Un terremoto político ha hecho tambalear, al menos en apariencia, las buenas relaciones comerciales entre España y Argentina. Las palabras de Milei este fin de semana llamando corrupta a la esposa de Pedro Sánchez han revuelto en sus asientos a los consejeros delegados de más de un centenar de grandes empresas españolas con intereses económicos en Latinoamérica y en particular en Buenos Aires. Es el efecto mariposa de la política. Un pequeño aleteo, un comentario fuera de lugar en Madrid, puede desencadenar acontecimientos de inmensa magnitud a miles de kilómetros de distancia. Están en juego 18.000 millones de euros en inversiones, según los últimos datos publicados por del Instituto Española de Comercio Exterior, el ICEX.
España es el principal inversor europeo en Argentina y el segundo de todo el mundo solo por detrás de Estados Unidos. Importamos sobre todo alimentos como la famosa carne argentina, aceite, soja, pescados y cereales y exportamos vehículos, maquinaria y productos farmacéuticos. Y así de forma invariable independientemente del poder político que ha gobernado Argentina en los últimos años y de los problemas económicos que atraviesa el país, que son muchos. España ha mantenido las relaciones comerciales en un contexto de fuerte inflación en Argentina, con un IPC en el 289% en abril, y una recesión que el propio Fondo Monetario Internacional contempla que se mantenga a lo largo de todo este año 2024, con una contracción económica del 2,8% aunque remontaría para el año que viene con un crecimiento del 5%.
Hasta una quincena de empresarios españoles, todos hombres, se reunieron el sábado con Milei para tratar exclusivamente temas económicos de inversiones. Un encuentro aparentemente inocente pero que ha puesto en el punto de mira a las empresas españolas que han reaccionado en bloque a favor de la lealtad institucional española. Telefónica, BBVA, Banco Santander, Naturgy o Abertis han suscrito las palabras del presidente de la patronal, Antonio Garamendi, rechazando las declaraciones del presidente argentino, por estar “fuera de tono. No es un mensaje que se deba enviar entre dos naciones amigas, con intereses grandes en el país”, ha dicho de forma contundente el máximo representante de la CEOE. En el caso de la empresa Abertis, que fue la primera en reaccionar, ha reiterado que “este lenguaje e insultos no contribuyen a la convivencia de nuestra sociedad, no deberían formar parte de la dialéctica política entre dos países hermanos, con larga historia de colaboración y defensa de la democracia”.
En el caso de la compañía energética española Naturgy, por ejemplo, está presente en Argentina desde hace 32 años, desde 1992. La empresa distribuye gas en el país operando a través de Naturgy Ban en regiones del norte y oeste de la provincia de Buenos Aires. Pero, ¿puede afectar a su negocio si se rompen las relaciones diplomáticas entre ambos países por este incidente? Según el economista Gonzalo Bernardos, no. Es solo un juego teatral que no va a llegar a mayores por los intereses económicos que hay en juego. No le interesaría a ninguna de las partes.
“No quedará en nada. Simplemente forma parte de dos personas especialmente locuaces, por un lado, el ministro Oscar Puente y el lenguaraz de Milei.
Milei tiene una gran necesidad de inversiones extranjera y España es el segundo inversor del mundo, los empresarios españoles se sienten muy cómodos invirtiendo en Argentina a pesar de los problemas económicos del país y ellos van a impedir que el gobierno se pase de frenada. La economía argentina en recesión necesita como agua de mayo que haya más entradas de capital al país, es el gran desafío de Milei y fastidiar al segundo mayor inversor, aumentar la tensión con España, no le interesa. Por lo tanto, los problemas son de cara a la galería de los políticos pero en el fondo no va a pasar absolutamente nada”.
Jorge Fonseca, profesor (honorífico) de Economía Internacional de la Universidad Complutense de Madrid, conoce bien la situación del país como economista y como argentino. “Las repercusiones económicas que puede tener una eventual ruptura de relaciones entre ambos países son significativas, especialmente negativas para Argentina. Por ejemplo, el Estado español es el principal accionista de Telefónica que es la principal operadora en Argentina. Simplemente con que tenga una política de no incrementar inversiones o hacer retirada de beneficios podría afectar negativamente al país. También está presente Indra o Hispasat y no se puede descartar la presencia del Estado al hilo de lo que están haciendo los países europeos como Italia, Francia o Alemania de recuperar participación pública en empresas de telecomunicaciones y energéticas teniendo en cuenta la guerra de Rusia y Ucrania. Todo esto genera un escenario internacional con muchas incertidumbres que afectan a la inversión y si se tensan las relaciones con el principal inversor europeo, Argentina tiene todas las papeletas de perder. Hay que tener en cuenta que el Estado puede recuperar participación en Iberia con presencia en Argentina. Otras empresas como Acerinox o los bancos españoles también se ven afectados, en una Argentina tan necesitada de divisas, estos bancos simplemente retirando beneficios con salida de divisas tendría implicaciones negativas para la estabilidad macro argentina. Este comportamiento de Milei es propio de una persona desequilibrada que solo piensa con las tripas porque como presidente de Argentina debe pensar en los intereses de las empresas a las que representa. Es algo francamente preocupante”.
En un país con un porcentaje de pobreza que casi alcanza al 60% de la población, la cifra más alta desde 2002, desde el Corralito, con 27 millones de argentinos en situación de precariedad. Demasiado en juego para permitirse esta clase de cruces dialécticos.