Barbara Frenkel es la primera mujer que se ha sentado en el consejo de Dirección de Porsche. Lleva cuatro años en lo más alto de la empresa y ahora debe afrontar un momento muy delicado para todo el sector de la automoción: el anuncio de aranceles del 25% de Donald Trump para todas las importaciones de vehículos que procedan de fuera de Estados Unidos.
No es la única mujer que está lidiando en el sector con la última ocurrencia del presidente de los Estados Unidos. Hauke Stars es miembro del consejo de dirección de la alemana Volkswagen y también se enfrenta a un duro reto en el futuro inmediato, cómo minimizar el impacto de la guerra arancelaria en las cuentas de la compañía.
Tras el anuncio del inquilino de la Casa Blanca, hubo una oleada de caídas en las bolsas de todo el mundo. Primero fue la reacción de Wall Street. Fue un efecto inmediato. El Dow Jones entró en números rojos en el mismo momento en que la portavoz de Trump adelantó la noticia. El Nasdaq, el índice de las tecnológicas, perdió más de un 2%, la peor sesión en dos semanas y el S&P 500 se dejó más de un 1%. Por horario, le siguieron las bolsas asiáticas. Las peores paradas fueron las compañías que cotizan en Japón y Corea del Sur, principales exportadores de coches a Estados Unidos. El Nikkei cerró con una caída de siete décimas con un fuerte varapalo para Mazda, que se dejó un 6%, Honda, con una caída del 2,4% y Nissan, del 1,6%. En el caso del Kospi, el índice de Corea del Sur, la marca Hyundai perdió un 4,6% y Kia hasta un 3,4%. En el caso de los índices chinos, registraron suaves subidas tras el comentario de Trump que suavizaría sus aranceles si la china TikTok acaba en manos estadounidenses.
En el caso de Europa, no hubo una sola empresa relacionada con la automoción, que no se viera afectada por las caídas en Bolsa. Pero si hay un país especialmente vulnerable a los aranceles es Alemania. Es el país de Europa que más exporta a Estados Unidos. Solo en 2024, casi 25.000 millones de dólares en volumen de negocio con tres marcas liderando las ventas: BMV, Mercedes y Volkswagen. Según Bloomberg, solo Mercedes y Porsche se enfrentan a un impacto de 3.700 millones de dólares. Eliminarían una cuarta parte de las ganancias previstas para 2026 y para compensar tendrían que subir precios. Se habla de un encarecimiento medio de 3.000 dólares por vehículo que se compre en el país y que deberán asumir los consumidores estadounidenses que quieran comprar un vehículo extranjero. Los modelos estrella en USA de estas dos compañías son el Porsche 911 y el Mercedes Clase S.
El caso de España es muy diferente. No vende coches terminados a Estados Unidos pero sí componentes. El mercado americano es muy residual para España, que comenzó a exportar al país tras la crisis financiera de 2013 de la mano de Ford y su fábrica en Almussafes y Mercedes en su planta de Vitoria. En el año 2023 se exportaron 51.700 vehículos que cayó a cero unidades en 2024. El principal mercado español es europeo, principalmente Francia, Alemania y Reino Unido.
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) ha emitido un comunicado en el que expresa su profunda preocupación por esta guerra arancelaria y avisa: es una medida que también dañará a la producción estadounidense. Que hay que entablar un diálogo inmediato con la Administración Trump para solucionar el problema y que los últimos perjudicados serán los consumidores del país, que comprarán más caro.
Pero no todas las marcas se verán igual de perjudicadas, algunas como Tesla, serán las que menos impacto sufran. La compañía de Elon Musk tiene solo dos fábricas de coches fuera de Estados Unidos, una en Berlín y otra en Shanghái que sirven para abastecer a los mercados europeo y asiático. Pero la mayoría de los coches eléctricos que comercializa en Estados Unidos se fabrica en las dos gigafactorías de Fremont, California y Austin, en Texas. Casualidad o no, Musk paralizó la construcción de una fábrica en Monterrey, en México, en el año 2024, a solo unos meses de la celebración de las elecciones presidenciales.
El impacto es tal, que algunas empresas ya están analizando la posibilidad de hacer un trasvase de su producción y en lugar de dedicarse a fabricar componentes de automóviles ven más lucrativo adaptar sus centros para producir elementos relacionados con la defensa. La patronal de proveedores de la automoción Sernauto habla de “oportunidad” y la alemana Rheinmetall está interesada por una factoría en horas bajas de Volkswagen. Los tiempos cambian a un ritmo vertiginoso, al ritmo de la batuta de Donald Trump.