En los últimos años, España ha sido testigo de una transformación significativa en el uso de los permisos parentales. Lo que comenzó como una iniciativa para fomentar la igualdad de género en el hogar y el trabajo, ha evolucionado hasta convertirse en un cambio paradigmático en la dinámica familiar. El aumento en la duración y flexibilidad del permiso de paternidad ha desencadenado una mayor participación de los padres en el cuidado infantil, superando, por primera vez, a las madres en el uso de este derecho. Es decir, el permiso paterno ya está por delante del permiso de maternidad.
El contexto de la reforma del permiso de maternidad y el permiso de paternidad
La reforma del permiso parental, que comenzó con la equiparación entre el permiso de maternidad y el permiso de paternidad en 2021, tuvo como objetivo principal fomentar la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos. Esta medida fue diseñada para abordar la desigualdad de género en el hogar y en el mercado laboral. Un espacio donde históricamente las mujeres han soportado la mayor carga del cuidado infantil, afectando negativamente su carrera profesional.
Antes de la reforma, el permiso de paternidad en España era significativamente más corto que el permiso de maternidad. Eso, evidentemente, perpetuaba los roles tradicionales de género. Sin embargo, con la implementación de un permiso parental igualitario e intransferible, respaldado por una remuneración al 100%, se estableció un nuevo marco para que ambos progenitores compartieran de manera equitativa las responsabilidades familiares.
El impacto en el uso de los permisos parentales
Desde la equiparación de los permisos en 2021, el número de padres que han optado por hacer uso de su permiso de paternidad ha experimentado un notable incremento, alcanzando un 73,4% en 2022. Este aumento no solo supera las expectativas iniciales, sino que también coloca a España en una posición destacada a nivel internacional en términos de igualdad parental.
El cambio refleja un giro en la mentalidad de la sociedad española. Cada vez más hombres asumen roles activos en el cuidado de sus hijos. Además, el hecho de que un 91,2% de los padres utilicen la totalidad de su permiso muestra un compromiso creciente con la corresponsabilidad en el hogar.
La mayor participación de los hombres en el cuidado infantil no solo tiene efectos positivos en la dinámica familiar. También impacta de manera significativa en el mercado laboral. La “penalización por maternidad“, un fenómeno donde las mujeres se perciben como menos comprometidas con su carrera debido a sus responsabilidades familiares, comienza a diluirse a medida que los hombres asumen un papel más activo en el hogar.
Este cambio reduce la discriminación de género en la contratación y promoción, permitiendo que las mujeres tengan mayores oportunidades de desarrollo profesional. Además, la distribución más equitativa de las responsabilidades familiares promueve un entorno laboral más justo y equilibrado.
El permiso simultáneo, una modalidad poco elegida
A pesar de estos avances, el informe del Instituto de Estudios Fiscales destaca algunos desafíos persistentes. Uno de ellos es el uso simultáneo de los permisos por parte de ambos progenitores. Lo que reduce el tiempo total de cuidado en el hogar. Aunque esta modalidad es común, solo un 20% de los padres opta por fraccionar su permiso, utilizando las semanas obligatorias tras el parto y el resto cuando la madre se reincorpora al trabajo.
Este patrón, aunque comprensible desde una perspectiva práctica, limita la potencial extensión del tiempo de cuidado que podría beneficiar tanto a los niños como a los padres. Para abordar este desafío, los expertos sugieren revisar el diseño del permiso parental, promoviendo un mayor fraccionamiento del tiempo de permiso y facilitando la negociación con los empleadores.
Además, se observa un sesgo de renta en la utilización de los permisos fraccionados. Los padres con menores ingresos son menos propensos a dividir su permiso debido a la falta de capacidad de negociación con sus empleadores. Este hecho subraya la necesidad de políticas que no solo sean igualitarias en el papel, sino también accesibles para todos los sectores de la población.