Donald Trump vuelve a la carga con nuevas amenazas arancelarias. En esta ocasión, acusa a la Unión Europea de imponer lo que denomina “aranceles encubiertos” a cualquier producto que llegue a Estados Unidos y asegura que los devolverá con la misma moneda, de forma recíproca. Y se refiere al IVA que es un impuesto al consumo de bienes y servicios que aplica toda la Unión cuando exporta un bien o producto. Puede variar desde el 17% de Luxemburgo hasta el 27% de Hungría. En el caso español, se grava con un 21%, que es la media europea. Pues Trump confunde (sin querer o adrede) aranceles con impuestos y ha decidido, sin concretar para cuándo, que su lema es el “ojo por ojo”. Y hay tres sectores en particular que ya están temblando: el automovilístico, específicamente en Alemania, el farmacéutico y en el caso español, el agroalimentario.
Pese a que los líderes europeos, también el presidente Pedro Sánchez, insisten en que una guerra comercial no beneficia a nadie, las empresas comienzan a hacer cuentas sobre el impacto que puede generar una decisión de estas dimensiones.
Porque en la Unión Europea se exporta más de lo que se importa de Estados Unidos. Con datos de 2024, vendimos a los americanos bienes por un valor de 584.000 millones de euros, y además en la última década, estas exportaciones han aumentado un 44%. Por el contrario, Estados Unidos exportó a la Unión Europea bienes por un valor de 357.000 millones de euros. Pero si hay un país en concreto que está tiritando ante esta amenaza es Alemania, con exportaciones por un valor de 157.000 millones de euros, seguido de Italia, con 67.000 millones en exportaciones e Irlanda, con 51.000 millones de euros.
El problema es que la Unión Europea ya no sabe si Trump va de farol, si verdaderamente quiere imponer una práctica de aranceles por todo el mundo o simplemente es una fórmula para sentarse a negociar mejores condiciones para su país.
El presidente Sánchez ha sido claro al respecto. “Vamos apoyar los intereses europeos, que son los intereses de los españoles, de los trabajadores, de las trabajadoras, de la industria y de las empresas españolas. Esto es lo que vamos a defender”. En la misma línea, se ha pronunciado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen. “Y sabemos que una Europa más fuerte es mejor para todos nosotros. Una Europa más fuerte trabaja con Estados Unidos para disuadir las amenazas que tenemos en común como socios. Y por eso creemos que las guerras comerciales y los aranceles punitivos no tienen sentido. Los aranceles actúan como un impuesto. Impulsan la inflación. Los más perjudicados son inevitablemente los trabajadores, las empresas, las pequeñas rentas, las clases medias a ambos lados del Atlántico”.
Los mercados europeos parecen no creerse mucho al presidente de los Estados Unidos y siguen subiendo como la espuma, incluso el sector de la automoción, especialmente presente en la bolsa de Frankfurt, y que no se ha visto resentido, con subidas en el parqué de Volkswagen, Mercedes o BMW. En el caso de las acereras, también sufrieron momentáneamente en el Ibex 35 y sin embargo, dos días después ya habían remontado.
De todas las exportaciones, hay tres sectores más sensibles. Son los coches, los productos farmacéuticos y los agroalimentarios, los bienes que más exporta la Unión Europea a Estados Unidos y que más perjudicados estarían frente a esta lucha de equilibrios. Mientras que los productos que más compramos desde la Unión son petróleo, medicamentos y gas natural, que podrían encarecerse considerablemente y afectar como consecuencia al consumidor final con repuntes en los precios de la gasolina o de la luz.
En España, el sector agrario sigue atento también a cada movimiento de Trump. En 2023, las exportaciones agroalimentarias de España a Estados Unidos alcanzaron un valor de 1.728 millones de euros, con el aceite de oliva, el vino y el queso como productos destacados. El aceite lideró las exportaciones con un valor de 640,5 millones de euros seguido por el vino, que generó 340 millones y el queso, 57 millones.
Pero el agujero no solo sería para las empresas sino también para la propia institución, para la Unión Europea. Porque el IVA es fundamental para su financiación. En 2023, la recaudación del IVA fue equivalente al 7% del PIB de la Unión Europea. De hecho, los países miembros recaudan más de un billón, con b, de euros en impuestos procedentes del IVA y el 15,7% del total de ingresos públicos en concepto de impuestos.
Lo que no se entiende es que Trump siga adelante con sus planes pese al efecto boomerang que puede causar. Todos los aranceles al exterior se convertirán en productos más caros para los propios americanos y la inflación en el país se disparará. Una jugada que perjudica también a sus propios compatriotas, aunque es algo que omite en sus declaraciones públicas.