Las enfermeras han dicho basta. El Sindicato de Enfermería, SATSE, ha presentado una queja formal ante el Defensor del Pueblo contra el Gobierno y las comunidades autónomas por lo que consideran una situación insostenible de sobrecarga laboral permanente y maltrato institucional. Según denuncian, las políticas de recursos humanos impulsadas tanto desde el Ministerio de Sanidad como desde el Ministerio de Función Pública están afectando gravemente a las condiciones laborales de las enfermeras, provocando un deterioro alarmante en su salud física, emocional y profesional.
La situación ha llegado a tal extremo que el sindicato considera que se están vulnerando derechos fundamentales recogidos en la Constitución Española. El derecho a la vida e integridad física, la seguridad e higiene en el trabajo, la protección de la salud y la dignidad profesional están, según SATSE, en entredicho por culpa de la falta de acción política. Las enfermeras, hartas de ser invisibles pese a su papel esencial en el sistema sanitario, alzan ahora la voz con contundencia.
El déficit de personal de enfermeras alcanza cifras críticas
Uno de los ejes principales de la denuncia de las enfermeras es el grave déficit de personal que sufre el sistema sanitario español. Según datos del propio Ministerio de Sanidad, faltan más de 100.000 profesionales de enfermería para cubrir adecuadamente las necesidades asistenciales en hospitales, centros de salud y servicios sociosanitarios. Esta carencia, advierte SATSE, repercute directamente en la seguridad del paciente y en la sobrecarga de trabajo que soportan las enfermeras a diario.
La presidenta de SATSE, Laura Villaseñor, trasladó esta situación al Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, en una reunión reciente. Allí expuso con detalle cómo este déficit estructural convierte el trabajo de las enfermeras en una carrera de fondo marcada por el agotamiento, el estrés crónico y la imposibilidad de garantizar una atención sanitaria de calidad.
Laura Villaseñor, presidenta del sindicato SATSE | Artículo14
El sindicato también alerta sobre los graves riesgos psicosociales que enfrentan las enfermeras. Más allá del esfuerzo físico, se trata de una exposición constante a situaciones de alto impacto emocional, como el sufrimiento de pacientes, el duelo o la presión de la urgencia médica. Esta realidad genera un fenómeno conocido como trauma secundario, que afecta a miles de profesionales de la enfermería y que sigue sin contar con medidas preventivas eficaces por parte de las administraciones.
Las enfermeras, según denuncia SATSE, también sufren los efectos de la doble jornada laboral. En particular, aquellas que deben compaginar su trabajo con las responsabilidades familiares. La mayoría del colectivo está formado por mujeres. Y esa carga adicional profundiza aún más en el desgaste físico y emocional que viven cada día.
Maltrato institucional y abandono político
Para SATSE, la situación de las enfermeras no es fruto del azar, sino de una clara pasividad institucional que lleva años perpetuándose. El sindicato acusa a las administraciones públicas de mirar hacia otro lado ante una crisis estructural que pone en riesgo no solo la salud de las profesionales, sino también el buen funcionamiento del sistema sanitario. La falta de soluciones políticas, según apuntan, es una forma de maltrato institucional que ya no puede ser ignorada.
Las enfermeras llevan años pidiendo mejoras que nunca llegan. Entre las principales reivindicaciones se encuentran:
- El aumento de las plantillas.
- Una estabilidad laboral real.
- Acceso igualitario a puestos de gestión.
- Un mayor reconocimiento profesional.
Sin embargo, las respuestas del Gobierno y de los ejecutivos autonómicos siguen siendo vagas, cuando no inexistentes.
Mónica García, ministra de Sanidad, durante una comparecencia pública | EFE
A todo lo anterior se suma la inestabilidad laboral que arrastran muchas enfermeras. La rotación constante entre puestos de trabajo, los contratos temporales y la imposibilidad de desarrollar una carrera profesional sólida son elementos que, según SATSE, contribuyen al deterioro del clima laboral. Las enfermeras denuncian que, en muchas ocasiones, son tratadas como piezas intercambiables y no como profesionales cualificadas con un papel clave en la atención sanitaria.
Esta precariedad, además, impide que las enfermeras puedan asumir responsabilidades de mayor nivel o especialización. Muchas se ven atrapadas en una rueda de turnos interminables, cambios de destino forzados y una falta total de proyección profesional. El sindicato subraya que esta situación también afecta a la calidad asistencial que reciben los pacientes.