BRECHA DE EMPLEO

Las trabajadoras serán las más beneficiadas de la reducción de la jornada a 37,5 horas

Aunque ellas trabajan de media 4,5 horas menos, esta medida tendría un mayor impacto positivo: implica una subida de sueldo de las jornadas reducidas

En cualquier debate nada es blanco o negro, todo depende del ángulo desde el que se mire. Y así ocurre con la negociación para la reducción de la jornada laboral hasta 37,5 horas prevista para 2025, aunque el plazo es un elemento más en la discusión entre el Gobierno y los agentes sociales. Esta medida no tiene el mismo impacto para la gran empresa que para las pymes (mayoría del tejido empresarial español) o que para un sector intensivo en mano de obra versus uno altamente tecnificado. Tampoco lo tiene desde el punto de vista de género: las mujeres se verán más beneficiadas que los hombres por esta medida.

En la actualidad, las mujeres trabajan de media 4,5 horas menos que los hombres, según el estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ¿Cómo reducir la jornada laboral?. Este informe constata que, desde 1987 hasta 2024, las horas de trabajo habituales se han reducido progresivamente en España a través de los convenios colectivos. La disminución ha sido mayor para las trabajadoras, que han pasado de las casi 39 horas en 1987 a 35,2 horas en 2024, frente a las 41,5 horas de los hombres en el siglo pasado a las 39,7 horas actuales.

Con este punto de partida, hay tres elementos que explican el porqué las 37,5 horas de trabajo semanales es una medida que favorece la reducción de la brecha de género y tiene un mayor impacto positivo para las trabajadoras, según los expertos consultados por Artículo14.

Primero, implicaría una subida de la retribución por hora en las jornadas reducidas y parciales, donde las mujeres son mayoría. Segundo, afectaría a algunos de los sectores más feminizados, como hostelería o comercio que, a su vez, son algunos de los que tienen las jornadas más extensas. Y tercero, favorecería la conciliación, dado que menos horas de trabajo ayudan a que a los hombres se impliquen más en las tareas de cuidados que tradicionalmente recaen sobre ellas.

Según explica Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de UGT, “a priori es una medida positiva para todos los trabajadores sin sesgo de género, pero es cierto que son las mujeres quienes mayoritariamente se reducen la jornada o tienen contratos parciales y se verían más beneficiadas, dado que conlleva una subida de la retribución por hora”. Ellas representan casi el 75% de los ocupados a tiempo parcial (más de 2,12 millones de trabajadoras, frente a 748.300 hombres), según la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística en el último trimestre de 2023.

Algunos de los sectores con mayor presencia de mujeres como por ejemplo la hostelería, el comercio o los servicios de limpieza tienen las jornadas más largas, recuerda Antoñanzas. Según el informe de Fedea, que ha analizado las horas de trabajo semanales recogidas en los convenios sectoriales, las actividades inmobiliarias, restauración, alojamiento y comercio minorista tienen las horas semanales más extensas (40 horas). En general, casi cuatro de cada diez ocupados trabajan en sectores con convenios de entre 39 y 40 horas semanales. Asimismo, el 74% de los ocupados cubiertos por convenio trabajan más de 37,5 horas semanales.

Estrechamente ligado a la disminución de la jornada está el registro horario. “Sabemos que en nuestro país se hacen millones de horas al año extraordinarias y también sabemos que una gran parte de estas no se pagan. Por eso, sobre todo hay que controlar la jornada para que se cumpla”, puntualiza Antoñanzas. En ese mismo sentido se pronuncia Cristina Castellanos, doctora en Economía Aplicada de la UNED y portavoz de PPiiNA, “cuando analizamos la jornada una cosa es la real y otra la que se manifiesta”.

Conciliación

Para Cristina Castellanos, la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas tendría un “impacto de género brutal”. En este sentido, recuerda que la reducción de jornada o el empleo a tiempo parcial penaliza a las mujeres que la adoptan más allá del menor salario. “En teoría tendrían que cobrar lo mismo por hora, pero la realidad es que hay una menos valorización y se penaliza a las mujeres con jornada reducida para el cuidado de los hijos. Se demuestra en cómo ven reducidos sus salarios alrededor de un 6% más allá del menor tiempo de trabajo”, incide Castellanos.

“En comparación con los hombres, las mujeres se acogen a la reducción de jornada de forma desproporcionada. Por lo tanto, si tuviéramos unas jornadas laborales que fueran compatibles con estos cuidados no serían necesarias”, resume, al tiempo que recuerda que la jornada de 40 horas semanales en el Estatuto de los Trabajadores no se ha modificado en las últimas cuatro décadas. “Por lo que una reducción con carácter general sería muy positiva porque no discriminaría en función de los convenios y, además, porque esta medida puede tener un efecto arrastre sobre otras. Al final se trata de que ambos progenitores asuman el rol de cuidadores, frente a la situación actual en la que muchos hombres son ‘ayudantes'”, concluye Castellanos.

En la misma línea, Paloma Villanueva, profesora del Departamento de Economía Aplicada, Estructura e Historia de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) coinciden en que la reducción de jornada tendría un mayor impacto en las mujeres trabajadoras afectando de forma directa a la esfera productiva y creando las condiciones materiales para que se produzca un reparto más equitativo de los trabajos reproductivos.

Villanueva añade que “esta medida provocaría la reducción de las jornadas parciales involuntarias femeninas, en tanto que las necesidades de contratación se podrían cubrir con personas (mayoritariamente mujeres) ya en situación de alta y con disponibilidad de trabajar más horas. La reducción de la parcialidad involuntaria tendría efectos muy positivos para las mujeres”. En su opinión, una de las claves para que la reducción de jornada no se traduzca en una intensificación del trabajo se encuentra en que no se produzca una reducción proporcional de los salarios (esto es, que se produzca un aumento de los salarios por hora) y en que se limiten las horas extraordinarias”.

Desde Fedea, se subraya la importancia de considerar los efectos económicos, jurídicos y sociales de cualquier propuesta de reducción de la jornada. Y advierte de que una intervención directa en la legislación, sin un consenso social y sin tener en cuenta las particularidades sectoriales, podría generar importantes impactos adversos, como un incremento de los costes laborales o una disminución de la productividad.

“La evidencia sugiere que la reducción de la jornada laboral en España debe avanzar mediante un enfoque flexible y negociado, que equilibre la productividad empresarial con el bienestar de los trabajadores, permitiendo adaptaciones específicas que respondan a las diversas realidades del mercado laboral”, finaliza su informe.

Entretanto, las negociaciones entre el Ministerio de Trabajo y los agentes sociales (CCOO, UGT, CEOE y Cepyme) continúan. Desde el Departamento que lidera Yolanda Díaz se ofreció ayer flexibilizar la capacidad de las empresas para distribuir irregularmente el tiempo de trabajo cuando entren en vigor las 37,5 horas semanales en 2025.

Por el lado de las patronales, -según explicó el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, tras la reunión- se planteó una mayor concreción de sus propuestas, que pasan, básicamente, por el hecho de que las medidas de flexibilidad no sean puramente temporales y en conseguir un mayor margen transitorio de adaptación para las 37,5 horas, informa Europa Press.

Ambas partes tienen nuevas propuestas, ahora toca analizarlas hasta la próxima reunión convocada para el próximo 17 de julio… cuando se verá si es posible seguir avanzado en una negociación en la que la mujer se juega mucho.

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