La OPA de BBVA sobre Banco Sabadell ha vuelto a agitar el panorama financiero español. Aunque aún no se ha cerrado el acuerdo definitivo, los efectos colaterales de esta operación ya se empiezan a vislumbrar con claridad. Entre ellos, el que más preocupa a empleados y sindicatos: el riesgo real de despidos. La fusión entre ambas entidades, en caso de consumarse, no será inocua. La opa puede derivar en un importante ajuste de plantilla en los próximos meses, y las primeras estimaciones no son nada alentadoras.
Desde que se lanzó la OPA de BBVA, el objetivo ha sido claro: convertirse en el primer banco del país, ganando escala, cuota de mercado y rentabilidad. Sin embargo, el coste humano de esta operación podría ser elevado. La dirección del banco ya está trazando un plan para reducir costes y mejorar la eficiencia operativa. Y, en ese plan, la reducción de personal ocupa un lugar central.
Uno de los elementos más sensibles vinculados a la OPA de BBVA es la preparación de un nuevo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que podría afectar a miles de trabajadores. Aunque la entidad aún no ha confirmado cifras oficiales, fuentes próximas al proceso estiman que el recorte de plantilla podría superar los 5.000 empleados. Este ajuste se enmarca dentro de los planes de ahorro que BBVA quiere aplicar tras la posible integración con Sabadell.
La OPA de BBVA, aunque planteada como una operación estratégica de crecimiento, tiene implicaciones directas sobre el empleo. Carlos Torres, presidente de BBVA, ha detallado que el objetivo es alcanzar unos 850 millones de euros en ahorros tras la fusión. Para lograrlo, el banco priorizará los despidos frente a las prejubilaciones, debido al coste elevado que suponen estas últimas. De este modo, la operación apunta a una estrategia de ajuste laboral más dura que en ocasiones anteriores.
La fusión aún no se ha cerrado, pero el plan ya está en marcha
Aunque la opa de BBVA aún no ha logrado el respaldo de los accionistas de Banco Sabadell, la entidad vasca sigue adelante con su hoja de ruta. BBVA está convencido de que esta operación puede suponer un salto cualitativo en el mapa bancario nacional. Por eso, mientras intenta vencer la resistencia del consejo de administración del Sabadell, ya trabaja en el diseño de los próximos pasos. Y, entre ellos, el ajuste de personal es uno de los más relevantes.

Vista de la antigua sede del BBVA en la Plaza de Cataluña de Barcelona | EFE
En paralelo al desarrollo de la OPA de BBVA, el banco también contempla un plan de cierres de oficinas. Se prevé la clausura de unas 300 sucursales para reducir costes y optimizar recursos. Aunque esta cifra es algo inferior a las previsiones iniciales, responde a la necesidad de minimizar el impacto social y evitar obstáculos regulatorios. La operación necesita, además del visto bueno de los accionistas, una aprobación institucional que podría complicarse si el número de despidos o cierres se dispara.
La OPA de BBVA llega apenas cuatro años después del último gran ERE de la entidad. En 2021, el banco ejecutó un recorte que afectó a 2.725 empleados, combinando despidos con prejubilaciones para mayores de 55 años. Sin embargo, esta vez el enfoque será distinto. En el marco de esta operación, el nuevo ajuste será más severo. No se contemplan prejubilaciones masivas y las bajas voluntarias estarán muy limitadas.
El objetivo ahora es asegurar la rentabilidad de la operación, cumpliendo con los compromisos adquiridos con los inversores. La OPA de BBVA no solo es una operación de crecimiento empresarial, también es una estrategia de eficiencia financiera que busca demostrar resultados rápidos tras la fusión.