SEGREGACIÓN HORIZONTAL

Muchas médicas y pocas urólogas. Una especialidad masculinizada

“Muchas veces hay que explicar, incluso nosotras las doctoras, que también vemos a mujeres y que la urología no sólo trata hombres"

Carmen González Enguita, jefa del Servicio Corporativo de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid
Carmen González Enguita, jefa del Servicio Corporativo de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid Artículo14

Entramos en la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. El murmullo que se escucha es femenino. Las aulas están repletas de futuras médicas. Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad correspondientes a 2023, el 70,6% de los estudiantes matriculados en esta carrera son mujeres.

Sin embargo, hay todavía algunas especialidades en las que la presencia femenina es pequeña. En el caso de la urología, el porcentaje de mujeres que ejercen la profesión en la Comunidad de Madrid suponen un 29% según los últimos datos de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas. Jefas de sección solo hay un 4,7%. Son una excepción.

Elena Seguí Moya tiene 34 años y ejerce en Edimburgo, en el Western General Hospital. “Afortunadamente, cuando yo empecé la especialidad en 2016 ya había bastantes mujeres a mi alrededor”. Hay una concepción errónea de que la urología solo trata hombres. “Muchas veces hay que explicar incluso que nosotras también vemos mujeres y que la urología no sólo trata hombres. Creo que tenemos que hacer mucha publicidad, en el buen sentido de la palabra, de lo que es la Urología a la población general”.

Y solo ha sufrido una experiencia machista en toda su carrera profesional de un paciente que la rechazó por el hecho de ser mujer. “Cuando trabajaba de adjunta en un hospital comarcal con un paciente de otro país, cultura y religión, no quiso ser atendido por una mujer. En general, los pacientes que he tratado han actuado de una manera completamente normal al verme en la consulta. Quizá se sorprendían más por la juventud que por el propio hecho de ser mujer”.

Especialidades encasilladas

Pero considera que todavía hay muchas cosas que deben cambiar. “Para empezar, esa mentalidad de encasillar al hombre o la mujer en determinada especialidad. Por otra parte, las sociedades científicas de especialidades con menos número de mujeres deben ser conscientes de ello y trabajar en ello. Si cada vez hay más mujeres que estudian medicina y la especialidad no se elige por una razón de “es que es de hombres” claramente con los años vas a tener un déficit de médicos especialistas en esa área. ¿Cómo mejorar esto? Con referentes. Las mujeres deberían participar más en los Congresos, con ponencias, moderaciones. Los artículos científicos deberían contener mayor número de autoras. Las estudiantes de medicina deberían poder ver más mujeres operando. Y para eso necesitamos el apoyo de los hombres, codo con codo. No se trata de excluir a nadie si no de integrar, de colaborar y, por qué no, de ceder. Es algo que los hombres también deberían ser conscientes”.

Carmen González Enguita es una eminencia en su especialidad. Es jefa el Servicio Corporativo de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y profesora asociada en la Universidad Autónoma de Madrid. “La especialidad de Urología ha sido siempre, históricamente absolutamente masculina. Yo fui la primera MIR que hizo Urología en el hospital donde me formé, el Hospital Miguel Servet de Zaragoza (1986-1990). Por aquel entonces no conocía a ninguna mujer que hubiese elegido la especialidad de Urología. Con el tiempo conocí a alguna que años anteriores me había precedido, en otros hospitales del país. Eran ejemplos aislados y puntuales, hechos y situaciones anecdóticas para la comunidad de urólogos de aquellos años”.

Estereotipos médicos

Siempre se han identificado algunas especialidades como la neurocirugía o la traumatología con el hombre y otras, como la pediatría, se han considerado tradicionalmente más propias de la mujer. “Especialidades como la pediatría donde se presume que los profesionales de la salud, en nuestro caso los médicos, deben de reunir valores o cualidades más focalizadas en la atención y el cariño, se piensa que las mujeres son más adecuadas para ser elegidas, ya que poseen esos valores que nos califican de manera predominantemente. Así como esas otras especialidades no quirúrgicas, con menos contacto con el paciente, no tan exigentes …. a las que se presume erróneamente una responsabilidad de menor grado, se identifican como más adecuadas para ser elegidas por las mujeres. Lo único que se requiere es estar bien formadas, bien preparadas, haber estudiado mucho y seguir, seguir estudiando y trabajando a fondo”.

Y para lograr esa igualdad de género se necesita educar desde la infancia, con mentores “que permitan guiar a los estudiantes en la elección de la especialidad o apoyo institucional con recursos específicos para mujeres interesadas en áreas tradicionalmente dominadas por hombres” y con referentes como ella, que inspiren a otras jóvenes estudiantes y que destaquen en la profesión.