Trump quiere despedir a Powell, pero la ley se lo impide

El presidente de la Reserva Federal resiste las presiones de Trump para forzar una bajada de tipos, que busca destituirlo por no seguir su guion económico

Donald Trump y Jerome Powell.
KiloyCuarto

A Donald Trump le molesta que le lleven la contraria. Y más si tiene al enemigo en casa. Es lo que le sucede con Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal. Un abogado de 72 años con aspecto afable y poco hablador que le está cortando la digestión al presidente de los Estados Unidos. Más todavía sabiendo que fue él mismo el que le puso en el puesto en 2018 para estar al frente de la Fed durante cuatro años. Y ahora, siete años después, solo piensa en sustituirlo o, al menos, presionarle para que baje los tipos de interés cuanto antes para aliviar una economía que ha tensionado el propio inquilino de la Casa Blanca con su guerra arancelaria.

No ha habido insulto, tuit o declaración pública de Trump que haya cambiado el rictus del hombre que preside la junta de gobernadores de la Reserva Federal, con sede en Washington. Por el momento, Powell se mantiene en su sitio, con mente fría, observando la evolución de la economía americana antes de tomar una decisión definitiva. No parece que le esté temblando el pulso.

En un clima en el que el presidente de USA le ha llamado “Mister Tardón” por no obedecerle en sus peticiones incluso ha pedido que se le despida porque, dice, sus informes son un “completo desastre”. Jerome Powell “debería haber bajado los tipos de interés, como el BCE, hace tiempo, pero sin duda debería bajarlos ahora. ¡El despido de Powell no puede esperar!”, dijo Trump en un mensaje en su red social Truth.

Publica The Wall Street Journal que este ataque directo a Powell sería una estrategia por parte de Trump para allanar el camino y culpar a la Fed y a su presidente, en particular, de la deriva económica del país. Al presidente de la Reserva Federal apenas le queda un año y medio de mandato y aun así, a Trump le están entrando las prisas para destituirlo cuanto antes. El problema es que la ley le protege. Solo puede ser removido por causa justificada, por una negligencia cometida. Y no bajar los tipos de interés solo demuestra que Powell no acata las palabras del presidente y que piensa más en la economía que en caerle bien a Trump.

Un mandato hasta febrero de 2026

Según explica Antonio Castelo, economista de iBroker, “en el caso de Powell, su nombramiento en febrero de 2018 fijó su mandato hasta febrero de 2022, y su posterior renovación por la Administración Biden lo extiende hasta enero de 2026. Esa caducidad programada actúa como barrera de contención frente a intentos de interferencia directa desde el Ejecutivo”.

Uno de los estandartes fundamentales del banco central es su independencia para garantizar que las decisiones sobre política monetaria se toman basadas en criterios técnicos y objetivos y no movidos por la política y los ciclos electorales. “Cualquier intento de destituir al presidente de la Fed sin motivo concreto socavaría la confianza de mercados e inversores. También pondría en tela de juicio la reputación internacional de Estados Unidos como referente de estabilidad económica”, dice Castelo.

No podría ser cesado sin justificación

Lo hemos visto con la caída del dólar respecto al euro, se ha derrumbado a niveles que no veíamos desde hacía algo más de tres años y con nuevas bajadas de las bolsas en Wall Street cercanas al 3% como reacción al enfrentamiento de Trump con Powell. Pero la ley es clara: por mucho que presione Trump, por mucho que le insulte públicamente, la ley deja claro que el presidente de la Reserva Federal puede ser cesado únicamente por “incompetencia”, “negligencia” u “otras faltas graves”.

Trump tendrá que aguantar los meses que quedan para poder colocar a alguien más afín. “En definitiva, las pretensiones de la Administración Trump para destituir a Powell topan con un sólido blindaje institucional. La vigencia de su mandato hasta 2026 constituye en sí misma un seguro contra presiones políticas y mantener la independencia de la Reserva Federal es crucial para la credibilidad de la política monetaria estadounidense”.

Son las reglas del juego de la democracia. La ley es clara y prohíbe al presidente apartar del cargo a ningún miembro de la Junta de Gobernadores, incluido Powell, salvo causa justificada. Y, por el momento, llevarle la contraria no es razón suficiente para mandarlo a casa.

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