone eliminar a un jugador del terreno de juego, lo que se traduce en menos alternativas para la empresa y el particular, en menos competencia. Solo dejo un dato: si juntamos el negocio en segmento empresas entre 10 y 100 millones de facturación de Sabadell y BBVA en España, la penetración alcanzaría el 80%. Y entonces el banco resultante tendría mayor capacidad de imponer sus precios y las empresas menos capacidad para negociar los costes con el banco.

La posible integración de ambas entidades abre otro frente: el laboral. Cierto que la plantilla de la banca española ha adelgazado mucho desde la crisis financiera que se desencadenó en 2008 y cierto es que una integración de BBVA y Banco Sabadell tendría impacto negativo en el empleo. El creciente uso de la banca online y la búsqueda de rentabilidad son factores clave en ese ajuste de plantillas. Pero lo que me preocupa es que en una integración de este nivel, se prescinda de talento útil. Personas, profesionales de la banca, que con más de 50 años reciban incentivos para abandonar su carrera laboral. Pasa demasiado a menudo en una España que no para de decirle a los jóvenes que tendrán que trabajar más años.

La OPA hostil por Banco Sabadell está lanzada. Ahora es el turno de los accionistas.

Laura Blanco, directora de contenidos de Capital Radio.

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