En Corral de Almaguer, un pequeño pueblo de Toledo, la fiebre del pistacho ha transformado radicalmente la agricultura local. Hace quince años, el pistacho era un cultivo prácticamente inexistente en España. Sin embargo, hoy en día este fruto seco está en pleno auge. La transformación no ha sido sencilla ni rápida. Pero la promesa de una alta rentabilidad y las características climáticas favorables de la región han convertido al pistacho en una apuesta segura para muchos agricultores.
“¡Una locura!”. Así describió a 20Minutos Ángel Martínez, un agricultor de 55 años, la reacción inicial de los vecinos cuando un visionario decidió plantar los primeros árboles de pistacho en Corral de Almaguer. La incredulidad inicial se debía a que el pistacho tarda entre cinco y ocho años en ser productivo. Lo que requería una paciencia y visión a largo plazo poco comunes. Luis Martínez, de 46 años y compañero de cooperativa de Ángel, agregó: “Aquí siempre se ha cultivado cereal y vid. Pero con los precios a la baja, tuvimos que buscar alternativas y nos decidimos por el pistacho”.
Crecimiento y expansión: la fiebre del pistacho
El cultivo del pistacho ha crecido de manera exponencial en la última década. En 2009, apenas había 900 hectáreas plantadas en toda España. Para 2022, esa cifra había aumentado a 66.466 hectáreas. Aunque solo un 10% de estas plantaciones son actualmente productivas, las proyecciones para el futuro son optimistas. España podría convertirse en el cuarto productor mundial de pistacho en unos seis o siete años, alcanzando una producción anual de 20.000 toneladas.
En este contexto, la pequeña localidad de Corral de Almaguer se está posicionando como un epicentro de la producción de pistacho. La cooperativa NaturePistachio, que agrupa a unos 120 agricultores locales, junto con la empresa de ingeniería agrícola Solagro, está construyendo una de las mayores plantas de procesamiento de pistacho de Castilla-La Mancha. Esta planta, prevista para estar a pleno rendimiento en 2026, será una de las más grandes de las 36 ya existentes en la región.
Ventajas del cultivo del pistacho
Un montonazo de pistachos
El pistacho ofrece varias ventajas frente a los cultivos tradicionales como el cereal y la vid. Ernesto Tardío, CEO de Solagro, explicó que “el cultivo de pistacho está creciendo muchísimo en Castilla-La Mancha por el clima favorable y por el tejido sectorial que se está creando en la región”. A diferencia de otros cultivos, el pistacho es muy resistente a las sequías. Una característica crucial en una región tradicionalmente afectada por la escasez de agua.
Según Julián Guerrero, asesor agrotécnico en OmniaPistacho, “el medio natural del cultivo del pistacho es semidesértico y aguanta muy bien las sequías, pero si disponemos de agua, la rentabilidad aumenta significativamente”. Además, a nivel europeo, la demanda de pistacho es alta y los países tradicionalmente productores, como Italia y Grecia, no tienen espacio para expandir sus cultivos. Eso deja a España en una posición ventajosa.
Un futuro prometedor para el campo español
La historia del pistacho en España comenzó en 1986, cuando la Junta de Castilla-La Mancha encargó a ‘El Chaparrillo’, una finca de investigación agroambiental en Ciudad Real, buscar cultivos alternativos compatibles con el clima y el suelo de la región. José Francisco Couceiro fue el pionero que plantó el primer pistachero en Castilla-La Mancha, iniciando así una transformación que hoy está dando frutos.
Los agricultores que se arriesgaron a plantar pistachos hace veinte o treinta años están viendo ahora los resultados de su inversión. “Yo planté en 2014 y ya he hecho tres cosechas”, se sinceró Ángel Martínez. “Este año ya, por lo menos, me estoy pagando todo lo retrasado. Creo que he acertado”.
El éxito del pistacho también está atrayendo a grandes empresas agrícolas y fondos de inversión, algunos de ellos extranjeros. Desde 2018, se han plantado más de 10.000 hectáreas adicionales al año. Un crecimiento impulsado por la alta rentabilidad del cultivo y la creciente demanda global.