El acuerdo alcanzado in extremis entre el PSC y ERC para facilitar la investidura de Salvador Illa como nuevo presidente de la Generalitat se sustenta en un sistema de financiación ‘singular’, que ahora María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, debe afinar.
El acuerdo señala textualmente la necesidad de “impulsar un sistema de financiación singular que avance hacia la plena soberanía fiscal, basado en la relación bilateral con el Estado y la recaudación, gestión y liquidación de todos los impuestos, con el objetivo de dotar a las instituciones catalanas de los recursos necesarios para hacer frente a las necesidades de la Cataluña de los 8 millones de habitantes”.
Para las comunidades autónomas de la oposición –y algunos barones socialistas-, la autonomía fiscal planteada es de facto un modelo como el que tiene Navarra y País Vasco, un “concierto” fiscal. De hecho, ERC insiste en lo acordado es un “concierto fiscal”, mientras que desde el Gobierno este término es tabú.
Con el objetivo de desentrañar qué significa un sistema de financiación ‘singular’ y las consecuencias que ello implica, en Artículo14 hemos hablado con Ángel de la Fuente, director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y uno de los mayores especialistas en financiación autonómica.
¿Cómo es el modelo de financiación autonómico en España?
El sistema de financiación regional español es bastante complicado, pero básicamente puede resumirse en dos sistemas: un sistema especial para las comunidades forales, Navarra y País Vasco, y un sistema de régimen común para todas las demás, dentro del cual se reconocen ‘ciertas peculiaridades’ para Canarias [como región ultraperiférica].
¿Dónde encaja la financiación ‘singular’ para Cataluña?
Este acuerdo de financiación ‘singular’ es un concepto indefinido y está poco desarrollado. Pero se parece mucho o ‘parece que se podría parecer’ al que tienen las comunidades forales.
En el acuerdo se detalla que, como sucede ahora en Navarra y País Vasco, la Generalitat sería la autoridad encargada de recaudar todos los impuestos en Cataluña (IRPF, IVA, Sociedades, etc…). Estos pasarían de la Agencia Tributaria Estatal a la Agencia Tributaria de Catalunya.
A cambio de que el Estado deje de recaudar los impuestos, la Generalitat tendría que realizar una aportación económica al Estado. Esta tendría dos partes: la llamada cuota de solidaridad y la compensación al Estado por los costes de los servicios que la Administración Central siga prestando en Cataluña. En conclusión, es un sistema bastante distinto de lo habitual y muy parecido al vasco. Falta conocer cómo se calcularía y cuál sería la cuantía de estas aportaciones al Estado.
El Gobierno evita reiteradamente equipararlo al sistema de concierto de las comunidades forales. ¿Este nuevo sistema de financiación ‘singular’ tendría encaje constitucional?
Es muy parecido al concierto foral, pero da igual cómo se llame. El fondo es que quieren las llaves de la caja básica.
Personalmente, diría que sin retocar la Constitución no sería factible. Hay que recordar que el sistema rector del concierto vasco y navarro se ampara en la disposición adicional primera de la Constitución. No hay nada parecido en el caso de Cataluña, por lo en principio no tendría cobertura constitucional si no se introduce específicamente.
En última instancia, habrá que esperar al pronunciamiento del Tribunal Constitucional y con la composición actual es muy probable que sea validado.
Cataluña plantea este modelo porque considera que está infrafinanciada. ¿Es lo que reflejan los datos?
Su alegación de que está infrafinanciada no es correcta. Con la experiencia de financiación autonómica acumulada en estos años, Cataluña siempre se ha situado en la media. Es diferente al hecho de que tenga que contribuir a la caja única del Estado por encima de lo que recibe, al igual que Madrid y Balares.
Es como ocurre con cualquier ciudadano con una renta alta: no por pagar más impuestos, recibe más servicios.
¿Qué obtendrá Cataluña con esta financiación ‘singular’?
Se entiende que los partidos independentistas, como ERC, aspiran a reducir la aportación de Cataluña a la caja común para contar con más recursos autonómicos propios, que consideran que les corresponden. Teóricamente, sería posible que el desarrollo del acuerdo se hiciera de forma que todo continúe igual en términos financieros, pero no parece probable.
De hecho, lo que se busca -y así se admite- es reducir esa aportación. La experiencia con las comunidades forales sugiere que esas aportaciones, aunque inicialmente se fijarán en niveles más o menos razonables, irían bajando con el tiempo. El que negocia con el dinero en la mano siempre tiene una ventaja.
¿Es factible qué todas las comunidades puedan tener una financiación ‘singular’?
Si se abre para Cataluña sería muy difícil decir que no a cualquier otra. De hecho, incluso la ministra lo ha dicho explícitamente; ha animado a otras a pedirlo si considera que les conviene.
¿Qué implica esta financiación ‘singular’ en cuanto al modelo de Estado?
Es un cambio de sistema, una modificación de las reglas del juego. No es solamente el dinero, si finalmente se abre la puerta a una extensión del sistema foral a otras regiones distintas del País Vasco y Navarra, en realidad estamos ante un cambio muy significativo de la estructura del Estado, que estaría mutando hacia una estructura confederal. Es decir, un centro débil y unos territorios que mandarían más.
En la práctica, tenemos un Estado que es federal, con dos administraciones, estatal y regional, que tienen recursos tributarios propios y capacidad de actuación, pero hay un cierto equilibrio y ninguna puede imponer a la otra según qué cosas. Este modelo lo que hace es romper el equilibrio y llevarnos hacia un Estado muy distinto. Es una medida muy negativa.
Dada la situación y el alcance de esta financiación ‘singular’ ¿sería aconsejable una revisión completa de todo el sistema de financiación de las comunidades? ¿Cómo debería hacerse?
Tendría que abordarse con una visión de Estado, pensando en el conjunto de las regiones y no pactos bilaterales. Dada la tensión que hay en España, la solución lógica sería que el PSOE y el PP se sentarán juntos e intentaran pactar un sistema pensando en el conjunto del país, no con una visión partidista. Pero no parece posible.
Al final al ciudadano le interesa entender cómo va a afectarle. ¿Qué le diría?
El sistema de financiación autonómica es muy importante, porque aborda la financiación de los recursos públicos. Básicamente, si no se distribuyen equitativamente, la consecuencia será que las regiones con más recursos tendrán unos servicios públicos excelentes (educación, sanidad,…) y las más pobres no podrán financiarlos.
En resumen, si vamos a un sistema desequilibrado en el que las más ricas se pueden quedar con sus recursos -que es básicamente el sistema de concierto-, tendremos un país más desigual.
La ministra ha afeado a algunas comunidades del PP que piden más recursos que estén rebajando los impuestos. ¿Qué impacto tiene la bajada fiscal sobre el resto de las comunidades autónomas?
El gobierno está jugando a la confusión mezclando dos conceptos que no tienen nada que ver entre sí. Una cosa es cuántos recursos tienes y otra, qué haces con ellos. Una opción en función de la ideología política es reducir la presión fiscal. Los ciudadanos valorarán cuando corresponda en las elecciones. Pero no influye en el resto de comunidades, porque los cálculos se hacen con los recursos objetivos.
Ángel de la Fuente incide en el calado en cuanto al cambio en el modelo de Estado que implica la financiación ‘singular’ y aunque se muestra más bien pesimista no cierra la puerta a la esperanza -“bastante pequeña”- de que finalmente pueda reconducirse.