Ser mujer conlleva un mayor riesgo potencial de padecer una incapacidad temporal con más frecuencia que un hombre. Esto no es algo deseado por las trabajadoras sino que responde a una serie de factores intrínsecos relacionados, por una parte, con el tipo de empleos que ocupan las mujeres y, por otra, con factores biológicos y reproductivos.
A ello, se añade el efecto de la ‘doble jornada laboral’, la profesional y la doméstica a la que están sometidas muchas de ellas. Esta doble carga aumenta su presión psicológica y que puede derivar en enfermedades mentales. Por ello, el comienzo de las negociaciones entre el Ministerio que dirige Elma Saiz y los agentes sociales para reformar la incapacidad temporal (IT) es de especial relevancia para el colectivo femenino.
El arranque de las negociaciones no ha sido pacífico después de que Saiz lanzara previamente a la reunión y sin aviso a los sindicatos el concepto de ‘baja flexible’, propuesta a la que estos se oponen los sindicatos, aunque sí están dispuestos a negociar la reforma de la incapacidad temporal. El problema de fondo es un incremento del gasto en lo que va de año del 17,6% en los subsidios de incapacidad temporal, que asciende a 10.422 millones de euros.
Según explicó a Artículo14 Carlos Bravo, secretario de Políticas Públicas y Protección Social de CCOO, estos datos deben contextualizarse en el hecho de que hay un mayor número de personas ocupadas, que a su vez son más mayores – el 35% tiene más de 50 años-. La edad influye en tiempos de recuperación más lentos, que se ven agravados por un sistema público de salud con tiempos de respuesta cada vez más largos. Esto tiene gran incidencia en las enfermedades musculoesqueléticas, que requieren muchas pruebas diagnósticas.
Por este motivo, tal y como detalló tras la primera reunión el secretario de Estado de la Seguridad Social y Pensiones, Borja Suárez, se abordarán tres cuestiones: la colaboración entre las mutuas y los servicios públicos de salud en los procesos traumatológicos, la evaluación de los distintos indicadores de la incapacidad temporal y la mejora de la acción protectora de la incapacidad temporal.
Bajo este último, el Ministerio plantea la reincorporación gradual al puesto de trabajo tras una baja laboral. Después de la polémica generada incluso en el seno del Gobierno, donde Yolanda Díaz se manifestó totalmente en contra de Saiz por la ‘baja flexible’ y garantizó la protección de los trabajadores por encima de todo, desde Seguridad Social se intenta reconducir la discusión abordándola desde la perspectiva del ‘alta flexible’.
¿Por qué las mujeres sufren más IT?
Las mujeres presentan una incidencia de incapacidad temporal (IT) superior en cinco puntos porcentuales a los hombres. Ellas representan casi un 33% de procesos iniciados mensualmente (28% en hombres) con una duración media de 96 días y un coste medio diario un 14% inferior al masculino, lo que refleja la brecha salarial. Si embargo, cuando se considera el coste total en ambos sexos es similar, ya que sus tiempos de recuperación son más prolongados.
Según explica a Artículo14 Begoña García Gil, doctora y profesora del área Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), es un reflejo de la segregación ocupacional de las mujeres, dado que ellas trabajan en sectores con mayores riesgos psicosociales como sanidad, educación o servicios de atención directa.
Las mujeres también tienen mayor prevalencia de enfermedades crónicas como la fibromialgia, la migraña o enfermedades autoinmunes, las cuales se caracterizan por incapacidades temporales prolongadas. Además, tienen más probabilidad de padecer trastornos musculoesqueléticos que se agravan con la edad, como consecuencia de la menopausia, según detalla García Gil.
La experta recuerda también el impacto de factores biológicos y reproductivos, como el dolor menstrual o las incapacidades relacionadas con la maternidad (embarazo y postparto). Apunta, además, la mayor tendencia femenina a buscar atención médica, pues las mujeres están más sensibilizadas con el cuidado y prevención de enfermedades.
Enfermedades mentales
Y a todo ello se suma el hecho de que las mujeres enfrentan mayores niveles de estrés y ansiedad que los hombres. Los factores que más inciden son la sobrecarga de roles, la presión social, la falta de apoyo adecuado y la dificultad para conciliar el trabajo con la vida familiar, detalla Rosa Becerril, experta en la prevención de las enfermedades mentales.
Esto es lo que García Gil define como doble jornada laboral, a lo que añade el impacto de la violencia de género que muchas veces se ejerce desde la presión psicológica del maltratador. Con todos estos elementos sobre la mesa, en su opinión, podría resultar interesante reflexionar sobre el concepto de flexibilidad siempre y cuando estén muy bien delimitadas las condiciones y no se ejerza presión sobre la persona trabajadora
"La incapacidad temporal no puede ser tratada desde el punto de vista del absentismo, pues hablamos de salud de los trabajadores y nos preocupa que se afronte un problema médico desde el punto de vista de la protección o su coste económico", afirma a Artículo14 Fernando Luján, vicesecretario general de política sindical de UGT.
Por parte de la patronal, fuentes de la CEOE aseguran a Europa Press, que las organizaciones empresariales seguirán trabajando por la mejora de la salud de las personas trabajadoras y la gestión de los procesos de IT "con discreción y confidencialidad". El Grupo de Trabajo sobre la IT comienza su andadura, el resultado será de especial interés para las mujeres.