“Qué será, será”. Con esta referencia a la famosa canción de Doris Day, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, dejaba claro que no piensa dar pistas sobre cómo piensan actuar los gobernadores de la Unión Europea en la próxima reunión del 17 de octubre. No es una novedad. La cautela ha sido siempre su seña de identidad y es difícil que deslice novedades en sus ruedas de prensa. Pero una vez que hemos conocido la decisión de bajar los tipos de interés del BCE en un 0,25%, ahora todas las miradas se centran en la Reserva Federal. La principal referencia económica en la agenda de la semana que viene será esa decisión del equipo de Jerome Powell. Y todo indica, así lo confirman los analistas, que por fin se decidirá a bajar tipos después de conocer el último dato sobre inflación en Estados Unidos, que se ha situado en el 2,5%, a tan solo cinco décimas del objetivo del banco central. Ahora la incógnita está en saber si la bajada será moderada o más contundente, es decir, que si será de 0,25% siguiendo la estela europea o del 0,5%. En el caso de la Fed, su reunión se celebra dos días consecutivos, el martes y el miércoles y no será hasta el segundo día a las 20:00 horas peninsular cuando salgamos de dudas.
No será la única decisión importante sobre política monetaria. El jueves se reunirá el Banco de Inglaterra. En un contexto de estancamiento económico, con un dato del Producto Interior Bruto (PIB) en el 0% por segundo mes consecutivo.
La ministra británica de economía, Rachel Reeves, ha insistido en que el reto del Gobierno ahora es “dar la vuelta a catorce años de estancamiento. No me hago ilusiones sobre la escala del reto que afrontamos y soy honesta con el pueblo británico, ya que el cambio no vendrá de la noche a la mañana”.
Y el viernes se pronunciará el Banco de Japón, que también tiene que doblegar una inflación siete décimas por encima de lo deseado.
Según Antonio Castelo, economista de iBroker, “sin duda la agenda de la próxima semana la marcan la reunión de importantes bancos centrales como la Reserva Federal (martes y miércoles), el Banco de Inglaterra (jueves) y Banco de Japón (viernes). La reunión de la Fed se saldará muy probablemente con el primer recorte de tipos desde la pandemia, siendo la principal duda si el recorte será de 25 o de 50 puntos básicos. La expectativa del mercado se sigue decantando por la primera opción, especialmente tras cierta resistencia a la baja en los últimos datos de inflación, pero la debilidad de algunos indicadores como los de empleo bien podrían acabar justificando un recorte de 50 puntos básicos.
No se esperan variaciones ni por parte del Banco de Inglaterra (5,0%), ni por parte del Banco de Japón, aunque ambas instituciones estarán atentas a los datos de inflación que se publicarán horas antes del comienzo de sus reuniones (miércoles en el caso del Reino Unido y el mismo viernes en el caso de Japón)”.
En el terreno nacional, estamos muy pendientes de los próximos acercamientos que tenga el ministerio de Trabajo con los agentes sociales para seguir negociando la reducción de la jornada laboral. Hubo un parón en el mes de agosto pero en septiembre han retomado sus reuniones aunque con las mismas discrepancias. El Gobierno y los sindicatos quieren sacar la reducción cuanto antes y la Patronal se niega porque considera que aumentará los costes de las empresas y se reducirá la productividad. Un enfrentamiento que no tiene visos de mejora pese a que en su último encuentro, el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, presentó una nueva propuesta en la que se daban facilidades a las pequeñas y medianas empresas, con bonifiaciones en las contrataciones fijas. Nada que haya cautivado a la CEOE que parece que mantendrá su negativa hasta el final. El problema es que el tiempo sigue corriendo y los plazos ya no cuadran. La intención de Yolanda Díaz era aprobar la reducción en dos tandas, a las 38,5 horas semanales en 2024 y a las 37,5 horas semanales en 2025. Pero apenas quedan tres meses y medio para que finalice el año sin avances. Por cierto que en Estados Unidos, el principal banco JP Morgan, ha hecho un anuncio que a ojos europeos suena rocambolesco. Va a reducir la jornada laboral para sus banqueros junior en las 80 horas semanales. El doble que lo estipulado por ley en España, lo que en la práctica significa trabajar 16 horas al día de lunes a viernes. Porque hasta ahora, llegan a trabajar hasta 100 horas semanales. La esclavitud del trabajo en pleno primer mundo.