Como dice la tercera Ley de Newton, toda acción genera una reacción de igual intensidad pero en sentido opuesto. Pues es exactamente la fórmula que ha utilizado China para vengarse de la Unión Europea. Hace menos de un mes, el 27 de septiembre, la Comisión Europea aprobó implantar de forma permanente una serie de aranceles a las importaciones de coches eléctricos chinos. El objetivo es evitar que los vehículos asiáticos resulten mucho más baratos que los que se fabrican en Europa y así mantener las ventas patrias. Pero el problema, del cual ya avisó algún estado miembro como Alemania o la propia España en el viaje del presidente del Gobierno a China, es que la UE también tiene mucho que perder si China entra en la misma guerra comercial y grava las importaciones a China de innumerables productos que entran en el país procedentes de España, Francia, Portugal o Italia.
Y el primer damnificado ha sido el brandy. El Gobierno chino ha anunciado que va a aplicar márgenes entre el 30,6% y el 39% a una serie de marcas europeas de este licor, entre ellas algunas españolas importantes como Bodegas Osborne, Fundador y Miguel Torres, a las que aplicará casi un 35%.
Se han quedado temblando otros sectores a los que ya investiga el país asiático y que podrían seguir el mismo camino como los vehículos de combustión de gran cilindrada de la UE, los productos lácteos y la carne, lo que sería especialmente perjudicial para España que es un gran exportador de porcino.
El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, asegura que las medidas europeas son proporcionadas y que no tiene sentido que China reaccione con represalias y ya ha anunciado que van a denunciar la decisión ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). “Creemos que son medidas que carecen de fundamento y estamos determinados a defender a la industria europea frente al abuso de instrumentos de defensa comercial”, ha defendido el portavoz de comercio del gobierno comunitario, Olof Gill.
Pero la realidad es que el brandy va a dejar de ser tan competitivo desde ya en el país asiático al elevar su fiscalidad. En Osborne han calificado de “desproporcionada” la medida anunciada porque hay una parte importante de la producción que se exporta a China. “En Osborne lamentamos profundamente la decisión del Ministerio de Comercio de China de imponer un depósito del 34,8% sobre las importaciones de brandy de origen europeo, una medida que consideramos desproporcionada. Entendemos que esta medida es parte de una respuesta comercial más amplia, pero confiamos en que se puedan alcanzar acuerdos entre las autoridades europeas y chinas para evitar que esta situación perjudique tanto a los consumidores como a los negocios en ambos lados”, ha reconocido el director de internacional de Osborne, Jaime Fernández.
Según datos de la Federación Española de Espirituosos, en 2023 se produjeron en torno a 30 millones de litros de brandy, de los que más del 60% se destinaron a la exportación. Además, el brandy tiene una gran relevancia para España dentro de la balanza comercial del sector de bebidas espirituosas, ya que su valor supone más de 500 millones de euros. Y un problema adicional es que se acerca el Año Nuevo Chino y ya hay en tránsito partidas de brandy español que van a soportar esa nueva e importante carga fiscal adicional.
Por ello, Espirituosos España ha solicitado “”urgentemente” una solución negociada. “La decisión de hoy significa que, en muy poco tiempo, los productores de la UE se verán afectados por una importante carga fiscal adicional al exportar brandy a China. Esto es particularmente perjudicial para el sector en este momento, ya que los envíos para el Año Nuevo chino ya están en tránsito”, explica Bosco Torremocha, director de Espirituosos España.
En una nota informativa, la patronal explica que “desde el inicio de la investigación en enero de 2024, el sector de bebidas espirituosas ha cooperado plenamente con las autoridades chinas y ha demostrado una total transparencia en sus prácticas. Las pruebas aportadas demuestran claramente la ausencia de dumping”. Nuestro sector es una víctima colateral de un conflicto comercial más amplio, ya que la decisión de las autoridades chinas se ha tomado en clara reacción a la votación de la UE sobre los aranceles a los vehículos eléctricos del pasado viernes.
Y por eso piden a la Comisión Europea que redoble sus esfuerzos para encontrar una solución negociada y con carácter de urgencia con China y asegurarse que nunca más se vuelvan a imponer aranceles sobre el brandy de la UE derivados de un conflicto que, dicen, “nada tiene que ver con nuestra naturaleza sectorial”.