Con el auge del Bitcoin, ¿dónde están las criptosisters?

La igualdad de género sigue siendo una cuenta pendiente para esta industria. El 61% de los inversores de activos digitales son varones y el 39% son mujeres

Se ha extendido el término ‘criptobro’ para referirse a los hombres jóvenes que dominan internet e invierten en criptomonedas. ¿Por qué no se habla de ‘criptosister’? ¿Existe el mismo término para referirse a las mujeres? Existe pero no se ha extendido, porque las mujeres son minoría en el mundo de la inversión virtual.

Si ya son pocas en las finanzas, todavía son menos en el sector de las monedas digitales. La gran mayoría de los gurúes financieros son hombres que se dirigen además a otros hombres. En España se han celebrado dos mega eventos sobre cripto en los últimos meses en Madrid y Barcelona, el Euroepan Blockchain Convention y el Merge, y había menos de un 25% de ponentes femeninas.

Según un estudio de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el perfil del inversor en criptomonedas es un hombre con una edad media de en torno a los 40 años, aunque con un peso especial de edades entre 25 y 44 años. La mayoría invierte en torno al 5% de su capital y suele minimizar los riesgos asociados a las criptomonedas, como la volatilidad extrema, la falta de regulación y el riesgo que tiene perderlo todo.

Reto

La igualdad de género sigue siendo una cuenta pendiente para esta industria. Según un informe The State of Global Cryptocurrency Ownership, el 61% de los inversores de activos digitales son varones y el 39% son mujeres.  En el caso concreto de España, de acuerdo con el unicornio Fintech Bitpanda, las mujeres apenas representan el 30% de sus clientes. Pero la letra pequeña de los estudios de género es muy interesante porque dice que las mujeres lo que hacen es invertir con una visión más a largo plazo. Se lo piensan mucho, pero cuando apuestan por las cripto lo hacen durante mucho tiempo.

Según Antonio Castelo, economista de iBroker, hay algunas maneras de fomentar la inclusión de las mujeres en el mundo cripto. “Como la educación y la formación. Proveer acceso a cursos y talleres gratuitos o a bajo costo específicamente dirigidos a mujeres. Iniciativas como ‘CryptoChicks’ y ‘SheFi’ ya están haciendo un gran trabajo en este aspecto. También mentoría y redes, crear programas de mentoría donde mujeres con experiencia en criptomonedas puedan guiar a nuevas inversoras. Además, fomentar la creación de redes y comunidades donde las mujeres puedan compartir conocimientos y experiencias. Representación en eventos, como aumentar la visibilidad de mujeres expertas en criptomonedas en conferencias, paneles y eventos del sector. Esto puede inspirar a más mujeres a participar y reducir la percepción de que es un espacio dominado por hombres”.

Récord histórico

Con la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, el Bitcoin se ha disparado a cotas históricas. Ya ha superado los 98.000 dólares y los analistas consideran que llegará a los 100.000 dólares antes de que termine el año. Una muy buena noticia para aquellos inversores de Bitcoin que atesoran esta cripto desde hace una década. Por ejemplo, en 2012, un Bitcoin costaba 9 dólares. El que tuvo la visión de comprarlo en aquel entonces, hoy esos nueve dólares se han convertido en casi 100.000 dólares. Con pocas inversiones se puede ganar tanto dinero, por eso resulta tan atractivo para la gente joven aunque en la otra cara de la moneda está la posibilidad de perderlo todo.

Para Javier Flores, abogado y analista independiente, “el análisis más detallado sería que el sector de las criptomonedas refleja las desigualdades estructurales de género presentes en los ámbitos tecnológicos y financieros, donde las mujeres han estado históricamente subrepresentadas. Este desequilibrio se manifiesta en la predominancia masculina en posiciones de liderazgo, en la visibilidad de referentes y en la composición mayoritaria de los usuarios. Las barreras estructurales, como la falta de mujeres en los campos STEM y en roles financieros clave, perpetúan esta desigualdad, mientras que la cultura asociada al sector a menudo dificulta su inclusión”.

Añade, en este sentido, que “los valores tradicionalmente vinculados a las criptomonedas, como el riesgo, la agresividad y una filosofía libertaria individualista, han sido estereotípicamente asociados a lo masculino. Esto, sumado a la brecha económica que limita el acceso de las mujeres al capital necesario para invertir, restringe aún más su participación. Las criptomonedas, percibidas como activos especulativos y de alta volatilidad, tienden a atraer perfiles más conformes con estas características, dejando fuera a quienes enfrentan desigualdades estructurales en términos de educación financiera y acceso a recursos”.

Un ejemplo de cuánto queda por hacer por la igualdad en el terreno de las finanzas, para que términos como ‘criptosister’ se conviertan en tan familiares como los ‘criptobro’ y que deje de parecer, como hasta ahora, una excentricidad.

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