El plan de fusión de Indra con Escribano reaviva las dudas sobre un posible conflicto de interés

Indra ha encargado a la consultora KPMG el análisis de una integración con Escribano Mechanical & Engineering, propiedad al 50 % del actual presidente de la compañía de sistemas, Ángel Escribano, y de su hermano Javier

Ángel Escribano aspira a convertir a Indra en el campeón nacional de defensa.
Kiloycuarto.

Dos días después de que el Gobierno anunciara un ambicioso Plan de Defensa, dotado con 10.471 millones de euros y orientado a reforzar la industria nacional, cuyo principal beneficiado es Indra, ha saltado a la palestra lo que venía cociéndose en el sector desde que Ángel Escribano accedió a la presidencia de la compañía: la creación de un campeón de defensa nacional.

El objetivo pasa por ampliar el negocio de Indra a la fabricación de armas, tal y como adelantó Artículo14. El primer germen de esa estrategia sería su fusión con Escribano Mechanical and Engineering (EM&E). Ambas compañías son complementarias, pues hasta ahora la especialización de Indra era la tecnología, mientras que EM&E está volcada en el desarrollo de armamento.

Indra ha encargado a la consultora KPMG una due diligence -una auditoría externa previa a una operación corporativa como una fusión o adquisición- que incluye todas las variables de la eventual operación. De esta forma, se realizará una valoración de ambos grupos y se analizará el modo en el que se podría ejecutar la fusión; previsiblemente, mediante un canje accionarial.

Javier Escribano, presidente de EM&E.
Javier Escribano, presidente de EM&E.
EM&E.

Tras filtrarse la operación en la tarde del 24 de abril, el presidente de EM&E, Javier Escribano, y consejero dominical en Indra, aseguró a El Periódico que “la compañía no está en venta y, desde luego, vale mucho más de mil millones”.

Conflicto de interés

A su vez, el planteamiento de una fusión entre ambas ha reavivado las dudas latentes desde el momento en que Ángel Escribano accedió a la presidencia de Indra sobre un posible conflicto de interés. Cabe recordar que Ángel es copropietario, al 50%, junto a su hermano Javier, de EM&E. Esta compañía, fundada por su padre en 1989 sobre un pequeño taller de mecanizados, es además el segundo mayor accionista de Indra, con un 14,3%. Fuentes de Indra recordaban entonces que Ángel Escribano es accionista en EM&E, pero ha renunciado a todo lo relacionado con la gestión tras su nombramiento.

Escribano accedió al cargo con el beneplácito del Gobierno, a través de la SEPI. Entonces, no fueron pocas las voces que cuestionaron por qué la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no se pronunció sobre este particular, habida cuenta de que Escribano había mantenido una relación comercial con Indra como proveedor y socio estratégico. En el seno del consejo, su nombramiento con atribuciones ejecutivas no contó con el apoyo de todos sus miembros. La tensión en el consejo ha ido en aumento desde entonces, ya que, como informó este medio, algunos de sus miembros -entre ellos el consejero delegado, José Vicente de los Mozos- consideran que una compañía del Ibex 35 no puede entrar en la compraventa de armas.

Quién aprueba la operación

Además de los dos hermanos Escribano (Ángel, como ejecutivo, y Javier, como dominical), en el consejo de Indra, compuesto por 16 miembros, participan su consejero delegado (ejecutivo), tres consejeros de SEPI (28 %), un representante de SAPA Placencia Holding (7,94 %) y otro de Amber Capital (7,24 %). Esta última sociedad se corresponde con el fondo de Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, quien ahora mantiene un pulso con el Ejecutivo por el control del grupo de medios. El órgano de gobierno se completa con un consejero externo y siete independientes.

Ángel Escribano es el presidente de Indra.
EFE/José Manuel Vidal

En una operación como la planteada, para disipar cualquier duda ante un posible conflicto de interés, podría ser preceptivo que Ángel Escribano, como presidente de Indra, y Javier Escribano, como consejero dominical, se abstuvieran en la reunión del consejo en la que debe adoptarse una decisión sobre una eventual integración. “A priori, los hermanos Escribano no podrían votar en el consejo de Indra la compra de EM&E, pues en el fondo es comprarse a sí mismos”, señala una fuente consultada por Artículo14 que prefiere mantener el anonimato.

Otras fuentes, por el contrario, advierten semejanzas con operaciones corporativas en las que los accionistas coinciden. En cualquier caso, los hermanos Escribano deben asegurarse, como posibles administradores afectados por un conflicto de interés, de ser capaces de “probar que el acuerdo es conforme con el interés social en caso de que sea impugnado y que emplearon la diligencia y lealtad debidas en caso de que se exija su responsabilidad”, como así prevé la Ley de Sociedades de Capital.

Valoración

En este sentido, los criterios que sustenten la valoración de Escribano deberán estar bien fundamentados a fin de despejar cualquier duda sobre un posible sobreprecio. Además, al tratarse de una ecuación de canje, ello implicaría una ampliación de capital que, a su vez, diluiría la participación de los minoritarios. “El canje, al final, no es más que el resultado de una valoración. Y ahí está el problema”, añaden las fuentes consultadas.

Camión lanzacohetes SILAM.

Otras voces críticas con la gestión de Escribano en Indra advierten que el valor de EM&E ha crecido en los dos últimos años de la mano del Gobierno. Y ponen como ejemplo más destacado el contrato adjudicado en una UTE con Rheinmetall por casi 700 millones para el suministro del sistema lanzacohetes de alta movilidad (SILAM). Este es uno de los proyectos que Escribano ha desarrollado con la empresa israelí Elbit, con la que viene trabajando desde hace tiempo. En este sentido, fuentes próximas a los hermanos Escribano explican a Artículo14 que la relación es previa a la guerra de Gaza.

Rally en Bolsa

Lo cierto es que el planteamiento de la operación se produce en un contexto óptimo para sus fundadores, que han visto subir el valor de la empresa. En menos de cinco años, Escribano ha pasado de facturar cerca de 45 millones de euros en 2019 a 116 millones, según las últimas cuentas correspondientes a 2023. A su vez, sus acciones en Indra se han disparado más de un 50% en los últimos doce meses.

Al cierre en Bolsa de ayer, a 27,58 euros, su participación en Indra valía 696,71 millones. Aunque para su entrada en el accionariado de Indra los hermanos Escribano tuvieron que endeudarse, la revalorización facilita su posición financiera; además, con cargo a los resultados de 2024, percibirán más de 6,3 millones en dividendos. Indra, como sus pares europeos, vive un rally en Bolsa al calor de las fuertes inversiones previstas en el rearme de la Comisión Europea, al que ha obligado la OTAN.

Apoyo implícito del Gobierno

Esta operación tiene el viento de cola y llega en el momento justo porque se alinea con el objetivo del Gobierno de dotar de masa crítica a Indra, en el propósito de ser la empresa llamada a representar los intereses de España en defensa y armamento. Un reflejo de la importancia que el Ejecutivo le ha dado es que es su primer accionista a través de SEPI, que, preguntado al respecto, rehusó comentar en relación con la operación, y además le ha hecho beneficiario de las mayores inversiones del flamante Plan de Defensa y Seguridad.

La hoja de ruta de Ángel Escribano para convertir a Indra en un gigante de defensa comienza a tomar forma, aunque no está exenta de turbulencias.