Glovo ha anunciado un cambio radical en su modelo de negocio en España, ajustándose a la normativa que exige contratar en nómina a sus repartidores. Este movimiento pone fin al modelo de “falsos autónomos” que había caracterizado a la compañía desde sus inicios y que generó innumerables conflictos legales y laborales. La decisión supone un paso importante en la relación entre las plataformas digitales y sus trabajadores, adaptándose a la llamada Ley Rider y evitando mayores sanciones y complicaciones legales.
Un cambio para cumplir con la ley
El anuncio llega en un contexto de creciente presión regulatoria en España y otros países europeos. Glovo, propiedad de la multinacional alemana Delivery Hero, ha explicado que este cambio se realiza “para evitar incertidumbre regulatoria”. A partir de ahora, los repartidores pasarán a formar parte de la plantilla de la empresa, asegurándoles derechos laborales como cotizaciones a la Seguridad Social y protección ante despidos. Pero ¿por qué se hace este cambio ahora? Básicamente, por estas razones:
- Sanciones millonarias: Glovo acumula multas de la Inspección de Trabajo por valor de 267 millones de euros debido a su incumplimiento de la ley.
- Coste acumulado: La empresa estima que el cambio supondrá un coste adicional de 100 millones de dólares anuales y un impacto total desde 2021, cuando se implementó la Ley Rider, de entre 440 y 770 millones de euros en regularizaciones y sanciones.
- Inspecciones masivas: La compañía ha sido objeto de investigaciones que abarcan a más de 60.000 repartidores, incluidos 3.000 trabajadores extranjeros sin autorización laboral.
Este giro estratégico también se produce a solo 24 horas de que el responsable de Glovo en España comparezca ante los tribunales, lo que refuerza la necesidad de cumplir con la normativa para evitar nuevos problemas legales.
El impacto del nuevo modelo laboral de la empresa
El paso de los repartidores a ser empleados por cuenta ajena transformará no solo la relación laboral dentro de Glovo, sino que también afectará a su modelo de negocio y a los consumidores.
Para los repartidores:
- Derechos laborales garantizados: Los repartidores disfrutarán de beneficios como bajas por enfermedad, vacaciones pagadas y cotización a la Seguridad Social.
- Flexibilidad cuestionada: Aunque se garantiza mayor seguridad laboral, algunos repartidores temen perder la flexibilidad que ofrecía el modelo anterior.
- Salario y horarios: Pasar de un modelo autónomo a uno de nómina podría implicar ajustes en las condiciones salariales y horarios más estructurados.
Para Glovo:
- Aumento de costes: Contratar a todos los repartidores en nómina implicará un gasto anual adicional significativo.
- Sostenibilidad del negocio: Este cambio podría impactar en la rentabilidad de la empresa, especialmente si otros países de Europa siguen el ejemplo regulatorio de España.
- Adaptación tecnológica: Glovo tendrá que ajustar su tecnología y procesos para gestionar un modelo laboral más tradicional.
Para los consumidores:
- Posible aumento de precios: Los mayores costes laborales podrían trasladarse al usuario final, encareciendo las tarifas de entrega y los servicios.
- Cambios en la disponibilidad: Con un modelo más estructurado, es posible que se reduzca la flexibilidad en los tiempos de entrega, especialmente en horarios no habituales.