En plena campaña de olivarera, las agricultoras están volcadas en la recolección de la aceituna. Tras años de sequía, la actual campaña 2024/2025 se prevé en 1,289 millones de toneladas, un 51% más que la del año anterior. Cuando parecía que el sector podía empezar a respirar algo más tranquilo, la victoria de Donald Trump ha vuelto a ponerles en vilo. Una de sus promesas electorales, dentro del lema America First (America Primero), es elevar un 10% los aranceles a los productos de la Unión Europea y hasta un 60% a China.
En el caso de las aceitunas negras de mesa y del aceite de oliva, llueve sobre mojado. En 2017 y 2019, respectivamente, estos dos sectores ya estuvieron en el punto de mira de la administración Trump con aranceles adicionales. Su impacto se dejó sentir en todo el sector. “Claro que nos preocupa. Este tipo de medidas nos afectan a todos, incluso aunque no vendamos directamente a Estados Unidos. En mi caso, me afectó porque Almaliva, cooperativa a la que vendemos tuvo que desviar la venta de graneles a Italia”, explica a Artículo14 Fernanda Merino, agricultora de la cooperativa Nuestra Señora del Rosario en Nueva Carteya (Córdoba). Ella es propietaria de 50 hectáreas de olivar de la variedad picual.
Aviso
“Sin ningún ánimo de asustar, más bien de prever, sí que es importante que los sectores que potencialmente puedan verse afectados se preparen con planes específicos para contrarrestar estos posibles impactos de políticas arancelarias”, advierte Miquel Serracanta, profesor EAE Business School. Recuerda que el sector agroalimentario es uno de los pilares de las exportaciones españolas con muchos productos ocupando posiciones destacadas en el mercado estadounidense. “Un aumento en sus aranceles reduciría su competitividad en precio, afectando a productores, agricultores y cooperativas que dependen de la demanda para mantener ingresos y empleos”, añade.
Desde la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva), se está a la espera de ver cómo avanza la nueva administración. El nuevo Gobierno no se formará hasta enero de 2025 y están pendientes decisiones importantes para el sector, como una nueva interprofesional en EE. UU. o una nueva orden de calidad. La preocupación de los productores está también en los despachos de los grandes envasadores y comercializadores. Estados Unidos representa la mitad del consumo de aceite de oliva fuera de la Unión Europea. “Lo que pase en este mercado es muy importante para nuestro sector”, admite a Artículo14 su director general, Rafael Picó.
Antecedentes
Aceituna de mesa
Mucho más complicada es la situación de los exportadores de aceituna de mesa, que a diferencia del aceite de oliva no ha podido recuperar sus ventas en el mercado estadounidense desde que en 2017 impuso un arancel del 35%. De liderar el mercado con tres cuartas partes del mismo, hoy no llegan al 30%. Según admite su secretario general de la Asociación de Exportadores de Aceitunas de Mesa (Asemesa), Antonio de Mora, el sector ha perdido el 70% del mercado y ha dejado de exportar 260 millones de euros en los últimos cinco años. “Hemos perdido estas exportaciones, pero es que, además, países competidores como Egipto, Turquía y Marruecos están pudiéndolo hacer”, afirmó a Canal Sur Radio.
La situación es “grave”, reconoce Asemesa, que recuerda que el sector está haciendo un “enorme esfuerzo para compensar estas pérdidas” derivadas de los aranceles a las exportaciones. “Yo estaría preocupado y la UE debería estarlo también. La UE no ha tomado las medidas ni actuado con la contundencia que debería y ahí están las consecuencias”, lamentó en alusión a la “llamativa rapidez” con la que la UE ha comunicado que si hubiera aranceles por parte de China a productos europeos, se tomarían medidas.