No es casualidad que una niña decida estudiar una carrera STEM, que se interese por la tecnología, la ingeniería, la ciencia y las matemáticas. Hay detrás alguien o algo que motivó a dar un salto que no es habitual entre las mujeres. Lisa Su es la CEO de la segunda mayor empresa de semiconductores del mundo, AMD, y tiene una trayectoria de éxito que la ha llevado a convertirse en la CEO del año según la revista Time. Pero esta mujer de 55 años y nacida en Taiwan no ha llegado a conquistar ese espacio por casualidad. Su familia se trasladó a Nueva York cuando la pequeña Su tenía apenas dos años. Sus padres eran un estadístico y una contable. En su casa se hablaba de números, de ciencia, era parte de la cotidianeidad de esta familia con tres hijos a los que se les inculcó la importancia de las ciencias en la vida. Fue natural que Su escogiera ingeniería eléctrica y que estudiara un doctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Lo raro es que esta joven de origen taiwanés se hubiera dedicado a la literatura inglesa. Pero además de ese legado familiar, Su tenía visión de futuro y ya supo ver hace más de dos décadas, que los semiconductores serían determinantes en la Inteligencia Artificial.
En la imagen de la CEO del año, en la revista Time, Lisa Su aparece sonriente pero no mucho, sin enseñar los dientes, una especie de Gioconda oriental, con un esbozo de alegría en su mirada, unas gafas sin montura y el pelo corto y canoso. Muestra un aspecto de mujer práctica con fuerte presencia, de esas personas que hace mucho tiempo que dejaron atrás el síndrome del impostor o incluso que nunca han llegado a padecerlo. Su trayectoria la avala. Nadie ya puede cuestionar su buen trabajo al frente de la empresa, a la que llegó en 2012.
Entonces, Lisa Su se unió a AMD como vicepresidenta senior. No fue hasta dos años más tarde cuando se convirtió en directora ejecutiva, en un momento en el que la empresa atravesaba una crisis profunda. Hace doce años, la compañía cotizaba a tres dólares la acción y apenas participaba en el mercado de los chips para centro de datos. Su diseñó un proceso a largo plazo que permitiera innovar, reconstruir las relaciones comerciales con los clientes y simplificar el negocio. Era un reto difícil porque los resultados no iban a llegar de forma inmediata y eso podía frustrar a los empleados y generar suspicacias entre los clientes. Rechazó propuestas como entrar en el mercado de chips para teléfonos inteligentes y se centró en procesadores. El tiempo le dio la razón y acabó superando en el mercado a su eterno rival Intel y las acciones pasaron de no valer nada a 140 dólares.
AMD nació como muchas empresas en el seno de Silicon Valley en 1969 para suministrar componentes para ordenadores, servicios de internet o vehículos. Durante la entrevista con Time, Su habló del futuro de la inteligencia artificial y del desarrollo de esta tecnología en los próximos doce meses, “la Inteligencia Artificial es la tecnología más importante que he visto en mi carrera”, afirmó.
Llama la atención que al frente de las dos mayores empresas de semiconductores del mundo haya dos ingenieros eléctricos de origen taiwanés. El fundador de NVIDIA, Jen-Hsun Huang es la undécima persona más rica del mundo según la revista Forbes. La diferencia entre ambos reside en su talante. Su es mucho más discreta, y en que la CEO de AMD llegó a la empresa cuando estaba sentenciada, al borde de la quiebra y con una cuarta parte de los empleados despedidos. La estrategia de crecimiento fue radical. Tuvo que vender su oficina de Austin, cerrar las costosas fábricas de chips y dedicarse a la innovación. Pero para dar ese salto en calidad su grupo de ingenieros necesitaba tiempo, que nadie les metiera prisas con los resultados a fin de año. En 2017, la empresa consiguió una base financiera más sólida y el nuevo chip insignia estaba finalmente listo y se convirtió en el mejor del sector.
Mirando al futuro, Su tiene por delante grandes desafíos, como las restricciones a la exportación de tecnología avanzada a China, que suponen el 15% de sus ingresos. El giro económico que quiere darle Donald Trump a la economía estadounidense también le puede afectar y, de hecho, en la entrevista de Time, deja clara su interés por los comicios y por saber quién había ganado la batalla entre conservadores y progresistas. Si Trump decide finalmente imponer aranceles a la Unión Europea y China, la compañía que dirige Su podrá tener más presencia en Estados Unidos pero perdería mercado en Asia y Europa y es algo que no le conviene. Pero está acostumbrada a lidiar en mares revueltos. Y a salir indemne.