Guerra en el sector del aceite de oliva ante la bajada de precios

Los productores acusan a los envasadores de prácticas fraudulentas, que estos niegan. El trasfondo es una batalla de precios en origen, dado que se prevé un aumento de más del 25% de producción en esta campaña. En los lineales, ya hay ofertas de virgen extra por menos de 7 euros

Guerra de declaraciones entre los productores y los envasadores con el trasfondo de la bajada de precios que han causado un terremoto en el mundo del aceite de oliva español. El presidente de la cooperativa Dcoop, Antonio Luque, ha denunciado que hay “muchas empresas” que cometen fraude mezclando el aceite de oliva con el de orujo o girasol para venderlo más barato. Y lo dice el mayor productor mundial del oro líquido y además asegura que es un secreto a voces, que todo el mundo lo sabe en el sector y nadie lo persigue. Luque no da nombres pero sí desliza que son empresas “muy conocidas” pero que carece de pruebas como para lanzarse a acusarlas.

El aceite de oliva ha pasado una racha de dos años en los que los precios se han disparado en los supermercados debido a las malas cosechas de las últimas temporadas. Es el producto, de toda la lista de la compra, que más se ha encarecido en los últimos dos años y los consumidores han tenido que pagar hasta 10 euros el litro de aceite de oliva. Ahora parece que la curva se está doblegando. En los lineales, ya es posible encontrar ofertas de aceite virgen extra por menos de 7 euros.

Y pueden seguir bajando, ya que las previsiones hablan de 140.000 toneladas para la nueva campaña de la aceituna, un incremento entre el 24% y el 29% respecto a la anterior. Según los productores, es el momento de una bajada generalizada y lo más probable es que, en origen, las cotizaciones se sitúen en torno a los cinco euros o, incluso por debajo, si no hay cambios bruscos en el clima. “Si llueve mucho, si el consumo no se recupera y si la situación es catastrófica, lo mismo podría bajar más el precio cuando llegue febrero o marzo”, explican desde Dcoop.

Inflación

“Hay indicios importantes de que hay una parte seria, importante, del sector que está cometiendo algún tipo de fraude que nos preocupa. ¿Qué tipo de fraude? Pues metiendo aceite de orujo en el aceite de oliva, metiendo aceite de girasol alto oleico, metiendo algo de aceite de cártamo”, ha asegurado.

En un contexto de precios por las nubes, Luque afirma que hay empresas que han jugado sucio. Competencia desleal respecto al resto del sector pero también engaño directo al comprador porque señala que marcas de renombre se han dedicado a mezclar varios aceites para vender más barato y acaparar el mercado en un momento además difícil para los productores. E incluso el fraude alcanzaría a los aceites virgen extra, aunque en menor medida. En la etiqueta pondría una cosa, pero en la botella habría aceite mezclado.

Dcoop no solo lanza la queja a los medios de comunicación. Luque asegura que ha remitido su denuncia en un millón de ocasiones a las administraciones y que nunca ha obtenido una respuesta satisfactoria, que se realizan controles insuficientes con sistemas que son incapaces de detectar si un aceite ha sido adulterado. Y va más lejos. Pide a la Fiscalía que investigue a todas las empresas españolas para acabar con esta situación.

“La Administración tiene que tomar una decisión para la trazabilidad del aceite y controlar el procedimiento, porque no se controla todo el proceso, y si se hace, hay algo que falla”, ha criticado. El presidente de la cooperativa ha recordado que “el fraude grande en el aceite de oliva se inventó en Italia, Allí ya está controlado este tema, gracias a la trazabilidad, pero se ha trasladado aquí”, ha explicado. En la misma línea se ha mostrado el director general de Dcoop, Rafael Sánchez, que cree que es el “momento de terminar” con esto y limpiar la imagen de este producto y ejercer el liderazgo que España se merece” en el sector del aceite de oliva.

Respuesta contundente

Sorprende que la cooperativa Dcoop, siendo tan grande, no pertenezca a ninguna de las patronales del aceite como son la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac) y la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva) y Luque dice que su ausencia está relacionada con las diferencias que tienen sobre cómo hacer frente al fraude y la escasa implicación de las grandes organizaciones para acabar con estas prácticas ilícitas.

Tanto Anierac como Asoliva han desmentido “enérgicamente” las falsas acusaciones de fraude vertidas por Dcoop contra el sector del aceite de oliva, así como de malas prácticas de algunas compañías en el tratamiento del producto. En concreto, las patronales han recalcado que desde el sector, así como de sus empresas asociadas, “siempre han cumplido con la legislación vigente y los mecanismos de control exigidos, contando además con procedimientos propios de autorregulación para garantizar la máxima calidad y seguridad en sus productos y procesos”, según señalan en una respuesta conjunta.

Aranceles de Trump

Tras las acusaciones vertidas, las asociaciones han advertido que se tomarán las “medidas oportunas” ante estas “falsas acusaciones” que creen que “pretenden descalificar el prestigio de aceite de oliva español frente al aceite de otros países y atentar contra un sector de enorme peso y tradición en España, que supone un pilar fundamental para la economía y la cultura del país”. Estas batallas dialécticas, que generan desconfianza en los consumidores llegan en un momento crítico para el sector, con la guerra de aranceles que ha anunciado Trump.

Al sector le preocupa la guerra arancelaria de Trump con la Unión Europea, China, Canadá y México. España es el principal exportador de aceite a los Estados Unidos y ya supera con un margen del 20% en volumen de ventas a Italia. Así que los productores españoles tienen mucho que perder en el caso de que Trump siga adelante con sus amenazas y aplique el 10% de aranceles a productos como este. Tampoco saldría beneficiada Italia que estaría también en la misma desventaja arancelaria al pertenecer a la Unión Europea. Saldrían ganando los productos de otros países terceros y España se vería obligada a abrir nuevos mercados para mantener el nivel de exportación.

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