En todo el mundo las mujeres siguen ganando menos que los hombres. Es lo que se conoce como la brecha salarial de género. Al ritmo que se produce actualmente se necesitarán 257 años para cerrar esta brecha en todo el mundo, como reflejan las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres. ¿Cuál es la diferencia?
Según este organismo, en 2024, la remuneración salarial percibida por las mujeres es un 23% inferior a la de los hombres. Es decir, las féminas sólo cobran 77 céntimos por cada dólar que reciben los hombres por el mismo trabajo. Y la penalización es aún mayor cuando tienen hijos: por ejemplo, en Asia Meridional, las madres cobran un 35% menos frente al 4% en aquellas que no lo son.
En la Unión Europea el gap es menor. España es uno de los alumnos aventajados: la brecha se ha reducido diez puntos en una década, al pasar del 18,7% en 2012 al 8,7% en 2022, según datos de Funcas. De esta forma, España se sitúa cuatro puntos por debajo de la media de la Unión Europea (12,7%), mientras que en 2012 la superaba en más de dos puntos. Pero la situación no es la misma en todos los países comunitarios.
De manera general, las mayores brechas salariales de género se encuentran en países del este de Europa, pero también en Austria y Alemania, donde rondan el 18%, mientras que en Bélgica, Rumanía e Italia, países con tasas de actividad femenina “relativamente bajas”, la brecha salarial de género se sitúa por debajo del 6%. También hay excepciones, el único país europeo en el que el salario por hora de las mujeres supera por término medio al de los hombres es Luxemburgo, donde este es un 1% inferior.
Variables
Funcas recuerda que hay que tener en cuenta que las diferencias salariales resultan de comparar situaciones distintas entre unos y otras en el mercado de trabajo según las características individuales (nivel educativo, edad, antigüedad, o productividad) y de los puestos de trabajo (ocupación, nivel de responsabilidad, sector, número de horas trabajadas, tipo de jornada, tipo de contrato o de empresa). Una realidad es que las mujeres no acceden a las posiciones de alta dirección.
El Foro Económico Mundial advierte de la baja representatividad de mujeres en los puestos de alta dirección en España. De esta forma, en su Índice Global de Brecha de Género 2024 asigna una puntuación de sólo el 53,2% a esta cuestión. España también puntúa pobremente en cuanto a la brecha de género retributiva, con un 67,6%.
En este sentido, un estudio de Estrategias de talento sostenible de Robert Walters, que recoge las impresiones de 700 profesionales en posiciones de management y 300 responsables de selección, refleja que una amplia mayoría (88%) de los encuestados opina que las mujeres están subrepresentadas en el liderazgo empresarial, por lo que la brecha salarial es más notoria en puestos de dirección. Respecto al cambio de políticas que facilitarían el acceso de la mujer a cargos directivos, los profesionales señalan un modelo de trabajo más orientado a resultados (56%), la flexibilidad laboral (54%) y el cambio cultural hacia un modelo más igualitario (53%).
Diferencias ostensibles por edad
Por su parte, Funcas recalca que la caída de las diferencias salariales de hombres y mujeres no puede desvincularse del “vuelco formativo” de las generaciones más jóvenes de mujeres, ya que su nivel educativo, más alto, por término medio, que el de sus pares varones, ha contribuido a su acceso a puestos de trabajo de mayor categoría y remuneración. De esta manera, a medida que las generaciones más antiguas, con una brecha salarial más elevada, se jubilan y salen del mercado laboral, son reemplazadas por cohortes de trabajadores jóvenes entre quienes la desigualdad salarial es significativamente menor o, incluso, se revierte.
En este sentido, Funcas ha destacado que la brecha salarial en España es “muy sensible a la edad”, ya que entre los menores de 25 años, las mujeres ganan por hora, en promedio, más que los hombres de la misma edad, en consonancia con su mayor nivel educativo. Sin embargo, esta pauta cambia “drásticamente” entre los trabajadores de mayor edad, dándose el caso de que en el grupo cercano a la edad de jubilación (55-64 años), la brecha salarial alcanza el 13,5%, y en el grupo de mayores de 65 años, aunque muy pocos siguen trabajando, la desigualdad es aún más pronunciada.
A pesar de estas diferencias ostensibles por edad, desde 2012 la reducción de la desigualdad salarial puede considerarse un fenómeno transversal, afectando a trabajadores jóvenes y mayores por igual, ya que, por ejemplo, la brecha salarial entre los menores de 25 años se situaba en el 8,3% en 2012, pero es negativa desde 2019, alcanzando el -3,8% en 2022, mientras que entre los trabajadores más cercanos a la edad de jubilación, la brecha salarial disminuyó en el mismo periodo en más de 10 puntos porcentuales, del 24,2% al 13,5%, informa Europa Press.
En el ámbito laboral, el salario no es el único elemento que lastra a las mujeres. La ONU recuerda que las mujeres tienen más probabilidades de estar desempleadas que los hombres en todo el mundo, con amplias disparidades a nivel regional; se estima que sólo el 28% de las mujeres empleadas en todo el mundo disfrutan de una baja de maternidad remunerada; a nivel mundial, casi el 65% de las personas en edad de jubilación que no disponen de pensión son mujeres y las mujeres dedican al menos 2,5 veces más tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.