La reforma del sistema de pensiones en España, que entrará en vigor en 2025, ha desatado un intenso debate sobre el futuro de la edad de jubilación. Los ajustes anunciados buscan adaptarse a la creciente esperanza de vida y reforzar la sostenibilidad del sistema, pero también plantean desafíos para los trabajadores que deberán planificar cuidadosamente su retiro.
Un aumento progresivo en la edad de jubilación mínima
A partir del 1 de enero de 2025, la edad mínima para acceder a la jubilación anticipada experimentará un incremento. Eso afectará a quienes planean retirarse antes de alcanzar la edad ordinaria. Para aquellos con menos de 38 años y 3 meses cotizados, será necesario esperar hasta los 64 años y 8 meses para optar por la jubilación anticipada.
En cambio, quienes hayan cotizado al menos 38 años y 3 meses podrán seguir retirándose anticipadamente a partir de los 63 años. Este ajuste está vinculado al incremento de la edad de jubilación ordinaria, que también se elevará en dos meses, consolidando así una tendencia hacia retiros más tardíos en línea con el aumento de la longevidad.
Impacto de los coeficientes reductores
Otro de los puntos clave de la reforma son los coeficientes reductores que se aplican a las pensiones en casos de jubilación anticipada. Estos coeficientes, diseñados para penalizar económicamente a quienes se retiran antes de tiempo, se mantendrán rigurosos para quienes no alcancen los 38 años y 6 meses de cotización.
Por ejemplo, un trabajador que decida jubilarse dos años antes de la edad de jubilación ordinaria verá reducida su base reguladora en un 7,40%. Esta penalización, aunque pretende disuadir las jubilaciones prematuras, podría convertirse en una carga significativa para aquellos que no cuentan con una planificación financiera sólida o que enfrentan dificultades para mantenerse en el mercado laboral en los últimos años de su carrera.
¿Un modelo en línea con Europa?
España no está sola en su decisión de ajustar la edad de jubilación. Muchos países europeos han adoptado medidas similares para adaptar sus sistemas de pensiones al envejecimiento de la población y al aumento de la esperanza de vida. Francia, Alemania e Italia, entre otros, han optado por elevar gradualmente la edad mínima de retiro y endurecer los requisitos para la jubilación anticipada.
Sin embargo, estas reformas suelen generar resistencia social. Los críticos argumentan que las medidas pueden perjudicar a los trabajadores de sectores más exigentes físicamente o a aquellos que enfrentan condiciones laborales precarias, quienes suelen ser los primeros en optar por la jubilación anticipada debido al desgaste acumulado.