La economía española atraviesa un momento delicado, a pesar del cohete que afirma pilotar Pedro Sánchez. Las subidas salariales son insuficientes. Los ciudadanos se enfrentan a una disminución constante de su poder adquisitivo. Este fenómeno, conocido como empobrecimiento relativo, se debe a que el aumento del salario no compensa el de los precios, especialmente en productos y servicios básicos como la energía, los alimentos y la vivienda. La situación ha dejado a millones de españoles en una posición de vulnerabilidad económica que no se veía desde la crisis financiera de 2008.
En los últimos años, la inflación ha golpeado con fuerza la economía global. España no ha sido la excepción. En 2023, la tasa de inflación alcanzó niveles nunca vistos en décadas, impulsada por una combinación de factores, incluyendo la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania, las interrupciones en las cadenas de suministro globales y el aumento de los costes de producción. A pesar de los esfuerzos del Banco Central Europeo para controlar la inflación mediante el aumento de los tipos de interés, los precios siguen subiendo y erosionando el valor real de los salarios.
El impacto de la inflación en los hogares y la pérdida del poder adquisitivo de los españoles
Para los hogares españoles, la inflación ha significado una reducción significativa de su capacidad para adquirir bienes y servicios. El poder adquisitivo de las familias ha disminuido. Muchos se ven obligados a ajustar sus hábitos de consumo, priorizando las necesidades básicas sobre otros gastos. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que, en 2024, el gasto en alimentación y vivienda representa un porcentaje cada vez mayor del presupuesto familiar y deja menos margen para el ahorro o el gasto en ocio.
Este empobrecimiento se siente con especial intensidad entre las clases medias y bajas. Aunque los salarios han aumentado en términos nominales, estos incrementos no han sido suficientes para seguir el ritmo de la inflación. Por ejemplo, mientras que los sueldos han subido un 3% en promedio, los precios de los alimentos básicos han registrado aumentos de hasta el 10%. Lo que ha obligado a las familias a hacer recortes en otras áreas o incluso a recurrir al endeudamiento para llegar a fin de mes.
¿Cuál es la situación del mercado laboral en España?
El mercado laboral español, que tradicionalmente ha estado marcado por altas tasas de desempleo y precariedad, también contribuye a la pérdida de poder adquisitivo. Aunque la tasa de paro ha disminuido en los últimos años, gran parte de los empleos creados son de baja remuneración y con contratos temporales. Eso impide a los trabajadores acumular ahorros o mejorar su situación financiera a largo plazo. Además, la falta de negociación colectiva efectiva ha limitado la capacidad de los trabajadores para exigir salarios que reflejen el aumento del coste de vida.
El salario mínimo interprofesional (SMI) ha experimentado varias subidas en los últimos años y asciende a los actuales 1.080 euros mensuales en 2024. Sin embargo, estas subidas no han sido suficientes para compensar la pérdida de poder adquisitivo. Particularmente, en las regiones donde el coste de vida es más alto, como Madrid, Cataluña y el País Vasco. La situación ha generado una creciente desigualdad territorial, donde los trabajadores en regiones menos desarrolladas enfrentan aún mayores dificultades económicas.
¿Cómo revertir la pérdida de poder adquisitivo en España?
El gobierno ha implementado varias medidas para intentar mitigar el impacto de la inflación en los ciudadanos, como la reducción del IVA en algunos productos básicos y la congelación de los precios de la energía. No obstante, estas políticas han sido criticadas por su alcance limitado y por no abordar las causas estructurales de la pérdida de poder adquisitivo. Los economistas advierten que, sin una reforma más profunda del sistema económico, estas medidas solo ofrecerán un alivio temporal.
A nivel macroeconómico, la sostenibilidad del crecimiento económico de España está en entredicho si la población continúa perdiendo poder adquisitivo. La demanda interna, que es uno de los motores clave del crecimiento económico, se está debilitando, lo que podría llevar a una desaceleración económica en los próximos años. Además, la creciente deuda de los hogares y el aumento de la morosidad en los préstamos son signos preocupantes de que muchas familias están al borde del colapso financiero.
¿Cuáles son las perspectivas económicas para el futuro?
El futuro económico de España dependerá en gran medida de cómo se gestione la inflación y de si se logran implementar políticas que mejoren la capacidad de los ciudadanos para mantener su nivel de vida. Algunos sugieren que una mayor inversión en educación y formación laboral podría ayudar a los trabajadores a acceder a empleos mejor remunerados y más estables. Además, la promoción de un mercado laboral más dinámico y flexible, junto con una mejora en las condiciones de trabajo, podría contribuir a la recuperación del poder adquisitivo de los españoles.
Por otro lado, la inflación global parece estar moderándose. Esto podría aliviar parte de la presión sobre los precios en España. Sin embargo, la recuperación será lenta. Y es probable que el impacto de la crisis económica se deje sentir durante varios años más. Mientras tanto, los ciudadanos deberán adaptarse a un nuevo entorno económico, donde la austeridad y la contención del gasto serán la norma más que la excepción.