En casa de Marta están viviendo la semana de más nervios de todo el año. No es para menos, Alba, su hija menor, está examinándose de la EVAU (Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad). Y su futuro está en juego. Ella quiere estudiar el año que viene Derecho en la Universidad. Ese es su plan A. Pero en la familia tienen pensado un plan B e incluso un plan C, según cómo vayan estos días de vértigo.
“Lleva todo el mes estudiando, preparándose para la EVAU, al principio estaba tranquila pero no quería hablar del examen, prefería que no le preguntáramos. Pero el día de antes tuvo ansiedad, se puso muy nerviosa. Me pidió que le hiciera la comida, que tenía mucha hambre y sin embargo apenas comió. Estaba enfadada, con el móvil constantemente y me dijo que los compañeros del Instituto le habían dicho que tenía que recibir una documentación y que ella no la tenía. Yo le dije que no se preocupara, que llamaría para aclararlo y finalmente llamé a la madre de una compañera que ya se estaba examinando. Me pasó un documento en el que ponía todas las aulas y los exámenes y ella estaba tan cegada de los nervios, que se pensaba que no estaba en alguna de las asignaturas. Estaba sobrepasada. Tenía miedo de haber rellenado algo mal, de no poder presentarse por algún error. Casi se pone a llorar”.
Son momentos tensos para jóvenes de diecisiete o dieciocho años que saben que la nota que vayan a sacar durante estos días puede influir en la carrera universitaria que vayan a cursar. Un mal día y la nota podría no alcanzar para estudiar Medicina o esa ingeniería con la que tanto han soñado. O peor todavía, podrían suspender…
"Yo a mi hija intento tranquilizarla. También le ha hecho varias tilas, no duerme bien estos días. Alba ha intentado acudir con tiempo a los exámenes y para que no tuviera sueño le he hecho una comida más ligera de lo habitual. Sin embargo, apenas prueba bocado”. La situación de Alba no es una excepcionalidad. Así se encuentran estos días la gran mayoría de los estudiantes que están examinándose de la EVAU.
Beatriz Salán es profesora de segundo de bachillerato y, por lo tanto, prepara a sus alumnos para la EVAU. Ella es jefa del departamento de inglés y coordinadora del proyecto de innovación en el IES Calderón de la Barca en Pinto, Madrid. “Lo que hacemos nosotros son simulacros tipo EVAU en todas las evaluaciones. Durante el desarrollo de las clases se realizan ejercicios cogidos de EVAU, y se corrige siguiendo los mismos criterios, para que se acostumbren y sepan cómo es. En algunas asignaturas en las que el temario empieza de cero (Historia, Biología), es complicado hacer prácticas de exámenes desde el principio de curso, pero en otras como Lengua o Inglés (que es la mía) al ser repaso de lo visto años anteriores hacemos simulacros. Yo los hago todas las semanas, y así cogen rutina, práctica, y calculan el tiempo”.
Beatriz es testigo de cómo se perpetúan los roles a la hora de escoger carreras. Las mujeres prefieren bachilleratos de ciencias sociales y artísticos y pocas en la rama científico tecnológica. “ De hecho, las carreras de ciencias que eligen las mujeres siguen siendo Medicina, Biología, Geología... muy pocas, por no decir casi ninguna, elige Ingeniería o Informática. Nosotros tenemos grados superiores de informática, y hay una mujer cada 20 ó 25 hombres. Y hay carreras que se siguen considerando inferiores, y casualmente son de letras. El año pasado tuvimos una alumna de 10 en EVAU y se la criticó por elegir Filología Hispánica”.
Las carreras de letras y artes escénicas están casi copadas por mujeres. Magisterio también. “En mi centro hemos tenido un proyecto de teatro durante 5 años (LÓVA), y nos pasaba lo mismo, creo que en la última función sólo había un chico en el elenco y era una obra de teatro musical, con actores, músicos, cantantes y bailarines. Nosotros intentamos fomentar la parte artística pero esta sociedad está muy centrada en las nuevas tecnologías y cuesta bastante”.
Es un momento en el que los jóvenes tienen que elegir entre lo que es su vocación o una carrera que tenga más opciones en el futuro laboral. “Yo siempre les digo que estudien lo que quieran, que la vida da muchas vueltas pero que es importante decantarse por algo vocacional aunque luego acaben haciendo otra cosa, y parece que ahora sí que estudian lo que quieren o lo intentan si les llega la nota). Si no, siempre hay que buscar planes B, tenemos un Departamento de Orientación que junto con los profesores va asesorando, sobre todo en los casos en los que vemos que no van a obtener los resultados esperados: hacer segundo de bachillerato en dos años, hacer un grado superior y luego universidad, etc”.
Alba Arredondo lleva un mes de infarto. “Me he presentado a cinco asignaturas, las obligatorias y una opcional. Yo creo que este año se ha hecho más difícil que años anteriores o nos lo imaginábamos de otra forma. No es una sensación súper drástica, pero se habla de que la EVAU es muy difícil, que hay que estudiar mucho pero no lo veo así, lo he visto como un examen más y bastante fácil. También depende mucho la suerte. Hay algunos que han salido llorando del primer examen del día. Es cierto que te tienes que esforzar pero yo creo que este año ha sido raro, algo descompensado entre asignaturas. Si no lo saco, por lo menos lo habré intentado. Si lo consigo, perfecto. Aunque han sido unos años duros, merece la pena”. Si todo va bien, el curso que viene comenzará el grado en Derecho.