ENTREVISTA

“Las jóvenes usan la tecnología, pero no quieren diseñarla”

Sara Gómez dirige el proyecto 'Mujer e Ingeniería', que tiene cuya finalidad es impulsar el interés por la ingeniería y las materias STEM entre las mujeres

Imagen de Sara Gómez, directora del proyecto Mujer e Ingeniería de la Real Academia de Ingeniería.

Imagen de Sara Gómez, directora del proyecto Mujer e Ingeniería de la Real Academia de Ingeniería.

Sara Gómez (Segovia, 1959) reconoce que debe su carrera de ingeniera y doctorado por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) a su rebeldía. Se esperaba de ella que estudiara magisterio o medicina, pero siempre le apasionaron las matemáticas y la física. La razón: sus grandes profesoras -dos monjas-, que a la postre fueron quienes le recomendaron que su espíritu “enredón” encajaba mejor en una ingeniería.

“Una decisión tomada de forma inconsciente” -como reconoce Sara-, pero que de la mano de esa inquietud vital le ha situado en un referente en su ámbito y en una voz autorizada en la promoción de la ingeniería entre las niñas y las jóvenes. Esta es una de las grandes asignaturas educativas pendientes en España, despertar su atención en edades tempranas para que se interesen por esta rama técnica.

Nadie mejor que ejemplo que ella como mujer ingeniera. En su caso, tras una breve etapa en la empresa privada (una multinacional norteamericana), su carrera profesional está ligada a la docencia en la UPM, donde también ha ocupado puestos de dirección. Fue la primera mujer en asumir la dirección de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial de la UPM y vicerrectora entre 2012 y 2016.

“Me apasiona la política porque tiene la capacidad de transformar la sociedad y acabar con los problemas que tenemos”, reconoce Gómez, para explicar las razonas que le llevaron a aceptar la  Dirección  General de Universidades y EEAAS de la Comunidad de Madrid y dejarla nueve meses (mayo de 2020) cuando vio que no existía la capacidad de materializar ese cambio.

Tras dejar a un lado sus inquietudes políticas, desde junio de 2020 es directora del proyecto ‘Mujer e Ingeniería’ de la Real Academia de Ingeniería (RAI), una hoja de ruta que tiene como objetivo aunar dos términos que parecen antagónicos “mujer e ingeniería”. Un proyecto que ella concibe como un servicio social, pues pone en valor como la ingeniería transforma la sociedad, y que le llena personalmente. “Ver que gracias al proyecto una ingeniera se lanza en su carrera profesional es un intangible”, reconoce. Empecemos por el principio.

Sara Gómez, durante la entrevista con Artículo 14 en la Real Academia de Ingeniería.

Sara Gómez, durante la entrevista con Artículo 14 en la Real Academia de Ingeniería. Cano.

¿Qué hace falta para convencer a una bachiller que estudie ingeniería?

Hay niñas de Primaria que no saben que quieren estudiar, pero sí tienen claro lo que no. No enseñamos bien las matemáticas y las desincentiva. Por eso, ‘Mujer&Ingeniería va a tu centro’ visibiliza entre los niños de 12 a 14 años que las mujeres ingenieras a través de las charlas con una senior y una junior que pueden ver cómo su hermana mayor.

Explicamos todas las posibilidades que tiene la ingeniería porque algo característico de la mujer es que se siente atraídas por aquellos estudios en los que encuentran un propósito, como por ejemplo la docencia o el cuidado. Les abrimos los ojos a todo lo que puede desarrollarse desde la ingeniería en el ámbito de la salud, el desarrollo tecnológico es infinito. También potenciamos la formación de profesorado pues es la base del éxito futuro.

¿Cuántas mujeres están hoy estudiando una ingeniería?

Las mujeres son mayoría en los centros universitarios (el 53% del total alumnado), mientras que en ingeniería representan una cuarta parte, aunque ramas como informática apenas llegan al 11%. Se constata una asimetría, las áreas que les suscitan mayor interés son las ligadas a la palabra ‘bio’, como ingeniería biomédica.

En el proyecto, a través del Programa ‘Mentoring de Excelencia’ acompañamos a las jóvenes ingenieras que están finalizando sus estudios STEM de grado o master en el tránsito de la vida académica a la profesional. Hoy, tenemos 153 parejas funcionando (un mentor o mentora y una alumna).

¿Cómo es la relación con el mundo de la empresa?

Sin duda, una de las claves del éxito del proyecto es la colaboración con las empresas. Contamos con becas cofinanciadas por la RAI, las universidades y las empresas y tengo que reconocer que un porcentaje muy alto de discípulas se incorpora a estas últimas.

Con el apoyo empresarial, desarrollamos también el programa ‘Ingeniería con propósito’, que tiene como fin la formación en competencias digitales de mujeres desempleadas para reengancharlas al mundo laboral.

¿Cuál es el mayor éxito de Mujer e Ingeniería?

‘Mujer e Ingeniera’ tendrá éxito el día que ya no haga falta. Lamentablemente, lo que vemos es que el mundo se queda sin ingenieros, también masculinos. Los jóvenes usan la tecnología pero no quieren diseñarla. Son los indios, por su tradición tecnológica, y los chinos, por su afán de superación, quienes hoy están conquistando estas competencias.

El proyecto ha logrado despertar el interés de grandes profesionales que forman parte del Consejo Estratégico, cuya presidencia de honor ostenta la Reina.

Toda su carrera se ha desarrollado entornos masculinizados, ¿se ha sentido discriminada por ser mujer?

Cuando inicié mi carrera profesional en la empresa privada, tenía que demostrar mucho más que un hombre. Esta circunstancia me ayudó a crecer. Como mujer también tuve que tomar una decisión al ser madre, cosa que no tuvo que hacer mi marido y probablemente hoy hubiera sido diferente.

Opte por la enseñanza y durante 7 años trabajé en mi tesis para doctorarme. En el entorno académico alguna vez he tenido que usar alguna técnica más masculina para hacer valer mi autoridad. En mi caso, los liderazgos de superiores que he tenido han sido más autoritarios.

Con una trayectoria en puestos de responsabilidad, ¿cuál ha sido su estilo de liderazgo?

Mi liderazgo es autodidacta. Hay que escuchar a tu equipo desde el principio e implicarlo desde el primer momento. En el caso de la mujer, en general hay que darles un refuerzo adicional, ayudarles a tener confianza en sí mismas.

A veces cuesta mucho la integración de los equipos porque a las mujeres nos da miedo fracasar y somos más sensibles.

¿Cuál es su opinión respecto a las cuotas?

Siempre y cuando faciliten que mujeres con valía puedan llegar a determinadas posiciones son positivas. Hay mujeres muy valiosas que a veces están en la sombra porque así lo han decidido ellas mismas o porque no se las escucha si la idea no ha sido postulada por un hombre.

 

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