Historias de superación

“Donde me crie, se considera que los hombres son superiores, pero en mi casa mi papá siempre quiso algo diferente para sus hijas”

Valery nació en un pueblo remoto y pobre de Colombia pero ahora se abre camino un futuro lleno de posibilidades gracias a una beca de la Fundación Microfinanzas BBVA

Valery Martínez.

Valery nació con todos los impedimentos sociales posibles para progresar en la vida. Mujer, de raza negra y de un pueblo remoto y pobre de Colombia. Pero en esa ecuación también había un padre con la visión suficiente para saber que la educación era el único vehículo para cambiar el futuro de sus hijas. Y esa determinación cambió el resultado final. Y el empujón definitivo de una beca de la Fundación Microfinanzas BBVA que ha transformado la historia de Valery. “El colegio no contaba con ninguna de las necesidades básicas para desarrollar nuestras capacidades, no había internet ni ordenadores. A los 17 años terminé la educación en el pueblo y el mismo día de la graduación me avisaron que era la ganadora de la beca. Antes de recibirla, me postulé sin esperanza porque se demoró mucho en responder y estaba frustrada en ese punto. Cuando me la concedieron fue esa luz de esperanza cuando creí que estaba todo perdido”.

Y así rompió con la historia a la que estaba predestinada. Ella junto a su hermana mayor, se han convertido en las primeras personas de su familia en ir a la universidad. Sus abuelos no terminaron la primaria. Sus propios compañeros de colegio han continuado con la vida preestablecida. “Muchos se quedan en el pueblo trabajando, o en la ciudad trabajando y sobreviviendo pero no tienen un futuro. Ellos viven el día a día. Pero mis padres siempre han sido unas personas muy resilientes y tuvieron claro que el estudio era el único método para salir adelante, mi padre siempre quiso que nosotras estudiáramos, que desarrollara mi carrera, y ahora la mayoría del pueblo está feliz y hay otros jóvenes que empiezan a mirar las becas, porque hasta ahora había desconocimiento de las ayudas a las que se puede acceder, el impacto ha sido muy positivo”, explica.

Ha viajado diez horas en avión para asistir junto a otros cinco jóvenes como ella a una audiencia con la Reina Letizia. Todos ellos son hijos de emprendedores vulnerables.

Después de un pasado difícil en un pueblo de 700 habitantes azotado por la violencia y olvidado por el Estado, se abre camino un futuro lleno de posibilidades. Valery estudia en Medellín ingeniería industrial. “Al principio fue duro, sin conocer a nadie, fue difícil pero sé lo que quiero ser: mi objetivo es graduarme con honores en ingeniería industrial, montar una empresa en mi territorio, es muy rico y las personas son muy trabajadoras, creer en esos jóvenes del pueblo, poder ofrecer becas a otros jóvenes como he podido disfrutar yo y aportar ese granito de arena para desarrollar una empresa allí, tenemos de todo pero falta la visión, la persona que necesita emprender”.

Y ella no estudia para tener un futuro burgués en la ciudad. Su sueño es volver a casa y aportar valor a sus vecinos, en una población todavía muy machista. “Donde yo me crie, se considera que los hombres son superiores, pero en mi casa mi papá siempre quiso algo diferente para sus hijas, a él le toca desaprender porque también creció viendo a las mujeres en casa y a los hombres salir a trabajar pero siempre pensó que nosotras fuéramos diferentes, libres y que no dependiéramos de ningún hombre, porque aquí las mujeres soportan muchas cosas de los hombres por falta de independencia, aún teniendo capacidades”.

En su facultad la mayoría de los compañeros estudiantes son también hombres y blancos. Por eso la idea que tiene de emprender en su pueblo es dando trabajo a otras mujeres jóvenes. “Para que tengan la oportunidad, porque las mujeres tienen muchas capacidades, deben empoderarse, deben creerse que pueden aportar a la sociedad y que son el motor del mundo. Nosotras las mujeres somos fundamentales para la sociedad”.

Lo tiene muy claro y solo tiene diecisiete años. Parece que le separa un abismo de los jóvenes españoles de su edad, a los que les aconseja, “les diría que son unos privilegiados, que muchas personas quieren salir adelante y no tienen esas oportunidades, que sean conscientes de que es un privilegio, que lo valoren y aprovechen al máximo”. Ella va camino de graduarse con honores y ser un ejemplo para su territorio. Y para cualquiera que lea este texto.

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