‘Bunching’: el fenómeno laboral detrás del alza del SMI

Los sabios de Yolanda Díaz reconocen que la 'rápida' subida del SMI provoca que más personas tengan esta retribución y avisan del riesgo potencial de que perfiles con cualificación media queden dentro de dicha banda

Desde 2018, el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en España ha experimentado un aumento acumulado del 54%, pasando de 736 euros mensuales a los actuales 1.134 euros. Este incremento, diseñado para mejorar las condiciones de los trabajadores con salarios más bajos y reducir la desigualdad, ha provocado un efecto perverso conocido como ‘bunching’ o agrupamiento salarial.

Es el propio comité de sabios convocado a instancias Yolanda Díaz -la Comisión Asesora para el Análisis del SMI- el que advierte de los riesgos potenciales del “rápido” aumento de la retribución mínima. Estos expertos se refieren al ‘bunching’ como la concentración de un elevado número de trabajadores en una banda salarial próxima al salario mínimo. Y así lo reflejan en el III Informe para el Análisis del SMI, liderado por Begoña Cueto, doctora en Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo.

Riesgos

“La Comisión quiere señalar que el rápido aumento del SMI producido desde 2019 ha dado lugar al aumento de la concentración de personas trabajadoras en una estrecha banda salarial en torno al salario mínimo, lo que en la literatura se conoce como ‘bunching’ o agrupamiento, con el peligro potencial de que personas trabajadoras experimentadas o con una cualificación media queden dentro de dicha banda, cuando el salario mínimo debería ser la referencia salarial para las personas trabajadoras sin cualificación o sin experiencia”, señala el Informe.

En 2019, el 7% de los trabajadores percibía el SMI (1,2 millones de personas sobre un total de 16,92 millones de asalariados), un porcentaje que prácticamente se duplicó en cuatro años, según datos del INE. Un total de 2,3 millones de personas con una población asalariada de 18 millones cobró este salario en 2023, representando el 13,14% del total. Si bien en el último ejercicio, récord en creación de empleo y número de ocupados rebasando la barrera de los 21,8 millones de personas, bajó al 11,4%. Esta cifra, en cualquier caso, supone un incremento de 4,4 puntos porcentuales en un quinquenio.

Trabajadoras

Por eso, los expertos de Yolanda Díaz recomiendan estudiar las “potenciales implicaciones en materia de gestión de recursos humanos”. Para Begoña García Gil, doctora y profesora del área Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), es un hecho que la compresión salarial en torno a las retribuciones más bajas puede desmotivar a los trabajadores especialmente aquellos que tienen mayor experiencia, formación o responsabilidades, fundamentalmente debido a la percepción de falta de recompensa por el esfuerzo.

García Gil advierte a Artículo14 de que el colectivo femenino es el más impactado por el ‘bunching’, dado que las mujeres están sobrerrepresentadas en los sectores con los salarios más bajos como son el comercio, las labores relacionadas con los cuidados y la hostelería, donde los sueldos tienden a estar más cercanos a SMI. “La reducción de la diferencia retributiva entre los salarios más bajos y el de las personas con más experiencia o cualificación puede influir en las mujeres que quieren progresar su carrera profesional, pues desincentiva la formación o la promoción interna, perpetuando su presencia en ocupaciones de menor remuneración”, añade.

37,5 horas

En pleno debate sobre la reducción de la jornada laboral máxima de 40 a 37,5 horas semanales, los sabios de Yolanda Díaz reconocen que esta medida supone una subida salarial como así han advertido los empresarios. Según señala en el documento, “supondrá un aumento del salario por hora en aquellos sectores donde la jornada laboral a tiempo completo todavía sea de 40 horas, incrementándose en un 2,5% por cada hora de reducción”.

Eso sí, a diferencia de la tesis de CEOE, los expertos de Trabajo consideran que “es de esperar que dicha reducción se traduzca también en un aumento de la productividad que compense parte del aumento del coste laboral, aludiendo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

IRPF

Pendientes de conocer cuál será finalmente la subida del SMI tras la negociación con los agentes sociales, los expertos apuntan que tras el incremento correspondiente a 2025, el nuevo SMI sería objeto de retención. Aunque estiman que el 80% de los perceptores del SMI en 2025 no sería objeto de retención por sus circunstancias personales. Para el Ministerio de Trabajo y los sindicatos, el SMI debe continuar quedando exento en el IRPF, algo sobre lo que la titular de Hacienda, María Jesús Montero, decidirá cuando se cierre la cuantía exacta de revalorización.

“El Ministerio de Trabajo no es competente para establecer la fiscalidad de los salarios, ni de ningún otro hecho imponible. Esto es una competencia exclusiva del Ministerio de Hacienda. Yo sí le puedo trasladar cuál es la opinión que el Ministerio tiene. Nosotros creemos que el salario mínimo interprofesional debe ser el lugar a partir de donde empieza la fiscalidad. Es decir, entendemos que igual que se ha hecho en otras ocasiones el mínimo exento del IRPF debe evolucionar de la misma manera que evolucione el salario mínimo interprofesional“, apuntó el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, tras la primera reunión con los agentes sociales.

Convenios

A su vez, los expertos manifiestan su preocupación por el impacto que el aumento del SMI hasta los niveles actuales haya podido tener sobre los salarios mínimos de convenio y la posibilidad de que muchos de ellos dejen de ser relevantes al situarse por debajo de este. En este sentido, aluden al proyecto en marcha de Eurofound, dedicado a recopilar información sobre los salarios mínimos negociados en convenios de sectores con salarios bajos. Este estima que, en España, el 40% de los 67 convenios estudiados establecían salarios mínimos por debajo del SMI. Aunque advierten que para esa misma fecha la diferencia media entre el salario mínimo de convenio y el SMI era positiva, alcanzando el 16%.

Una de las demandas de los expertos es mejorar las fuentes de información a fin de lograr un mayor conocimiento de las características de las personas con SMI. Entretanto, llaman la atención sobre que el SMI “no es ni debe ser la única herramienta de mejora de las condiciones de trabajo, siendo fundamental, una vez cumplido el mandato de la Carta Social Europea, potenciar otras herramientas, como el diálogo social, la negociación colectiva, o la formación”.

Próxima reunión

La próxima reunión entre Trabajo y los agentes sociales para la subida del SMI está prevista para el 22 de enero. En la primera, Trabajo trasladó su propuesta de subir el SMI un 4,4%, es decir, 50 euros al mes, hasta situarlo en 1.184 euros por catorce pagas. Para los sindicatos esta propuesta es insuficiente y demandaron situarlo en 1.200 euros al mes, mientras que la patronal asistió a la reunión para conocer las propuestas y evaluar su posición. Dos tercios de los trabajadores que cobran esta retribución son mujeres, así que siguen muy pendientes de la negociación.