Cuando Pedro Sánchez decidió poner en pausa el reloj de su carrera política para reflexionar sobre su continuidad en el cargo ante lo que él considera ataques injustificados a su mujer, Begoña Gómez, alentados por la ultraderecha, no solo desprogramaba su agenda, sino que ponía a todo el país en un compás de espera hasta mañana cuando dará a conocer una decisión que puede tener serias implicaciones no sólo sobre la agenda política, sino también sobre el devenir de la economía.
“Este parón de cinco días no ha tenido ningún impacto, la economía funciona a pesar de los políticos; pero claramente, cuando metes inestabilidad al entorno económico no es bueno”, asegura a Artículo 14, el economista de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), José Ignacio Conde-Ruiz. Es uno de los muchos expertos que ha puesto el acento en la aversión que la economía tiene ante la incertidumbre, por más que el desempeño económico de España esté siendo bueno en líneas generales y superior al de la zona euro, tal y como ha destacado el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su reciente visita a España.
La previsión de crecimiento del PIB del Gobierno es del 1,9%, que algunos expertos incluso suben al 2,1%, y no es probable que se vea afectada por una eventual marcha de Sánchez, ni tampoco la evolución del empleo, que empieza a reflejar los primeros síntomas de ralentización, como mostraron con un crecimiento de solo el 0,5% en términos desestacionalizado los datos del pasado viernes de la Encuesta de Población Activa (EPA).
Pero una prolongación de la incertidumbre en un contexto político de complejo, que para muchos analistas ya era inestable antes del anuncio de Sánchez, con procesos electorales a la vista -las elecciones catalanas el próximo 12 de mayo y las europeas, el 7 de junio- y sin una visibilidad clara sobre los Presupuestos de 2025, puede enturbiar la foto final.
“La inseguridad jurídica que emana España desde hace cuatro o cinco años ha detraído la inversión, pero dependemos más de Europa que de lo que ocurre internamente y estar en la Unión Europea no es gratis y si no se cumple hay sanciones”, explica a Articulo 14 Sofía Antón, directora de Auriga Bonos.
Retos pendientes
Tras la reinstauración por parte de la Comisión Europea de las reglas fiscales, que obligan al cumplimiento de unos estrictos criterios de déficit y deuda pública -una vez superada la pandemia que supuso una relajación de las normas-, España debe abordar un plan creíble de consolidación fiscal, tal y como han reiterado tanto el Banco de España como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), y la falta de un liderazgo claro en el país puede postergar su elaboración y urgente aplicación.
Otro reto en el que nos jugamos mucho es la aplicación de los Fondos Next Generation EU. España debe acelerar su reparto, cuando el grado de ejecución dista mucho de ser satisfactorio, con una cifra que no llega a los 40.000 millones de un monto total de 163.000 millones de euros, condicionados al cumplimiento de hitos relacionados con la materialización de inversiones y reformas. Existe una fuerte presión en el calendario, pues estos fondos deben estar desembolsados antes de que concluya 2026,
“¡Es la economía, estúpido!” fue la célebre frase de James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton, que impulsó su campaña en 1992 y le catapultó a la presidencia de los Estados Unidos. Con ella dejaba claro que si hay una cosa con la que no se puede jugar es la economía, por más que la inercia macroeconómica nos haga pensar que la nave va sola, porque todo tiene un límite.
Es cierto que la Bolsa española no ha acusado de momento la inédita decisión de Sánchez, y eso infunde cierta tranquilidad. A este respecto, Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad, entidad aseguradora sin ánimo de lucro, deja claro que, “a día de hoy, los mercados de activos no están reflejando el riesgo político en España. En realidad, los mercados están mucho más pendientes de los datos de inflación, de los datos de crecimiento o de las políticas de los bancos centrales. Para que ocurriera un evento en el cual los mercados descontaran algo de riesgo político en España, deberíamos ver la conformación de un gobierno con políticas francamente distintas, incluso hostiles, a las políticas o a las directrices que emanan de Europa”.
“El anuncio no ha tenido impacto de momento en mercado y las rentabilidades de la deuda (TIRes) están estables, en línea con resto de Europa, así que no hay aumento de prima de riesgo España”, incide Natalia Aguirre, directora de Análisis y Estrategia en Renta 4. El Ibex 35 cerró la última semana completa de abril con un alza del 4%, hasta situarse en los 11.154,6 puntos, lo que representa su mejor cierre desde agosto de 2015. Solo en la sesión del pasado viernes, el selectivo subió un 1,56%.
A este respecto, Joaquín Robles, analista de XTB indica que la bolsa española finalizó la semana en positivo, volviendo a superar los 11.000 puntos, impulsada por el inicio de los resultados empresariales. El Ibex 35 volvió a acariciar los máximos anuales marcados el pasado mes de marzo en 11.140 puntos y acumula una subida desde principios de año cercana al 10%.
Plano empresarial
Pero lo cierto es que los ojos de los inversores extranjeros están también puestos en Sánchez, y la inversión siempre requiere de previsibilidad y un marco regulatorio estable. Bajando al detalle, en el plano empresarial hay operaciones de calado que pueden verse afectadas por una situación de vacío de poder, un cambio de liderazgo o una convocatoria electoral.
Entre ellas están autorizar al grupo saudí STC la adquisición del 10% de Telefónica (ya tiene un 4,9% de forma directa y otro 5% aparcado en derivados), culminar la escalada accionarial de SEPI en el accionariado del grupo presidido por José María Álvarez-Pallete hasta alcanzar el 10% (justo el viernes informó de que ya tiene el 6%), tomar una decisión sobre la OPA del grupo húngaro Magyar Vagon sobre Talgo o buscar un caballero blanco que disipe los temores a inversores no deseados, y también tomar una posición sobre la posible entrada de la emiratí Taqa en Naturgy.
Lo que está claro es que, aunque cinco días de “impasse” pueden constituir un margen asumible para una economía todavía boyante y sujeta a una inercia positiva, a medio-largo plazo, la incertidumbre tiene un coste, por mucho que nadie quiera aventurarse a cuantificarlo.