Lina Pérez es la directora de Recursos Humanos de iryo, compañía de trenes de Alta Velocidad, en la que acaba de firmar un importante convenio colectivo. El pasado 13 de junio, tras un año y medio de operaciones, se firmó el primer Convenio Franja del personal de conducción de iryo, con el Sindicato de Maquinistas y ayudantes Ferroviarios (SEMAF) con vigencia hasta 2026.
1) ¿Cómo llega a las vacaciones?
Una directiva llega a las vacaciones con la satisfacción del deber cumplido por haber logrado algún reto importante para la compañía después de meses de esfuerzos compartidos. En mi caso particular, la firma de un importante convenio colectivo tras un año de dura negociación y arduo trabajo que ha significado estabilizar las relaciones laborales de la compañía y conseguir condiciones beneficiosas para ambas partes.
Cuando se acercan las vacaciones experimento muchos sentimientos. Por un lado, siento alivio y anticipación positiva; también sensación de relajación para recargar energías y mirar las cosas desde otra perspectiva, además de la expectativa de poder disfrutar tiempo de calidad con familiares y amigos que quedaron postergados.
También experimento momentos de lógica preocupación por las tareas pendientes, aunque delego responsabilidades con tranquilidad porque confío plenamente en que mi equipo manejará la situación de forma coordinada y eficaz. Esto también hace que sienta orgullo y satisfacción porque veo que mi equipo funciona de manera autónoma y eso indica que he logrado implementar un entorno de trabajo eficiente y resiliente.
De todas formas, no soy una persona que se desconecte del todo y suelo mantener cierta alerta por la posibilidad de que surjan problemas importantes que requieran mi intervención durante las vacaciones. En resumen, podría decirte que llego a las vacaciones cansada, sí, pero con la alegría de haber cumplido con metas y proyectos clave.
2) En estos días de vacaciones, ¿pensará en el trabajo y aprovechará para preparar el regreso o hará una desconexión total?
Lo intento cada año, pero me cuesta desconectar completamente durante las vacaciones. Con frecuencia pienso en la planificación de los proyectos pendientes de ejecución en el último cuatrimestre.
Tanto es así, que reservo una parte del día para leer el correo y llamar a mis colaboradores por si surge algún tema imprevisto. Pero, con el transcurso de los días, se va mitigando el estrés residual, apoyado también por el hecho de poder contar con un equipo en el que puedes delegar responsabilidades y que funciona de forma sólida. Esto es una garantía y hace que pueda desconectar digitalmente en muchos momentos, clave también en esta época del año.
3) ¿Qué recomendaría no dejar de hacer durante los días de vacaciones?
Lo primero que recomiendo es practicar el autocuidado, dormir lo necesario, recuperar energías, alimentarse de forma saludable y hacer ejercicio todos los días, mantenerse activo con cualquier actividad. A mí, por ejemplo, me gusta mucho caminar…
También es maravilloso explorar nuevos lugares; y no me refiero sólo a hacer la maleta y viajar, sino a explorar rincones cercanos y desconocidos. Pero, sobre todo, mi mejor recomendación es pasar tiempo de calidad con las personas que quieres, fortalecer tus relaciones con ellas, revivir recuerdos y sorprenderlas con algo nuevo.
4) ¿Qué actividades o aficiones le ayudan a desconectar del trabajo? ¿Cuáles serán las de este verano?
Me gusta pasar tiempo en contacto con la naturaleza, al aire libre, en la playa, en el campo o en el parque. Para mí, es como reconectar con mi esencia. En el campo siempre me apunto a excursiones y caminatas. En Cádiz hay una playa casi virgen, la playa de Camposoto que une San Fernando y Sancti Petri y en la que puedes perderte y reflexionar ante la inmensidad del mar. Es un lujo.
Y, bueno, me encanta bailar. Es, además de una afición muy divertida, un buen método de relajación muscular para reequilibrarte y disfrutar de la mejor música.
5) ¿Qué libro está esperándole estos días? ¿Cómo lo ha elegido?
Voy a leer “El mundo de ayer. Memorias de un europeo” de Stefan Zweig. Me lo ha recomendado mi marido, lector empedernido. Es una obra autobiográfica que ofrece una visión profunda y nostálgica del mundo europeo anterior a la Segunda Guerra Mundial, muy en línea con los últimos sucesos que estamos viviendo.