Ganaderas en pie de guerra contra Mercosur

”Las condiciones laborales son mejores aquí que en Latinoamérica, el bienestar animal también, ellos además utilizan fitosanitarios y aquí en la Unión Europea está prohibido”, lamentan

Mercedes Cruzado, secretaria general COAG Asturias. Artículo14

Todo gran acuerdo comercial, firmado por políticos encorbatados, tiene su repercusión hasta en la explotación ganadera más humilde y remota. Es lo que han denunciando miles de agricultores y ganaderos de las organizaciones COAG y Asaja frente a la sede del Ministerio de Agricultura y Pesca. Que están siendo tratados como moneda de cambio en un pacto en el que salen beneficiados grandes sectores europeos como la automoción, que va a poder exportar a Latinoamérica sin estar sometidos a aranceles, a cambio de que la agricultura nacional pierda cuota de mercado.

Mercedes Cruzado es la secretaria general de COAG en Asturias. Ella tiene una explotación en el municipio de Grandas de Salime con 135 cabezas de ganado de asturiana de los valles, que son vacas de doble grupa, culonas, que tienen más carne de lo habitual.

En Asturias, más de la mitad de los titulares de explotación de ganadería tienen nombre de mujer. Mercedes no es una excepción, son muchas y conocen muy bien a cuánto deben vender sus animales para que sean rentables.

“Va a ser un batacazo imposible de recuperarse. Un cierre del 20% de las explotaciones y no me parece una exageración. Estamos viviendo un momento de los mejores que vivimos desde hace años, la carne vale dinero, el precio del pienso ha vuelto a bajar después de la guerra de Ucrania, los terneros dejan dinero… pero a mí me cuesta mucho dinero producir esa carne. Las condiciones laborales son mejores aquí que en Latinoamérica, el bienestar animal también, ellos además utilizan fitosanitarios, como el Clenbuterol, que estimula el engorde de los terneros, y aquí en la Unión Europea está prohibido”, explica Mercedes.

Por eso la carne procedente de los países del Mercosur sale más barata y si entra en España sin tener que cumplir con las exigencias medioambientales de la Unión Europea ni tienen las mismas condiciones laborales, no pueden competir en igualdad de posiciones. Y temen que eso suponga una caída generalizada de los precios y el cierre de granjas. “Yo vendo mis terneros a 6,35 euros la unidad. Solo con que tenga que bajarle un euro el kilo dejo de pagar los costes que tengo de abonos, piensos, veterinario, gasóleo de los tractores, plásticos… No voy a ser capaz de pagarlo. Lo hemos hablado con el ministro Planas pero también en Bruselas. Nos están utilizando como moneda de cambio, por el bien por ejemplo de las fábricas de coches de Alemania. Hay millones de potenciales consumidores y les interesa sacar adelante eso y nosotros somos el daño colateral”.

No es lo que piensa el ministerio de Agricultura, que considera que es una oportunidad de oro en un momento difícil, en el que Trump amenaza con nuevos aranceles para la Unión Europea y China también comienza a pensárselo. Este acuerdo con Mercosur abriría una nueva ruta comercial sin apenas aranceles para los productos europeos. El ministerio resalta en particular el aceite de oliva, que ahora mismo tiene que exportarse con unos aranceles del 10% o el vino, que soporta aranceles del 35%.

“Las importaciones de productos agrarios de Mercosur, Chile, Marruecos, Nueva Zelanda, con precios por debajo de nuestros costes de producción y sin cumplir las normativas que imperan para las producciones comunitarias, impactan gravemente en los agricultores españoles y europeos y provocan pérdidas inasumibles y cierres de explotaciones”, advierten Asaja y COAG en el comunicado conjunto.

“Reclamamos un cambio de rumbo en las políticas que atañen al sector agrario, con decisiones más proactivas en defensa de un sector que toca fondo, con ingresos que resultan insuficientes, con una pérdida de activos que resulta sangrante y con un relevo generacional que no es suficiente para mantener la actividad en nuestras explotaciones y en los núcleos rurales”.

La asignatura pendiente, según Mercedes, “es informar a la población, saber cómo es nuestro producto y saber cómo repercute en ellos, también en su salud. Deben conocer la calidad de los productos, y de este modo, de poco les valdría a los políticos cerrar tratados de libre comercio”.

Por eso salen con los tractores a la calle, para que les escuchen, porque más adelante no tendrá vuelta atrás. Mercedes, que nunca se ha sentido discriminada en el campo por ser mujer, ha trabajado día y noche para sacar adelante su explotación. Y ya piensa también en el relevo generacional, que probablemente también sea una mujer como ella, su nuera. “Yo tengo ahora 64 años. Estábamos pensando que no habría relevo generacional. Uno de mis hijos estudió ingeniería de Montes y da clases en la universidad, otro está en una empresa aunque vive cerca y su esposa es la que, lo más seguro, se incorpore”. Porque insiste, el trabajo en la ganadería lo pueden hacer tanto ellos como ellas. “Hace muchos años, cuando no estaba mecanizado, la fuerza bruta te limitaba pero ahora te subes al tractor y peleas igual o incluso diría que a las mujeres se les da mejor, no sé si somos más cariñosas con los animales y además el papeleo también se nos da mejor”. Solo necesitan que nadie les haga la zancadilla y que los acuerdos se firmen teniendo en cuenta a todas las partes.

TAGS DE ESTA NOTICIA