La presencia de mujeres en el ecosistema emprendedor sigue siendo un desafío y no solo en España. En la última década, el porcentaje de fundadoras de ‘startups’ se ha estancado en el 20%. Es decir, solo una de cada cinco nuevos proyectos está impulsado por talento femenino, según constata la última edición el Mapa del Emprendimiento 2024 desarrollado por South Summit en colaboración con el IE University. “El ecosistema está maduro. La presencia de mujeres sin moverse y tampoco lo hace el ebitda y las contrataciones”, advierte María Benjumea, presidenta y fundadora del South Summit, cuyo lema para 2025 es ‘In motion’.
De esta forma, el retrato robot del emprendedor español permanece inalterable: hombre, con una edad media que ronda los 38 años. Se caracteriza por su alta formación académica, pues casi el 100% cuenta con estudios universitarios, y el 63% los complementa con un máster -un porcentaje por encima de la media europea (59%)- y el 17% cuenta con un doctorado -lo que supera la media de Norteamérica pero se queda cuatro puntos por debajo del conjunto de Europa-.
“Al igual que los hombres, casi el 100% de las mujeres emprende cuando ya tiene al menos estudios universitarios. El 20% lo hace una vez obtenido su doctorado, que es el 4% más que en el caso de los hombres”, explica Salvador Aragón, director del estudio, que resalta la oportunidad en el ámbito de la formación profesional y el sector público. El aterrizaje de las mujeres en el ecosistema emprendedor es diferente al de los hombres. Ellas llegan para cubrir una necesidad (42%) o por un cambio en la vida profesional (3%), mientras que casi la mitad de los hombres siente vocación.
Retención
Otra particularidad en el caso de las mujeres la baja capacidad del sistema para retener su talento. Esto queda reflejado en el hecho de que solo el 38% de las emprendedoras lo son en serie, una tasa que ha disminuido cinco puntos porcentuales sobre la edición anterior. “Es un dato dramático, pues refleja que un problema de retención y no sabemos si responde a causas más profundas, como culturales o del propio ecosistema”, admite Aragón. Un emprendedor en serie es aquel que emprende varias veces de forma sucesiva.
Con carácter general, el 58% de los emprendedores españoles son emprendedores en serie. De ellos, el 35% afirma haber logrado vender su ‘startup’ y el 54% haber fracasado anteriormente. Las principales razones de estos fracasos son la elección de un producto o mercado inadecuado, así como una mala elección del equipo. Otro dato que refleja la brecha de género es que, en España, el porcentaje de mujeres que han logrado la venta es un 12% menor que en el caso de los hombres. Esta brecha es aún mayor que en el resto de Europa, donde el 42% de los hombres ha conseguido vender su empresa, frente a solo el 11% de las mujeres.
Desde el punto de vista de los fundadores, las ‘startups’ fundadas exclusivamente por mujeres han mostrado una tendencia al alza en los últimos tres años, pasando del 6% en 2022 hasta un 10% en 2024. En el lado opuesto, los equipos mixtos de fundadores han disminuido lentamente en este mismo periodo, pasando del 35% al 31%, mientras que los equipos masculinos se han mantenido estables en un 59%.
Sin ingresos
Un 58% de los proyectos fundados por mujeres no genera ingresos, frente al 39% de los hombres. Esta es una tendencia que ha mostrado un ligero crecimiento. El estudio identifica una congelación de los ingresos reales de las ‘startups’, ya que desde 2018 el porcentaje de emprendedores españoles con al menos 150.000 euros de ingresos en sus proyectos se ha mantenido en torno al 35%. Esta situación que se repite tanto en las ‘startups’ grandes (más de 500.000 euros) como en aquellas con ingresos medianos (entre 150.000 y 500.000 euros), que permanecen atascadas en un 10%.
Además, sólo el 18% de las ‘startups’ españolas presenta un resultado bruto de explotación (Ebitda) positivo en 2024, una cifra que se ha mantenido sin grandes cambios desde 2017. “Este dato refleja que los modelos de negocio son maduros y no son capaces de romper ese techo. Hacen falta negocios disruptivos para romper este techo”, avisa el director del estudio. En consonancia, con la madurez del ecosistema emprendedor español, las ‘startups’ ya alcanzan una edad media de 3,19 años, lo que refleja “una constante consolidación y crecimiento respecto a los 3,12 años registrados en 2023”.
Revitalización
Además, dos de cada diez startups en España son ya ‘scaleups’, lo que supone tres puntos porcentuales más que el año anterior y es síntoma de “esta creciente madurez”. Sin embargo, el documento señala la necesidad de revitalizar el ecosistema para aumentar sus cifras económicas, que han permanecido inamovibles en el último lustro. El Mapa del Emprendimiento alerta sobre un decrecimiento constante en las expectativas de contratación por parte de las ‘startups’ españolas. Aunque el 60% espera aumentar su plantilla a corto plazo, este porcentaje ha ido disminuyendo de forma constante desde el 76% registrado en 2021.
En este contexto, la presidenta y fundadora de South Summit, María Benjumea, ha tratado de responder a la pregunta de qué debe hacer el ecosistema emprendedor español para salir de esta situación y revitalizarse. “La respuesta está en saber adaptarse a las nuevas tecnologías, ya que, aunque el ecosistema está maduro, con empresas muy cualificadas y emprendedores con gran capacidad de aprendizaje, entre todos necesitamos revitalizar el ecosistema y que siga creciendo”, apunta Benjumea, que destaca la necesidad de dar entrada a las ‘startups’ en las administraciones públicas, mediante la Ley de Contratos Públicos.
Para María Benjumea, “la Ley de Startups, promovida entre todos los actores protagonistas del ecosistema y que ahora cumple dos años de éxitos, no es el final, sino el principio del camino para seguir trabajando todos juntos, promoviendo el crecimiento de las startups y aumentando su capacidad de atracción de inversión”. La próxima edición de South Summit Madrid 2025, ‘In Motion’, se celebrará entre el 4 y 6 de junio. “‘In Motion’ significa que desde South Summit tenemos muy claro que necesitamos un movimiento con propósito, en el que participemos todos y que produzca impacto sobre los demás, sobre la economía y sobre el planeta”, concluye María Benjumea.