El próximo 1 de noviembre se cumplirán cinco años desde que Christine Lagarde (París, 1966) asumió la presidencia del Banco Central Europeo (BCE), convirtiéndose en la primera mujer en ocupar este cargo. Ser la primera mujer en una posición de liderazgo no es nuevo para ella.
Lo consiguió en el sector privado, donde empezó su carrera, cuando en 2004 fue nombrada presidenta del Comité Estratégico Mundial de Baker & McKenzie. Y en el ámbito público, al ser la primera mujer en representar a un país en el G-7 en 2007 como ministra de Economía y Finanzas de Francia. Y en 2011, cuando tras este breve paso por la política, fue designada directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Una vez más, la primera mujer en ocupar este cargo.
Es sin duda un ejemplo inspirador para las mujeres, un modelo de cómo pueden romperse los techos de cristal con tenacidad. En su caso, y así lo ha reconocido en diversas entrevistas, su determinación ha venido marcada por la resistencia y la exigencia asociada a la competición en el equipo francés de natación sincronizada. Su resiliencia queda resumida en una frase de su entrenador, que le ha acompañado a lo largo de toda trayectoria profesional: “aprieta los dientes y sonríe”.
Firme defensora de la necesidad de seguir avanzando en la igualdad de género siempre ha estado determinada a facilitar el ascenso a esa montaña que -como ella misma ha reconocido- es demasiado empinada. Desde el FMI, ha intervenido en favor del empoderamiento de la mujer a través de tres pilares: la educación de las niñas, el desarrollo de su verdadero potencial en el mundo laboral y el impulso al liderazgo femenino. Sin perder la perspectiva del gran número de mujeres que viven marcadas por la pobreza, el racismo y la violencia.
Hoy está convencida de que para alcanzar la cima hace falta un “poquito” de ayuda. De ahí, que defienda el establecimiento de cupos y objetivos de género. Y así lo ha hecho también en el BCE. A los seis meses de su llegada, el Banco lanzó un nuevo modelo de objetivos para lograr la igualdad de género en todos los niveles.
“Queremos que el equilibrio entre hombres y mujeres sea ahora la norma y no una revolución contra la que luchar más adelante”, afirmaba. En estos momentos, el objetivo de la entidad, que se evaluará este año, pasa por aumentar la presencia de mujeres en toda la organización, con la meta de llegar a una horquilla de entre el 40% y el 51% en 2026. Dejará huella de este legado en su mandato.
Hazte valer
El pasado 8 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer en un post en X compartió tres consejos profesionales a las mujeres: arriésgate, hazte valer y mira a largo plazo. Es una mujer del siglo XXI y, prácticamente, a diario publica en las redes sociales. Desde 2011, está presente con perfil propio en X, y acaba de desembarcar en Threads, la nueva red social de mibroblogging de Instagram.
We have made progress on gender equality, but better is not good enough.
Today, on International Women’s Day I spoke about the importance of closing the gap at the Professional Women’s Network’s Global Summit. pic.twitter.com/JnTkwVjet4
— Christine Lagarde (@Lagarde) March 8, 2024
Y lo hace con el estilo personal que la caracteriza, transmitiendo feminidad con sobria elegancia, en sintonía con su alta responsabilidad pública. Al frente del BCE tiene como principales objetivos mantener la estabilidad de los precios -en una tasa de inflación del 2% a medio plazo- y la supervisión del sistema bancario.
Es precisamente la contención de la subida de los precios tras la pandemia y la guerra en Ucrania la que mantienen en el punto de mira de la actualidad a su presidenta. En junio de 2022, el Banco Central Europeo acordó su primera subida de tipos de interés en once años, situándola en el 0,25%; y tras diez subidas consecutivas alcanzó el 4,5% en septiembre de 2023, cota en la que se mantiene actualmente después de que el pasado jueves la entidad decidiera no hacer ningún cambio.
Prudencia
Como ya hiciera en el pasado en el FMI, marcando el `tempo’ en la aplicación de las medidas más restrictivas tras la crisis financiera de 2008 con políticas de mayor gasto social; ahora Europa está pendiente de cómo marca de nuevo el compás. Tras la estabilidad de los precios en los últimos meses, se anticipa una rebaja de los tipos en junio.
Pero en este caso, la decisión del cuándo también vendrá guiada por esta impronta de prudencia que caracteriza al BCE con Lagarde al frente. Lo dijo recientemente recordando a Marie Curie: para superar los altibajos de la vida “debemos tener perseverancia y, sobre todo confianza”.
De esta forma, el BCE sigue firme en una política de contención de la inflación y ha optado por mantener los tipos de interés hasta que haya consistencia en los indicadores y exista la confianza suficiente para emprender el camino de vuelta. Aunque como también ha advertido su presidenta, el hecho de que pueda haber una primera bajada en junio no significa que haya un compromiso a una senda descendente continuada. “De aquí al 2025, habrá altibajos”, advirtió Lagarde en su comparecencia del jueves.
Lo que decida el BCE, marcará nuestra economía y, sin duda, no pasará desapercibido para aquellos que tienen una hipoteca variable. Llevar la batuta de la economía europea requiere una capacidad de liderazgo global teniendo en cuenta que las mujeres -como ella misma ha señalado- “tienden a tener cualidades especialmente beneficiosas en momentos de tensión”.
Lo sabe bien alguien que ha convivido con ella a lo largo de toda su trayectoria en las más altas esferas de toma de decisiones, pero que, gracias a la tenacidad y la disciplina de una deportista, ha culminado en la cumbre. En su pasión por el deporte, este verano Largade ya tiene una cita reservada en su agenda. Tiene intención de no perderse la inauguración de los Juegos Olímpicos en París y la final de natación sincronizada. Quizás entonces, con la inflación ya controlada, sea el momento de sonreír sin apretar los dientes.