Donald Trump ha amenazado tantas veces con imponer aranceles, que ya no sabemos si va de farol o se trata de una jugada maestra. Para que el mundo le tome en serio, ha preferido fijar el ‘Día de la Liberación’, como él mismo le ha apodado, para el 2 de abril en lugar del 1 del mes, día de los Inocentes en Estados Unidos, no vaya a ser que fuera de sus fronteras no se crean sus advertencias.
Y los inversores ya están nerviosos ante el caos que puede provocar el presidente de los Estados Unidos. Y no solo en Asia o Europa, donde las bolsas están sufriendo fuertes caídas por el posible impacto de esta guerra arancelaria, sino también en Wall Street, en su propio bando, que está registrando una fuga de capital ante el miedo añadido a una recesión.
La bolsa de Tokio, el Nikkei, ha sufrido de nuevo una debacle liderada por las compañías automovilísticas que van a tener que hacer malabares para que sus cuentas de resultados no caigan con los aranceles a sus exportaciones a USA y un encarecimiento generalizado por vehículo de entre 3.000 y 15.000 euros.
Al otro lado del Atlántico, en Europa, las caídas en los parqués son generalizadas, no solo en el sector de la automoción, que también, sino en todo tipo de empresas como una especie de efecto cascada. En el Ibex 35, las caídas han estado capitaneadas por Repsol, a la que la Administración de Trump ha cancelado su licencia para operar en Venezuela, pero también la banca, que teme una bajada de tipos por parte del BCE para mantener la economía europea a flote.
El segundo día de abril es la fecha elegida para que los aranceles entren en vigor. No solo los de Trump sino también la respuesta de otros países como China o la Unión Europea, que ya han anunciado que no piensan quedarse cruzados de brazos. En el caso de Bruselas, la intención es gravar productos estadounidenses por un valor de 26.000 millones de euros como represalia. Empresas que son un icono los Estados Unidos, como por ejemplo Levis o las motocicletas Harley Davison, que ha anunciado que encarecerá el producto hasta los seis dígitos.
Los primeros órdagos, aranceles del 25%, los lanzó el presidente Trump para todas las importaciones que entren en el país de acero y aluminio, un recargo que ya está vigente desde mediados de marzo.
Una bomba que ha lanzado pese a la preocupación que han expresado las propias empresas nacionales, que dependen en gran medida de esas importaciones para su desarrollo. Como la mítica Coca-Cola que necesita del aluminio para sus latas y que ha adelantado que se pasará al plástico para evitar subidas de precios. En el caso español, las exportaciones a Estados Unidos alcanzaron los 22.000 millones de euros e involucran a más de 27.000 empresas de distintos sectores según datos de la Cámara de Comercio de España. Estados Unidos es el sexto destino de nuestros productos y el segundo fuera de la UE solo por detrás de Reino Unido.
España es el décimo exportador de acero a EEUU y el número 28 en el caso del aluminio…Entre ambas, es un volumen de negocio que alcanza los 500 millones de euros en exportaciones.
Pero el miércoles llega otro arancel, en este caso será del 25% sobre los automóviles que importe Estados Unidos. El efecto para España será mínimo en comparación con Alemania o Italia porque el año pasado no se exportó ni un solo vehículo completo al país pero sí puede hacer daño en el sector de los componentes.
La Casa Blanca asegura que esta medida fomentará la compra de coches estadounidenses y la instalación de fábricas extranjeras en el país para esquivar los aranceles. Lo que sí ha hecho Trump es suavizar el golpe para su propia industria y ha dejado fuera las partes del automóvil fabricadas en México y Canadá que estarán exentas temporalmente de ese arancel.
La Administración Trump dejó claro que castigaría a los “15 sucios”, a los 15 países que más sucio, dice, han jugado con sus políticas comerciales y que, según los republicanos, merecen esos recargos.
Otro 25% a todo el petróleo que salga de Venezuela y esa carta adicional que ha enviado el departamento del Tesoro a Repsol para que abandone sus operaciones petrolíferas en el país de cara al 27 de mayo.
Y todavía quedarían en el aire castigos tan dolorosos para el sector agroalimentario como son un posible arancel del 200% sobre el aceite y el vino. España exporta aceite por un valor de 1.013 millones de euros y en el caso del vino, 334 millones más, lo que convierte al mercado estadounidense en el segundo mayor cliente en términos de valor en 2024. Por eso, las navieras están acelerando el trabajo y enviando por mar más coches y productos a Estados Unidos que nunca. Para que les lleguen con previsión antes de que Trump cumpla con su palabra.