Que las mujeres sigan dejando de lado las carreras STEM, aquellas que involucran la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, es una mala noticia para conseguir cerrar la brecha de género en el empleo. En un país como España, el cambio tecnológico podría agrandar aún más la diferencia ya existente.
El interés de las españolas por este tipo de estudios STEM es especialmente bajo, como confirma la última estadística de Eurostat sobre mujeres en carreras STEM. España figura a la cola de los veintisiete con una participación femenina en estos estudios del 27,6%, frente al 42,6% de Francia o al 36,3% de Portugal. Para las que acaban de examinarse de la EBAU, quizás es tarde, porque su vocación profesional ya está orientada, pero sería interesante que las niñas y adolescentes pudieran reflexionar sobre qué significa para su futuro dejar de lado las materias STEM.
“Las mujeres representan alrededor de un tercio de los estudiantes STEM. La brecha de género en estos estudios no es exclusiva de España. Sin embargo, resulta preocupante que, a pesar de los esfuerzos para promover los estudios STEM entre niñas y adolescentes, se hayan logrado pocos avances en las últimas dos décadas”, constata el trabajo ‘IA y tecnología digital: brechas de género en la educación superior‘ de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
Este análisis -realizado por José Ignacio Conde-Ruiz (Fedea), Juan José Ganuza (Funcas), Carlos Victoria (UCM) y Manu García (Washington University in St. Louis)- advierte de que las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial (IA) son una amenaza para la empleabilidad de las mujeres partiendo de la educación, especialmente la universitaria. Y este riesgo viene por una doble vía.
Por un lado, el peligro de que sus oportunidades laborales se vean reducidas por la sustitución de nuevas tecnologías, en lo que los autores del estudio identifican como titulaciones expuestas a un alto índice de Intensidad de Tareas Rutinarias (RTI, por sus siglas en inglés). Y por otro, el hecho de que ellas no participan en las titulaciones con mayor potencial -una alta exposición a la inteligencia artificial-, que les impedirá beneficiarse de las oportunidades de empleo y mejores salarios que este tipo de profesiones conlleva.
“Las titulaciones con mayor representación femenina tienen un mayor grado de rutinización y una menor complementariedad respecto a la IA. Estas diferencias dan lugar a una brecha cuando agregamos a toda la población, una brecha que es persistente en el tiempo”, advierten, a la vez que inciden en que “los resultados indican que el cambio tecnológico puede ampliar las actuales brechas laborales y de género“.
En detalle, profesiones rutinarias
“Un título universitario con un alto índice RTI significa que es probable que los estudiantes terminen en ocupaciones con una alta proporción de tareas rutinarias y, en consecuencia, un alto riesgo de ser reemplazados por la tecnología. Por el contrario, un título universitario con un alto índice de exposición a la IA significa que es probable que los estudiantes trabajen en ocupaciones complementarias a la IA, lo que puede conducir a un aumento de su productividad y mejores resultados laborales”, resume el informe, que identifica las tareas rutinarias que la economía digital puede automatizar.
Estudios universitarios con alta presencia de mujeres, como relaciones laborales (ellas suponen el 84%, según datos del curso 2022-23), información y documentación (61%) o gestión y administración pública (55%) tienen un riesgo alto de contar con procesos de automatización. En el polo opuesto, se sitúan estudios donde ellas son minoría, como ingeniería en ciencias de la computación (12%) o desarrollo de software y aplicaciones (14%).
“Es preocupante la relación positiva entre la proporción de mujeres y el índice RTI, ya que muestra que los estudios con una sobrerrepresentación de mujeres pueden tener un mayor riesgo de ser reemplazados por nuevas tecnologías”, señala el estudio.
Exposición a la Inteligencia Artificial
Partiendo de la evidencia empírica de que las carreras con mayor exposición a la inteligencia artificial tienen un mayor porcentaje de titulados trabajando y, a su vez, un mayor número de graduados con salarios más altos, la posición de las mujeres es desazonadora. "Hemos demostrado una relación positiva entre la exposición a la IA y los resultados laborales. Por esta razón, la relación negativa entre la proporción de mujeres y el Índice de IA es preocupante, ya que podemos interpretar este resultado en el sentido de que los estudios con una sobrerrepresentación de mujeres pueden tener menos complementariedades con las nuevas tecnologías", avisa el trabajo.
Analizado el problema, la pregunta es cómo revertir esta situación y lograr embarcar a las mujeres en titulaciones universitarias que ayuden a cerrar la brecha de género. Para los autores de este trabajo, dado que los esfuerzos de las dos últimas décadas para captar a las mujeres hacia los estudios STEM no han dado los resultados esperados, debe buscarse una vía alternativa.
"Una estrategia complementaria y quizás más factible es modificar los estudios de pregrado, en general, para adaptarlos al cambio tecnológico y, en particular, adaptar aquellos con sobrerrepresentación de mujeres a cambios de perfiles profesionales, reduciendo la rutinización y aumentando la complementariedad con las nuevas tecnologías, especialmente con IA", sugieren.
Como concluyen los autores, "este análisis es una especie de instantánea estática, dado el estado actual de la tecnología y los patrones de empleabilidad de los títulos, pero el resultado es claro y debería hacernos reflexionar". Y muy especialmente en momentos como el actual en que las estudiantes deben formalizar sus matrículas universitarias.