“Cuando viene un mal, otros trae atrás”. La sabiduría popular del refrán ejemplifica la maldición a la que se enfrentan las localidades afectadas por la DANA. La apresurada necesidad de limpieza, unida a la falta o imposibilidad de asesoramiento técnico, ha generado un problema de grandes dimensiones en la red de saneamiento de las localidades más afectadas. Ahora, amenaza con agravarse con el anuncio de fuertes lluvias.
Casi dos semanas después de la DANA, la realidad de las localidades afectadas es una red de alcantarillado bloqueada por la acumulación de lodos, tanto los causados por las lluvias torrenciales como por las labores de limpieza. Este barro se ha secado y la red está taponada. La situación es dramática como refleja la búsqueda desesperada de medios materiales para la limpieza y la decisión del Gobierno de destinar 500 millones en un plan de acción específico para la retirada del lodo y de los escombros en Valencia.
Expertas
En Artículo14 entrevistamos a Ángela Martínez, doctora y consejera del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, y a Paloma B. Akerman, profesora y doctora Ingeniero de Caminos de la Universidad Alfonso X el Sabio, especialista en digitalización del ciclo del agua, para entender cómo se ha llegado a esta situación, los riesgos y las posibles soluciones.
¿Se podía haber evitado el atasco en la red de alcantarillado?
Ángela Martínez (A.M.): Es cierto que la propia DANA provocó el arrastre de tal cantidad de sedimentos que, inevitablemente, han terminado en la red; pero también ha habido una mala prevención del sistema. La fuertes lluvias provocaron que se levantaran las tapas al entrar la red de drenaje urbano en carga. Posteriormente, se ha introducido más lodo en las alcantarillas para tratar de retirarlo de las calles.
Paloma B. Akerman (P.A.): Las alcantarillas están pensadas para eliminar agua, no barro. Este material cuando se seca tapona la red y eso lo sabe cualquier experto. Lo correcto habría sido trasladar los lodos específicamente para su gestión. Lo ocurrido viene a confirmar lo que se ha puesto de manifiesto en esta crisis, que la falta de gestión técnica tiene graves consecuencias. Es necesario que sean los profesionales quienes tomen las decisiones.
Riesgo de aguas residuales
¿Cuáles son los riesgos de una red saneamiento atascada?
A.M.: Si la red de saneamiento está atrancada, lo más probable es que cuando vuelva a llover no tenga capacidad de absorción. No va a poder tragar el agua y, en función del caudal, la red podría desbordarse. Se corre riesgo de que las aguas residuales puedan salir a las calles. Por su porcentaje de humedad, estos lodos tienen que ser transportados mediante camiones cisterna a las depuradoras.
“Se corre riesgo de las aguas residuales puedan salir a las calles”, afirma Ángela Martínez.
P.A.: Tener la red en estas condiciones es un problema enorme desde el punto de vista sanitario y debería reforzarse la información a los ciudadanos. La situación es preocupante porque más allá de que vaya a haber olores, en la red se puede concentrar una alta carga de materia orgánica sin tratar, que facilita la proliferación de mosquitos y roedores debajo de las viviendas. Otro problema añadido cuando está bloqueada es que las aguas estancadas pueden crear ácidos altamente corrosivos que podrían llegar a dañar las tuberías.
Faltan camiones destacadores
¿Cómo se destaponan cientos de metros del tuberías?
A.M.: La utilización de camiones cisterna con autobomba que tienen dos funciones, por un lado succionar la red y por otro, echar agua para limpiar, es lo que ahora se necesita de manera inmediata. Este tipo de vehículos se utilizan habitualmente para mantener las redes de alcantarillado y también cuando se producen atrancos en la red, derivados de una incidencia. En general, se cuenta con los camiones necesarios para realizar preventivo y correctivo y estamos ante un evento extraordinario con unas dimensiones a las que nunca nos hemos enfrentado.
P.A.: La limpieza también debe planificarse. Si pensamos cómo funciona una cuenca, lo que debería hacerse es empezar de arriba abajo. De esta forma, se acompasa con el ciclo del agua. Las depuradoras se han desestabilizado [funcionan con un delicado equilibrio de microorganismos y debe gestionarse la carga tóxica para que puedan absorberla, según explica] por lo que probablemente no estarán pudiendo depurar eficientemente. Si vuelve a llover, la situación de las depuradoras empeorará. Es importante también trabajar sobre ellas.
“Si vuelve a llover, la situación de las depuradoras empeorará”, avisa Paloma B. Akerman.
Prohibir el baño
¿Qué recomendación básica hay que dar a los ciudadanos en esta situación?
A.M.: No deben verterse más lodos en la red de drenaje urbano. Dada la situación de la red, debe hacerse un uso responsable de los sanitarios. Nunca, y menos en esta situación, deben echarse toallitas por el inodoro. Y deben estar atentos a las indicaciones de la gestora del agua para saber el estado de la red de abastecimiento. Puede que haya cortes en el suministro porque se están realizando reparaciones.
P.A.: El agua estancada es un riesgo sanitario. No se trata de ponerse una mascarilla o no abrir la boca en la ducha, hay que evitar acercarse a los ríos y debería prohibirse el baño en el mar. Ahora, por suerte estamos en invierno y es poco probable que la gente se acerque a las playas. Los temporales del invierno ayudaran a diluir la carga contaminante.
“”Hay que actuar cuanto antes, porque la Comunidad Valenciana está en alerta por la nueva Dana”, señala gráficamente Ángela Martínez, en alusión a la precaria situación en la cual se encuentra el sistema de saneamiento. No es lo que apunta la previsión meteorológica; toca monitorizar cómo va a responder la red, cruzando los dedos para que no se desborde.