Madrid acogerá del 9 al 11 de mayo el Global Summit of Women (GSW), que coloquialmente se conoce como el ‘Davos de las Mujeres’. Un punto de encuentro donde más de un millar de mujeres tienen la oportunidad de hacer networking, aprender de aquéllas que han alcanzado posiciones de liderazgo en todo el mundo, convencer a inversores para sus negocios… pero sobre todo, el lugar donde visibilizar un talento femenino que se desconoce y por ello pasa desapercibido.
La impulsora de este evento, que nació en 1990, es Irene Natividad (San Fernando capital de la provincia de Pampanga, Filipinas; 1948). Una mujer que poco a poco fue involucrándose en la promoción y defensa de las trabajadoras, hasta tener que dejar su carrera profesional como académica en la Universidad para dedicarse al cien por cien a esta tarea. “No hubo ningún momento de epifanía que me hiciera decir: ‘Oh, voy a ser una defensora de las mujeres'”, recuerda, al tiempo que reconoce que su mayor reto fue tener que renunciar a su vida académica, a su seguridad, tener que mudarse de Nueva York a Washington para dirigir el Instituto de Investigación y Educación GlobeWomen.
Y aquí su reflexión a las mujeres jóvenes: “Cualquier decisión que tomes, cuesta. Nada es gratis. Hay que renunciar a unas cosas o a otras”. En su caso, ha merecido la pena, al encontrar en las mujeres la fuerza y la energía para situarlas en el lugar donde deben estar, en los ámbitos de poder en las empresas y en los gobiernos. Artículo14 ha tenido la oportunidad de conversar con ella.
¿Cuál es el objetivo de este Global Summit of Women?
Quiero que las mujeres de negocios conozcan mejor los mercados españoles. Se piensa en España como país para visitar, pero no como un mercado dinámico. Quiero visibilizar el talento femenino, si no se ve es como si no existiera. Me gustaría saber cuántas mujeres españolas saben que Beatriz Corredor es la presidenta de Redeia, la compañía que suministra la energía a sus empresas. Las personas de la calle no lo saben, porque no está en los libros de texto y no se le da suficiente cobertura en la prensa, en mi opinión.
¿Por qué eligió España para celebrar la cumbre?
¿Y por qué no? Es un país importante en la Unión Europea. Se han hecho algunos progresos en el liderazgo femenino: un 50% de ministras, un 44% de diputadas -en mi país [Estados Unidos] sólo hay un 25%- y en Ibex 35, hay un 37% de mujeres en los consejos de administración, una cifra alta en comparación con otros países. España es un país que quizás pueda enseñar a otros. Y, a su vez, puede aprender en cuanto a lo que se hace en otras partes del mundo en el sector privado para hacer avanzar a las mujeres.
Ha mencionado la presencia de consejeras. ¿Estamos en una buena posición global?
Europa lo hace mejor que cualquier otra parte del mundo, principalmente por las cuotas, que son obligatorias en todos los Estados miembros. Noruega fue el pionero y ahora hay 44 países con cuotas. Así que ha habido un progreso significativo, no sólo en Europa, ahora las cuotas existen en Malasia, Kenia, Sudáfrica, Panamá o EAU (Emiratos Árabes Unidos). Se ha prestado más atención, y confío en que sea porque llevamos años publicando informes de la presencia de mujeres en los consejos, algo a lo que antes nadie prestaba atención.
¿Cree que las cuotas pueden llegar a perjudicar a las mujeres?
El argumento de los hombres es decir que de alguna manera traerán a la gran mayoría, a los no cualificados a los consejos de administración. En un mercado competitivo como el actual, no hay ninguna empresa tan estúpida como para poner a un ‘incompetente’. De hecho, hicimos un estudio porque me aburrí de ese argumento y la conclusión es las mujeres están sobre-cualificadas. Lo que hacen las cuotas es obligar a las empresas a buscar esas mujeres. Antes es decían ‘queremos mujeres a bordo, sólo que no las encontramos´. Ahora las cuotas les obligan a encontrarlas.
¿Qué tenemos que mejorar en España?
No es solo en España, es en todas partes. El porcentaje de altas directivas es bajo. Tenemos que aumentar el número de ejecutivas, porque si no lo hacemos no hay una vía para que las mujeres formen parte de la alta dirección o sean consejeras delegadas. Aún hay discriminación en el trabajo y las mujeres están relegadas a áreas administrativas. Hay que trasladarlas donde se generan los ingresos. Recursos Humanos o Marketing, que es donde están las mujeres, son áreas importantes, pero no conducen a convertirse en CEO.
¿Está resuelta la brecha salarial?
Sigue sin resolverse el problema de la brecha salarial. No hay ningún país donde las mujeres cobren lo mismo que los hombres. ¡Ningún país! También debe aumentar la educación de las niñas desde una edad temprana en las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), no esperar hasta la universidad. Además, la conciliación sigue siendo otra barrera cultural. Aunque haya leyes que regulen el permiso parental, las mujeres siguen haciendo la mayor parte del trabajo.
Ha mencionado la maternidad ¿Cómo puede evitarse su impacto profesional?
Proporcionando permisos de paternidad y haciéndolos cumplir. Los hombres descubrieron durante la pandemia que las tareas domésticas y el trabajo infantil son un trabajo duro. Y por eso estuvieron encantados de volver a la oficina. En cambio, las mujeres descubrieron el teletrabajo, ser productiva en casa y al mismo tiempo recoger a los niños después del colegio. Pero hay que advertir a las mujeres que si no te ven es lo mismo que si no estás. Esa flexibilidad puede ser genial, pero puede costarle a la mujer teletrabajadora ese gran ascenso profesional.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
¡Las mujeres! Son tan emocionantes, están haciendo cosas increíbles. Me hacen seguir adelante, porque a pesar de todos los problemas, las mujeres luchan. Hay muchas empresarias que nunca reciben la financiación que deberían. Nunca reciben el apoyo que deberían recibir de sus propias familias. Nunca reciben aplausos por sus logros porque no salen en las noticias. Pero siguen adelante… Nuestra actividad económica representa el 40% del PIB mundial. Eso no ocurrió porque los hombres dijeran ‘ayudemos a las mujeres’. No, fueron las mujeres quienes lo hicieron.