Guerra de titanes: China vs EE UU

China responde a los aranceles anunciados por Trump del 104% y eleva al 84 % sus propios aranceles a los productos estadounidenses

Dolar vs yen.
KiloyCuarto

Los aranceles de Donald Trump están ocasionando reacciones de todo tipo entre los países afectados. Hay gobiernos, como el de Japón, que está dispuesto al diálogo y ya ha entablado un canal de comunicación con la Casa Blanca para rebajar las condiciones impuestas. Está la Unión Europea, prudente, que mide cada palabra pronunciada por la presidenta de la Comisión, Ursula Von Der Layen, para evitar una escalada que no conviene a nadie. También está Canadá, que lo mismo se enfrenta a Trump que rebaja las formas para mantener cierto equilibrio.

Y luego está China. No es comparable con ningún otro país por su fortaleza frente a Estados Unidos. Es quizás el único gigante comercial que puede medirse, de tú a tú, con USA y como lo sabe, juega sus cartas. Y no se amilana con las amenazas de Trump, pese a que desde hoy le aplica ya un gravamen del 104%.

El Gobierno de Pekín acepta el reto. China ha anunciado que elevará del 34 al 84 % los aranceles a los bienes procedentes de Estados Unidos en respuesta al gravamen adicional del 50 % anunciado este martes por Donald Trump que situaba el total de tasas a los bienes chinos al 104 %. El ministerio de Finanzas del país asiático ha indicado en un comunicado que la nueva tasa entrará en vigor el 10 de abril y que toma la medida en respuesta al “repetido error” estadounidense de aumentar los aranceles a China.

Donald Trump.
KiloyCuarto

Y así es como ha surgido un pulso personal entre dos potencias mundiales. Comenzó el 2 de abril, Donald Trump sacó su lista negra de países a los que pensaba castigar con distintos aranceles a todo tipo de importaciones. En el caso de China, le aplicó un inicial 34%, que sumado al arancel del 20% que ya estaba vigente, convertía al país asiático en el más dañado por el presidente estadounidense. En total unos gravámenes del 54% muy difíciles de asumir y que no solo golpeaban a su industria sino también al propio tejido empresarial estadounidense puesto que muchas empresas emblemáticas americanas fabrican en China para abaratar costes, como por ejemplo Apple o Nike.

La réplica de China fue inmediata, sin titubeos. El ojo por ojo, diente por diente. Si Trump les imponía un arancel tan brusco, ellos responden con el mismo porcentaje.

Pero en esta guerra entre titanes, ninguno de los dos países quiere abandonar y Trump ha vuelto a responder con tasas todavía más duras. Ni los batacazos en Wall Street, ni la pérdida de activos de los ciudadanos estadounidenses, le frenan para comportarse de forma más moderada. En lugar de sentarse a negociar volvió a lanzar un nuevo órdago con otro arancel a Pekín pero esta vez de un 50% adicional hasta imponer unos gravámenes del 104%.

“Muchos países vienen a negociar acuerdos con nosotros, y serán justos”, declaró ante varios periodistas. “Estados Unidos tiene la oportunidad de hacer algo que debería haberse hecho hace décadas. ¡No sean débiles! ¡No sean estúpidos!… Sean fuertes, valientes y pacientes, ¡y la grandeza será el resultado!”, escribió en su red Truth Social.

Todavía no queda clara la estrategia que quiere llevar el inquilino de la Casa Blanca. Si quiere negociar o simplemente establecer unos criterios por la fuerza sin pensar en las consecuencias para su propia nación, como la caída de la economía o una subida de los precios. Trump imaginó que todos los países se rendirían a sus pies y en el caso chino se ha encontrado con su muralla, con un muro infranqueable y una determinación férrea.

“Si Estados Unidos se obceca en seguir por este camino, China luchará hasta el final”, dijo el Ministerio chino de Comercio.

“Si EEUU realmente quiere dialogar, debería demostrar una actitud de igualdad, respeto y beneficio mutuo. Si Washington insiste en una guerra arancelaria o comercial, sin contar con los intereses de ambos países y de la comunidad internacional, China estará preparada para llegar hasta el final”. Y sus líneas rojas, innegociables, son “la soberanía, seguridad e intereses de desarrollo” del país.

China es la fábrica del mundo y se sabe necesaria, alberga empresas americanas y europeas por su mano de obra barata, desde producción textil hasta vehículos. Es además proveedor de la cadena de supermercados Wallmart y provee de maquinaria e insumos a todo el mundo. Al ser uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos, los aranceles podrían impactar en el precio de productos muy demandados por los ciudadanos estadounidenses como los Iphone de Apple. Ya hay consumidores que se han lanzado a comprar nuevos modelos antes de que se disparen los precios hasta un 40%.

Y por el momento, ninguno quiere claudicar. Con el tiempo veremos cuál de los dos es capaz de resistir los órdagos del contrincante.