El mercado del alquiler en España está en plena crisis, con precios al alza y una demanda creciente. Especialmente entre los jóvenes que, cada vez más, optan por alquilar en lugar de comprar. Pero detrás de esta compleja situación hay un perfil de propietario que no siempre corresponde al estereotipo de multimillonario o inversor corporativo. En realidad, el 92% de los pisos en alquiler está en manos de particulares. Y el típico arrendador en España es un hombre de 48 años, de origen catalán, andaluz o madrileño, perteneciente a la clase media-alta, según los datos más recientes de Fotocasa.
¿Quiénes son los propietarios?
A pesar de la imagen que se tiene de los propietarios como grandes inversores, la realidad es algo más matizada. El grupo poblacional que concentra más propiedades de alquiler suele tener ingresos superiores a los 3.500 euros mensuales, lo que les coloca en la parte alta de la pirámide salarial en España. Sin embargo, no todos los propietarios son personas extremadamente ricas, aunque se encuentren entre el 15% de la población con mayores ingresos.
De hecho, aunque el 15% más rico posee el 80% de las inversiones inmobiliarias del país, incluyendo propiedades en alquiler, no todos los propietarios pueden ser clasificados como grandes inversores. Alrededor del 20% de los arrendadores ganan menos de 2.000 euros al mes. Eso les sitúa en una posición de clase media, lejos de los grandes inversores que suelen asociarse con el mercado del alquiler.
La firma de un contrato de alquiler conlleva una serie de riesgos | Pexels
El debate sobre la crisis del alquiler ha estado marcado por la idea de que los propietarios de viviendas son ricos que utilizan sus propiedades como una inversión para generar ingresos pasivos. Aunque esto es cierto para algunos, la mayoría de los propietarios en España están más cerca de la clase media que de la élite económica.
El perfil medio del propietario, según la plataforma Housell, tiene ingresos de alrededor de 1.660 euros al mes. Hablamos de la clase media, una posición en la que muchos de estos propietarios han adquirido una segunda vivienda como una forma de asegurar su futuro financiero o complementar sus ingresos, más que como una estrategia para enriquecerse rápidamente.
La realidad del mercado inmobiliario: los jóvenes, los grandes perjudicados
El mercado inmobiliario en España sigue dominado por pequeños propietarios. España sigue siendo un país de propietarios más que de arrendadores corporativos, con la mayoría de las viviendas en alquiler perteneciendo a personas que solo tienen uno o dos inmuebles. Estos pequeños propietarios dependen de los ingresos del alquiler para pagar las hipotecas o generar una fuente adicional de ingresos.
Sin embargo, en términos de inversión, la mayoría de los propietarios que se dedican al alquiler se encuentran en una posición financiera más sólida que la media de la población. Según Fotocasa, un 20% de los propietarios de viviendas en alquiler gana menos de 2.000 euros al mes. Esto pone en evidencia que la mayor parte del mercado de alquiler está controlada por personas con ingresos más altos, aunque la concentración en manos de grandes empresas sigue siendo mínima.
Dos jóvenes observan el escaparate de una agencia inmobiliaria con las ofertas de alquileres | EFE
El verdadero drama de la crisis del alquiler lo viven las nuevas generaciones. Mientras que en 2007 el 58% de los jóvenes entre 16 y 29 años eran propietarios de una vivienda, esa cifra se ha desplomado a apenas un 29% en la actualidad. La causa principal es el incremento de los precios del alquiler y las dificultades para acceder a una hipoteca.
El fenómeno ha creado una especie de círculo vicioso del alquiler. Los jóvenes que desean comprar una vivienda se ven obligados a alquilar mientras ahorran para el pago inicial de una hipoteca. Sin embargo, los altos precios del alquiler les impiden ahorrar lo suficiente para alcanzar el 20% del valor de una vivienda que exigen los bancos como entrada para una hipoteca. Esto ha disparado la tasa de alquiler y ha disminuido la de propiedad, especialmente entre los jóvenes.
La tasa de emancipación juvenil en España es una de las más bajas de Europa. Cada vez son más los jóvenes que deben esperar hasta los 30 años o más para poder vivir de forma independiente, y muchos ni siquiera consideran la posibilidad de comprar una casa. Este cambio generacional supone una diferencia abismal con respecto a sus padres, quienes, con menos esfuerzo, pudieron adquirir una vivienda en su juventud.