“El 80% de las camareras de pisos se medican para ir a trabajar”. Así explica Mar, que pertenece a las Kellys Unión Madrid, la preocupante situación que atraviesa su profesión. Llevan años llamando a la puerta de instituciones, acudiendo al Congreso, reuniéndose con los políticos que se quieren sentar con ellas para explicar su situación y poder acceder a una jubilación anticipada por la penosidad a la que están sometidas en sus trabajos. Las limpiadores de habitaciones de hotel, empleadas domésticas y cuidados se han unido para cambiar la legislación y que se les reconozca por fin que las enfermedades que atraviesan durante su vida profesional se deben a eso, a su profesión. No son dolencias comunes a cualquier mujer, son fruto de horas agachadas haciendo las camas de las habitaciones de hotel, presionadas por trabajar rápido y resultar productivas y con sueldos que rozan el salario mínimo interprofesional.
Treinta habitaciones por día suele ser el número habitual de limpiezas diarias que realizan en los hoteles. A diez minutos por habitación. En estas condiciones precarias, solicitan al Gobierno que se considere todas las dolencias que atraviesan como enfermedades laborales y así tener derecho a una jubilación anticipada sin penalización en la pensión.
No son las únicas que están solicitando esta jubilación previa a los 65. También los conductores de autobuses están presionando con huelgas desde el 28 de noviembre para poder jubilarse antes ya que pasan muchas horas al volante y a partir de cierta edad, resulta peligroso para su salud pero también para los viajeros. No tienen los mismos reflejos ni pueden pasarse horas sentados al volante. Lo mismo sucede con ellas.
Pero si nos adentramos en cuáles son las profesiones que sí tienen reconocida esta jubilación antes de los 65 años, sorprende que las Kellys todavía no lo hayan conseguido y se preguntan si tiene relación con el género, con esa brecha que permite a los hombres con profesiones penosas retirarse antes de lo habitual y sin embargo ellas, con sus tareas, no puedan hacerlo.
La edad de jubilación en España se encuentra en los 66 años y 6 meses si el trabajador o trabajadora tiene menos de 38 años cotizados. En el caso de que acumule más años, entonces puede retirarse a los 65 años. Pero hay un listado de profesiones que, excepcionalmente, se pueden jubilar a partir de los 60 años como los profesionales taurinos, artistas o personal de vuelo de trabajos aéreos. ¿Por qué las Kellys, que tienen que cargar con pesos, trabajar a destajo y doblarse la espalda cada día, no están incluidas en la lista? ¿Tiene algo que ver que casi el 100% del colectivo son mujeres? ¿Qué nadie haya dado relevancia a su situación por la precariedad de sus salarios?
Desde la Coordinadora nacional de las Kellys recuerdan que solo el 5% llega en activo a la jubilación actual, mientras que el resto enlazan bajas por enfermedades o dejan de trabajar por imposibilidad física o psíquica.
Las enfermedades que suelen padecer a lo largo de su vida están relacionadas con problemas musculoesqueléticos y psicosomáticos por el estrés y la ansiedad que sufren. Con posturas forzadas, tensiones y precariedad que se agudiza con la externalización de sus empleos. Porque los hoteles no son las que las contratan sino que suelen ser servicios externalizados que las precariza aún más. No están protegidas bajo el convenio de la hostelería que les permitiría mejores condiciones laborales. Son el 33% del trabajo estructural del hotel y sin embargo no están contratadas por el mismo.
Gracias a la jubilación anticipada, los mineros, los trabajadores ferroviarios, los policías locales o los bomberos se pueden jubilar antes. Todas estas profesiones son mayoritariamente masculinas y son penosas o peligrosas.
El ministerio de Seguridad Social está estudiando sumar ahora nuevos sectores a esta lista y de ahí la presión que están ejerciendo desde la calle tanto las kellys como los conductores de autobuses. La ministra Elma Saiz implementará en 2025 un nuevo reglamento que permitirá a nuevos colectivos sumarse a la jubilación anticipada sin esa penalización en la cuantía de la pensión. Destinada a profesiones peligrosas, penosas o insalubres, las kellys tienen claro que ellas deben estar incluidas en ese nuevo listado.
Quieren dignificar la profesión y para ello necesitan que la sociedad y el Gobierno contemple su precariedad. Que no tengan que estar haciendo esfuerzos físicos a una edad que no corresponde. Una mujer a los 65 años no debería estar haciendo camas a destajo en un hotel, agachándose para fregar el baño y hacerlo en diez minutos por habitación.