El indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM) acaba de cumplir veinte años. Se creó en 2004 con el objetivo de servir de referencia para fijar la cuantía de determinadas prestaciones sociales -o el acceso a las mismas- desligándolas del Salario Mínimo Interprofesional (SIM). Dos décadas después la realidad es que su importe, 600 euros mensuales, ha quedado desfasado en relación con el coste de la vida.
El colectivo más afectado por esta situación son las mujeres. Principalmente las paradas de larga duración: ellas representan el 65% de las personas que no han conseguido un nuevo empleo después de dos años. “El IPREM tiene un rol fundamental en el caso de prestaciones por desempleo, ya que fija los montos mínimos que deben ser garantizados a una persona y se van incrementando si tiene vástagos a cargo”, explica Lourdes Pedrazuela, secretaria de Políticas Sociales, Igualdad y Formación de USO.
Este año, la falta de Presupuestos Generales del Estado (PGE) -y el desinterés del Gobierno por hacerlo en otra iniciativa legislativa- impidió la revalorización del IPREM, quedando congelado en los 600 euros de 2023. Para el próximo ejercicio, se anticipa el riesgo de que este indicador quede nuevamente sin actualizar, dada la complejidad política para la aprobación de las cuentas públicas de 2025.
De esta forma, el más de medio millón de paradas de larga duración (más de 24 meses sin empleo) seguirá percibiendo un subsidio por desempleo por una cuantía que los sindicatos estiman insuficiente. Con carácter general, el paro castiga más a las mujeres que a los hombres: ellas suponen el 60% del total; sin embargo, cuando se pone el foco en las personas que llevan dos años sin trabajo, el porcentaje de paradas se eleva al 65%.
"Si tenemos en cuenta que más del 80% de los hogares en situación de pobreza están encabezados por una mujer, el no actualizar el IPREM nos traerá como consecuencia que esas familias reciban un menor ingreso", advierte Lourdes Pedrazuela, que recuerda que las mujeres enfrentan peores condiciones, por la precarización del trabajo feminizado o la parcialidad en sus jornadas de trabajo. "Los hogares a cargo de una mujer (familias monomarentales) se llevan la peor parte, ya que muchos de ellos se encuentran en situación de pobreza", incide.
Este indicador se utiliza para otras prestaciones, como becas escolares, el acceso a viviendas de protección oficial, el bono social y la asistencia jurídica gratuita. Con la reforma del subsidio por desempleo aprobada el pasado mes de mayo y que entrará en vigor el próximo 1 de noviembre, se beneficiarán de esta prestación asistencial -además de quienes han agotado el paro o no tienen derecho a él-, los menores de 45 años sin cargas familiares, trabajadores agrarios eventuales, los españoles emigrantes retornados sin derecho a prestación contributiva o las mayores de 16 años víctimas de violencia de género o sexual.
Insuficiente
La última actualización del IPREM en los PGE de 2023, estableció una cuantía mensual de 600 euros, de manera que el IPREM anual se sitúa en 7.200 euros, aunque en algunos casos se considera con catorce pagas -8.400 euros-. Hasta la reforma de este año, con carácter general, el subsidio por desempleo equivalía al 80% del IPREM, es decir, 480 euros mensuales.
El pasado 20 de junio se convalidó en el Parlamento el Real Decreto-ley de 2/2024 de mejora del nivel asistencial de la protección por desempleo y así, a partir del 1 de noviembre, las nuevas altas cobrarán el 95% del IPREM (570 euros) en los seis primeros meses; el 90% (540 euros), en los seis siguientes; y el 80% (480 euros), en el resto del periodo.
"La entrada en vigor de la norma permite que la prestación del nivel asistencial de desempleo se eleve en 90 euros mensuales al incrementarse su cuantía y que, además, sus perceptores y perceptoras accedan evitando las actuales esperas del mes de demora. Supone un aumento de la protección cuando es más necesaria, en un momento de especial vulnerabilidad en la vida laboral de las personas", subrayó el Gobierno a raíz de la reforma.
Objetivos
Por su parte, los sindicatos coinciden en que la necesidad de actualizar este índice. Según explica a Artículo14 el vicesecretario general de política sindical de UGT, Fernando Luján, "la disociación del IPREM con el SIM ha provocado que hoy este índice no llegue a la mitad del salario mínimo, fijado en 1.134 euros mensuales. Este índice de rentas múltiples debería escalar hasta los 800 euros [lo que supone una subida de más del 30% sobre su cuantía actual] para cumplir con su finalidad, ser una prestación con la que el beneficiario cuente con una ayuda real para sobrevivir".
"Está desfasado y no tiene la cuantía suficiente para garantizar los objetivos para los que fue creado. Y esta situación tiene especial impacto en las mujeres que son quienes más sufren situaciones de vulnerabilidad. Desde UGT, pedimos que el IPREM desaparezca y se adopte un indicador ligado al salario mediano en España de forma que su revalorización sea automática conforme a las subidas de las retribuciones. De esta forma, se evitaría el desfase actual", insiste Luján.
"Es urgente abordar la revalorización del IPREM hasta recuperar el poder de compra que perdió principalmente durante la etapa de recortes sociales durante la etapa de austeridad. Es la referencia que se utiliza para establecer las cuantías de los subsidios de desempleo y acumulaba hasta 2023 una pérdida de poder de compra del 14%, que en 2024 se situará en el entorno del 17%", aseguran desde CC.OO.
"Desde USO defendemos que se siga utilizando el IPREM como indicador. Es una cantidad fija que se puede tener en cuenta desde el 1 de enero de cada año entrante, y que no variaría coyunturalmente como lo puede hacer un índice estadístico", asegura su secretaria de Políticas Sociales. "Sin embargo, lleva muchos años desapegado de la realidad y por eso reclamamos cada año su revalorización, que en esta ocasión, por esas congelaciones, debería ser mayor", explica.
La brecha entre el IPREM y SMI pone a un buen número de mujeres en riesgo, pues no consiguen los ingresos necesarios para vivir y quedan "en ese limbo intermedio en el que no son oficialmente pobres ni en realidad tienen los ingresos necesarios", como gráficamente describe Lourdes Pedrazuela.