Moraleda, Frew, Luglini o Grange: las mujeres que rearman Europa

Amparo Moraleda (Airbus), Anita Frew (Roll Royce), Raffaella Luglini (Leonardo) o Marjolaine Grange (Safran) son algunas de las mujeres destacadas en un sector que tiene la paridad como un objetivo pendiente

De izq. a dcha, Amparo Moraleda (Airbus), Anita Frew (Roll Royce), Raffaella Luglini (Leonardo) y Marjolaine Grange (Safran).
De izq. a dcha, Amparo Moraleda (Airbus), Anita Frew (Roll Royce), Raffaella Luglini (Leonardo) y Marjolaine Grange (Safran). Kiloycuarto.

Cuando echó a andar la nueva Comisión Europea, el lituano Andrius Kubilius, comisario para la Defensa y el Espacio, y la estonia Kaja Kallas, alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores, recibieron un encargo. Redactar un libro blanco de la industria de defensa y aeroespacial europea: recoger todas las necesidades y desafíos que el sector presenta y concretar recetas y respuestas a ellos.

La medida fue bien recibida por patronales como la ASD, que a finales del año pasado recordaba que el bloque acumula un déficit de gasto en defensa de 1,8 billones de euros. “Un gasto de defensa de entre el 2,5% y el 3% del PIB, al menos 100.000 millones del marco financiero plurianual de la Unión, es el mínimo indispensable para empezar a reconstruir nuestras capacidades militares e industriales”, resumía la organización empresarial. “De hecho, se necesitaría mucho más para compensar nuestra pasada complacencia”.

El reto de la igualdad

El informe no está listo, pero Kubilius tiene prisa. “El tiempo se agota”, reconocía en diciembre. El comisario no quiere que los Veintisiete esperen a 2028, momento en el que entrará en vigor el nuevo presupuesto a largo plazo de la Unión Europea, todavía por definir. En realidad, no habrá que esperar: las exigencias de Trump a los países miembros de la OTAN, el consenso concitado en la Conferencia de Seguridad de Múnich de hace unas semanas, o la cumbre de emergencia del pasado lunes convocada en París dan cuenta de que los tiempos y las prioridades han cambiado, por no hablar del gran elefante en la habitación: las nuevas negociaciones dirigidas por Trump y Putin en torno a Ucrania.

Todo esto se ha trasladado a los mercados. El índice Stoxx Europe Aerospace & Defense rompió sus récords alcanzando los 2.022,02 puntos en la sesión del 18 de febrero. El índice, en el que están representados algunos titanes de la industria europea (Airbus, Safran, Thales Group, Leonardo) duplica con creces el valor en el que oscilaba antes de la invasión de Ucrania.

El sector tendrá que responder a varios desafíos. La propia Airbus, hace apenas unos meses, anunció planes para recortar hasta 2.500 puestos de trabajo por las dificultades en su segmento espacial, “muy afectado por la interrupción de las cadenas de suministros” o “los rápidos cambios en la guerra”. “Esto requiere que seamos más rápidos, eficientes y competitivos”, adujo entonces Mike Schoelhorn, director ejecutivo de la rama de Defensa y Espacio del fabricante transeuropeo.

Otro reto es el de acercar la paridad. El sector, prominentemente tecnológico, está muy masculinizado. Un sondeo conducido por la Comisión Europea en 2022 a 14.000 trabajadores de la industria constataba que solo entre el 10% y el 29% de los puestos ejecutivos los ocupan mujeres, infrarrepresentándolas. También el 43% de los encuestados reconocían que en sus empresas no había ninguna mujer en ningún alto cargo.

Poca paridad

Lo cierto es que en la industria europea la presencia de mujeres en consejos de administración o comités ejecutivos es irregular. En empresas francesas, como Safran -105.650 millones de euros en capitalización bursátil- o Thales Group -37.940 millones- hay paridad, pero se puede explicar por la presencia de consejeras representantes de los trabajadores (los comités de empresa).

Eso no impide que haya consejeras como Monique Cohen, que también preside la comisión de nombramientos de Safran, o Anne-Marie Hunot-Schmit, que además de consejera en Thales es directora de Gestión de Riesgos de la compañía.

De los grandes players del sector analizados por Artículo14, sólo una mujer preside un consejo de administración. Es el caso de Anita Frew, presidenta en el consejo de administración de la británica Rolls-Royce. El de Frew es uno de los pocos nombres propios femeninos que sobresalen en esta industria. Es, en síntesis, una de las pocas pioneras que abren camino en un sector llamado a rearmar el Viejo Continente.

Por ejemplo, en el consejo de administración de Airbus, compuesto por doce personas, solo cuatro son mujeres. Catherine Guillouard, Claudia Nemat, Irene Rummelhoff o la española Amparo Moraleda, también clave en la remodelación de CaixaBank, son algunos de los nombres propios.

En los comités ejecutivos

Hay disparidad en los consejos de administración. Salvando las excepciones francesas, la norma es que la presencia femenina se reduzca en torno a un 20% o a un 30%. Un buen ejemplo de ello es la sueca Saab, donde las mujeres son solo el 23,5% de su consejo de administración.

Tanto de lo mismo sucede en los comités ejecutivos. También hay nombres propios, pero son pocos. En la francesa Safran solo tres mujeres forman parte del equipo de gestión: son el 16,7% del total. Son Marjolaine Grange, vicepresidenta de Industria y Compras, Kate Philipps, responsable de Comunicación, o Karine Stamens, presidenta del Comité de Cumplimiento y Ética.

Algunos nombres se llegan incluso a repetir entre empresas. Por ejemplo, Raffaella Luglini es la jefa de Sostenibilidad en el comité ejecutivo de Leonardo, la mayor firma italiana de defensa, con una valoración bursátil de 20.190 millones de euros. Luglini también tiene un asiento en el consejo de administración de Hensoldt AG, una firma alemana.

Las compañías germanas que forman parte del Stoxx Europe Aerospace & Defense se caracterizan por tener unos comités ejecutivos muy adelgazados. Los casos de Rheinmetall o MTU Aero Engines reflejan dos comités ejecutivos de cuatro personas cada uno, en las que una de ellas es una mujer. Son Ursula Biernert-Kloß, directora de Relaciones Industriales en el primer caso, y Silke Maurer, jefa de Operaciones, en el segundo.

Y en España

Indra aspira a ser el campeón nacional de la defensa y aunque es un contratista consolidado de la administración, también es verdad que su valoración bursátil, de 3.280 millones de euros, dista de poderse comparar con los titanes europeos.

Los recientes movimientos en la cúpula de Telefónica, con la salida de Marc Murtra de Indra para ser nombrado presidente ejecutivo en la teleco en sustitución de José María Álvarez-Pallete, ha desencadenado también cambios en Indra. En sustitución de Murtra, Ángel Escribano ha sido designado nuevo presidente de Indra. Escribano venía de EM&E, una de las principales firmas del sector de la defensa en España que superó los 300 millones de euros en 2024 y suma más de 1.300 trabajadores.

Será el hermano de Ángel Escribano, Javier Escribano, quien asuma las responsabilidades al frente de EM&E, una compañía donde también han habido nombres propios femeninos, como el de Teresa Cabezón y Belén Feu. La primera es desde el año pasado directora  comercial en Indra, mientras que Feu es desde 2023 la directora de Tecnología de EM&E.

Indra, por ahora, enfrenta un desafío similar al del resto del sector europeo. El actual consejo de administración, con 16 miembros, solo tiene cinco mujeres. En el último informe de Gobierno Corporativo, Indra manifestaba su intención de seguir “trabajando para alcanzar, al menos, el 40% de consejeras del total de miembros del consejo”.

Como señalaba Karin Johnston, de Women in International Security y profesora adjunta de la American University, “la diversidad de voces aporta diferentes perspectivas y formas de tomar decisiones. Si todos son blancos y hombres, puede que todos lleguen a la misma conclusión simplemente porque todos piensan igual”. Y este es el riesgo que se refleja en el sector de la defensa.

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