Francia es uno de los países al que le rodean más clichés, y si hablamos de los que afectan directamente a la mujer francesa, más aún. Cada 1 de mayo, en el Día Internacional de los Trabajadores, miles de franceses salen a la calle para reivindicar sus derechos laborales, y entre esos miles, cientos de mujeres. Mujeres que ven en pleno 2024 como la brecha salarial en Francia sigue siendo de un 24% entre hombres y mujeres.
Para la administración sigue siendo una batalla que, a pesar de haber impulsado varias medidas para abordar esta disparidad, las diferencias continúan siendo significativas. Si en el sector privado, la diferencia salarial es del 24% entre hombres y mujeres, el sector público no se queda atrás. Aunque, la brecha se reduce en la administración pública, la mujer de media en Francia gana entre un 15 y un 20% menos que los hombres.
Una grieta que, según el último estudio de INSEE, se manifiesta en todos los sectores, “desde trabajadores no cualificados hasta altos ejecutivos”. A pesar de que ellas suelen dedicarle más años a los estudios, y en muchos casos estar sobrecualificadas, siguen sin ocupar puestos de poder en las empresas, lo que contribuye a una estructura jerárquica discriminatoria que acaba favoreciendo a los hombres, en lo que a remuneración y reconocimiento se refiere.
El ‘efecto hijo’
La vida familiar en Francia tiene un efecto de desaceleración en la vida laboral de las mujeres, a diferencia de los hombres que el impacto es casi nulo. El último estudio de INSEE comparó el desarrollo profesional de mujeres y hombres tras la llegada del primer hijo, y los resultados no sorprenden y vuelven a subrayar lo mencionado anteriormente.
En el caso de ellas, tras la llegada del primer hijo, el salario medio sufre una caída considerable, mientras que el de los hombres sigue aumentando, creando una diferencia en la pareja del 15%. La cosa se complica cuando llega el segundo o tercer hijo, ya que la brecha salarial se agranda, en algunos casos, hasta un 43%.
Según los expertos, esto se debe a varios motivos: por un lado, a pesar de que en Francia las mujeres suelen estar más cualificadas para los puestos, son las que más empleos a tiempo parcial ocupan. En su mayoría lo hacen para poder conciliar la vida profesional con la familiar. Más de una de cada cuatro mujeres trabaja a tiempo parcial, a diferencia de ellos que no llegan a rozar el 10%. A la hora de distribuir las responsabilidades, se da por hecho en los hogares que los hombres tendrán más proyección profesional y, por lo tanto, son ellas las que acaban sacrificando sus carreras.
El “efecto hijo” también influye en los puestos que ocupan las mujeres en el sector privado, y así lo señalan los expertos. En Francia, las mujeres no ejercen los mismos trabajos que los hombres, es decir, la mayoría no ocupan puestos de verdadera responsabilidad, y como consecuencia, no están en el mapa de la población con salarios más altos. “En muchas empresas cuando las mujeres se acercan a lo que se entiende como la edad para tener hijos, suelen ser rechazadas sistemáticamente durante los procesos de selección”, rezan desde el INSEE.
Si en los puestos de mayor responsabilidad están ocupados por hombres, la cultura empresarial acaba favoreciendo, por lo general, a los hombres en el aspecto de ascensos, reconocimiento y mejoras salariales, acrecentando aún más la brecha de oportunidades a la hora de acceder a un puesto de responsabilidad o un puesto con mayor salario.
Años de medidas contra la brecha salarial
Francia ha implementado importantes medidas, sin éxito, durante los últimos años para acabar con la brecha laboral entre hombres y mujeres, como la ley de igualdad salarial, en la que obliga a las empresas a hacer públicos sus índices de brecha salarial.
En este punto, también se encuentra la ley de promoción de transparencia salarial y la ley de diversidad e inclusión. Además, en los últimos años se reforzó la ley de conciliación y flexibilidad laboral que ofrece políticas de licencia parental equitativas tanto para madres como para padres. En Francia, ya no hay excusa para que el peso de los primeros meses de paternidad recaiga únicamente sobre las mujeres. Lamentablemente, estas medidas no consiguen cerrar dicha brecha que con la inflación se ha visto aumentada.
La asociación #NousToutes destaca que la subida de los precios en Francia, -el país cuenta con una inflación que supera el 3%-, ha provocado que en muchos hogares, las mujeres se vean obligadas a reducir su jornada laboral para atender a familiares, ya sean niños o mayores, ante la imposibilidad de contratar medios externos.
Medidas insuficientes y unos números que demuestran que los esfuerzos, por el momento, no consiguen reducir la brecha salarial en Francia que a día de hoy supera el 24% y que aboca a la precarización de las mujeres en el mundo laboral. Un desafío que, a pesar de los años y el nacimiento de movimientos como el #metoo, persiste y saca a relucir las profundas desigualdades estructurales y culturales en la sociedad.