Las mujeres son minoría en la Formación Profesional. Representan el 29,5% del alumnado en la FP básica, el 45,1% en el grado medio y el 48,9% en el grado superior. Pero sí son mayoría en determinadas familias profesionales como Imagen personal o Gestión y Sanidad mientras que los hombres copan, por ejemplo, Electricidad y Electrónica, Mecánica o Transporte.
Nerea Arredondo tiene 19 años. Estudió el grado medio de Estética y ahora cursa el grado superior, otros dos años. Eligió la formación profesional porque tiene, dice, más salidas. “Haces prácticas, estás dada de alta en la Seguridad Social y al final tienes una experiencia laboral que es lo que te exigen en muchas empresas”.
Cuando estudiaba la ESO, había solo en torno a un 20% de estudiantes en su clase que se planteaba cursar la FP. Lo que significa que el 80% restante, la gran mayoría, pensaba que la mejor opción de futuro era una carrera universitaria. Y reconoce que todavía sobrevuela una especie de estigma, de mala reputación, sobre la formación profesional y que ella misma ha sufrido algún comentario negativo de familia o conocidos. “Por familiares y gente sí he percibido esa sensación de que les parece menos importante respecto a una carrera y he sido comparada negativamente con gente que quería estudiar en la universidad”.
Sandra Cepeda tiene seis años más que Nerea. Son compañeras de clase en el grado superior. Ella terminó la ESO y empezó a trabajar y a los cinco años regresó a las aulas para estudiar FP. “Me di cuenta de que quería formarme en algo que me gustara como la estética y a los cinco años de trabajar empecé de nuevo a estudiar un grado medio. Tenía poca información sobre la FP, un poco de oídas sobre las salidas que tiene, y sobre el curso para ver si me iban a gustar las asignaturas y cómo eran”.
Ella coincide con Nerea en que estudiar una carrera está mejor visto. “Porque supuestamente te prepara más y se ve algo por encima que cualquier curso o FP. Sí que es verdad que hay una parte buena en la FP relacionada con la búsqueda de empleo, como ahora las empresas piden tanto la experiencia, al estar ya haciendo prácticas pues tienes una oportunidad de que te contraten allí, que te recomienden o que conste en tu currículum que tuviste algo de prácticas”.
De los 30 alumnos que son en clase, todas son mujeres.
Según datos que maneja Alonso Gutiérrez, secretario de Política Educativa e Infancia de FECCOO, las mujeres suponen en total el 46% del alumnado en la FP, dos puntos más que por ejemplo hace cuatro años. “Sin embargo, si acercamos la mirada, las mujeres están claramente infrarrepresentadas en las matriculaciones en los grupos de las familias profesionales STEM (9,8%), Industriales (5,6%), TIC (5,8%), Verdes (5,2%). En este contexto, la presencia de las mujeres en la Formación Profesional, perpetua los estereotipos sociales de género. Así, las mujeres matriculadas en FP son claramente mayoría en Imagen Personal, Servicios Socioculturales y a la Comunidad, Textil, Confección y Piel, Administración y Gestión y Sanidad”.
Se ha incrementado la matriculación de las mujeres en la FP a distancia, que podría estar en conexión con la mayor facilidad de ofrecer este tipo de enseñanzas con la compatibilidad de las actividades de los cuidados, “claramente feminizados y permiten una mejor conciliación de la vida familiar y laboral. En la enseñanza a distancia el porcentaje de mujeres supera al de los hombres en los dos niveles (65,7% en Grado Medio y 61,7% en Grado Superior)”.
Se repiten unos roles que las mujeres y los hombres reciben a lo largo de la infancia hasta que tienen que elegir profesión. “Lo que parece una libre elección de profesión no lo es, pues los gustos y preferencias, que aparentan ser elecciones totalmente libres, están, en realidad, condicionados y determinados por esa identidad de género, lo que explica en gran parte la tendencia a elegir profesiones que son una prolongación de los roles tradicionalmente asumidos por mujeres”, explica Alonso Gutiérrez.
Aunque Nerea y Sandra han percibido cierto rechazo social por decantarse por la Formación Profesional, como si se tratara de una especie de estudios de segunda categoría, algo empieza a cambiar. “Esa concepción está desapareciendo. Sin embargo, persisten otros problemas como la mayor dificultad a la hora de encontrar plazas públicas de Formación Profesional, la mayor complejidad en el proceso de matriculación, o la alta competición en el acceso a ciertos estudios, como los relacionados con la mecánica de aeronaves. Estas circunstancias han favorecido el incremento de la oferta privada de Formación Profesional”, según el secretario de política educativa de CC.OO. El objetivo es adaptar las titulaciones y que nadie se quede fuera del sistema público. Y que las mujeres comiencen a elegir con mayor libertad sobre su futuro.