Denuncias en Muface por el ‘cambio obligado’ a la sanidad pública

La crisis de Muface parece haber llegado a su fin tras la firma de Asisa y Adeslas, pero no todos los mutualistas están convencidos

MUFACE - Economía
Imagen del logotipo de Muface sobre un fondo rosado Kilo y Cuarto

La situación en Muface sigue generando desconcierto, malestar y denuncias por parte de los mutualistas. Tras la salida definitiva de DKV del concierto sanitario, el modelo mutualista se tambalea, arrastrando consigo a más de 200.000 funcionarios que ahora se ven obligados a tomar decisiones precipitadas sobre su cobertura médica. Aunque Asisa y Adeslas se mantienen como las únicas aseguradoras que han decidido continuar en el sistema, el miedo a un trasvase masivo hacia el INSS ha reavivado el debate sobre la sostenibilidad del modelo Muface.

La Dirección General de Muface envió esta semana un comunicado a los mutualistas anunciando los próximos pasos tras la salida de DKV. Un mensaje que lejos de apaciguar los ánimos, ha encendido las alarmas. En ese aviso se especifica que quienes no opten voluntariamente por otra compañía serán derivados de forma automática a la sanidad pública. Esto se ha interpretado como un intento encubierto de vaciar progresivamente el sistema privado que ofrece la mutualidad.

La salida de DKV y el temor al INSS

El mayor foco de tensión en Muface se ha desatado tras la renuncia de DKV a continuar prestando servicios sanitarios. Esta decisión, anunciada horas antes del cierre del plazo de presentación de ofertas para el nuevo concierto, ha dejado en el aire la situación de miles de mutualistas. A pesar de que Asisa y Adeslas han mantenido su compromiso con el modelo mutualista, la incertidumbre se ha disparado entre los adscritos a DKV, que ahora se enfrentan a un cambio forzoso de entidad o, en su defecto, al traspaso automático al INSS.

En este nuevo escenario, Muface permitirá realizar cambios durante un periodo extraordinario de permutas, una vez se firme el nuevo convenio. Pero el problema es el matiz. Si el mutualista no solicita expresamente el cambio, será asignado de oficio al sistema público. Muchos ven en este procedimiento una estrategia para debilitar el modelo mutualista y derivar, poco a poco, a los funcionarios a la sanidad pública.

Voces críticas dentro del colectivo ya han advertido de los riesgos de esta medida. Mar Ordieres, mutualista jubilada en Madrid, lo ha calificado en Redacción Médica directamente como “una trampa”. Según denuncia, el Gobierno está maniobrando para empujar a los usuarios de Muface hacia el INSS. En particular, a los más mayores, quienes tienen más dificultades para gestionar los trámites digitales o interpretar las comunicaciones oficiales.

Denuncias de mutualistas: “Están jugando con nosotros”

Denuncias en Muface por el cambio a la sanidad pública

Una imagen simbólica de la huelga de funcionarios por Muface | Kilo y Cuarto

El malestar en Muface no deja de crecer. Numerosos mutualistas han expresado su indignación tanto en redes sociales como en grupos de mensajería donde circulan mensajes de advertencia y quejas constantes. La sensación generalizada es de abandono por parte del sistema que durante décadas ha ofrecido una alternativa a la sanidad pública para funcionarios del Estado.

Natalia Rodríguez, funcionaria de prisiones en Cádiz, representa a ese amplio grupo de profesionales que eligieron Muface por la garantía de una asistencia sanitaria privada más ágil y eficaz. “Nuestro trabajo requiere una atención sanitaria específica, rápida y eficaz. El colapso del INSS y las listas de espera no son una opción para muchos de nosotros”, denuncia en Redacción Médica. En su caso, rechaza por completo la posibilidad de ser trasladada a la sanidad pública. Algo que considera un perjuicio para miles de trabajadores.

En comunidades como Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, Aragón o Castilla y León, la situación es aún más delicada. Según datos de la propia Muface, el 75% del mutualismo afectado por la salida de DKV reside en estas cinco regiones. La preocupación se multiplica entre los usuarios, muchos de los cuales aún no saben cómo proceder o temen que los plazos sean insuficientes para tramitar correctamente el cambio.

María Monteseguro, docente en Soria, lo explica con claridad en Redacción Médica: “Muchos mutualistas mayores ni siquiera saben cómo hacer estos trámites. El plazo de permuta debería ampliarse. Nos están empujando a tomar decisiones rápidas sin información suficiente”.

El modelo Muface, en su momento más frágil

Denuncias en Muface por el cambio a la sanidad pública

Myriam Pallarés es la directora general de Muface | Kilo y Cuarto

Muface atraviesa una crisis sin precedentes. Pese a que el Gobierno ha prorrogado de forma temporal los conciertos con las aseguradoras, la realidad es que la continuidad del modelo depende de que el nuevo convenio se firme cuanto antes. Asisa y Adeslas, las únicas compañías que han presentado oferta en el tercer intento de licitación, deberán pasar ahora por una evaluación técnica y económica antes de la adjudicación definitiva. La firma del convenio marcará el futuro inmediato del sistema Muface.

Sin embargo, el fondo del problema va más allá de las adjudicaciones. Las denuncias de los mutualistas apuntan a una falta de transparencia, a una gestión errática y a un proceso que se percibe como una transición encubierta hacia un sistema único de sanidad pública. Si bien Muface garantiza la cobertura asistencial durante este periodo de transición, la desconfianza sigue creciendo entre quienes ven cómo sus derechos se desdibujan poco a poco.

El propio modelo Muface, que durante décadas ha funcionado como alternativa sanitaria para los empleados públicos, se enfrenta ahora a un desafío estructural. El número de aseguradoras dispuestas a formar parte del sistema se reduce cada vez más. Y con él también disminuyen las opciones y la calidad de la atención que reciben los mutualistas.

Los testimonios recogidos en los últimos días reflejan una constante: el miedo al colapso del sistema y la sospecha de que todo responde a una hoja de ruta para su desmantelamiento progresivo. Las palabras de Mar Ordieres lo resumen bien: “Están jugando con la salud y la tranquilidad de cientos de miles de personas. Esto no es una simple gestión administrativa. Es un cambio de modelo encubierto”.

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