Los tiempos cambian y los gustos de las consumidoras, también. Lo que en la postguerra era signo de pobreza, llevar ropa de segunda mano no estaba bien visto, hoy resulta cool y sostenible. Según el informe de Moda Circular de Micolet, plataforma que vende ropa de segunda mano online, el 31% de la mujeres se enorgullece de vestir prendas de segunda mano. Incluso el gigante Inditex se ha rendido ante esta incipiente cuota de mercado y ha comenzado a vender sus prendas usadas en internet.
Según este estudio, el 73% de las mujeres admite que compra ropa de segunda mano, un 2% más que el año pasado. Y las razonas no son solo económicas, que también, son prendas que resultan más baratas, pero además entran en la ecuación otro tipo de razones como la conciencia sobre el exceso de producción de ropa en el primer mundo y la necesidad de cuidar el medio ambiente .
Y cuanto más jóvenes son los consumidores, más concienciados. Según el informe de Micolet, el 90% de las mujeres de la generación Z apoya la moda circular. Y como todo vuelve, no hay prenda que no acabe por estar de nuevo en la palestra. Ese pantalón relegado al fondo del armario puede resultar ser la prenda más preciada para otra persona. Y ya proliferan las plataformas que ponen en contacto a vendedores con compradores particulares.
Iker Vélez de Mendizabal es CEO de Micolet. Su fórmula de negocio funciona. No hay más que ver los números. Solo en 2023, el modelo de moda circular supuso el 23% del total del mercado mundial. “Este crecimiento se debe al aumento de la conciencia de los consumidores sobre la sostenibilidad, así como también a la presencia de la inflación, la cual disminuye el poder adquisitivo. Pero además existe una presión normativa que hace que ambos sean cada vez más imprescindibles, por eso las empresas de ropa y calzado están desarrollando modelos operativos para abordar la sostenibilidad de la moda. La estrategia de la Unión Europea propone que, para 2030, los textiles que entren en la eurozona sean duraderos, reparables y reciclables”.
No es solo una moda o una forma de vida. La propia legislación obliga hacia este modelo más sostenible. Y hay una respuesta por parte de la mujer consumidora. Le damos importancia al proceso de fabricación para evitar contribuir con los abusos del mercado. “Hay más conciencia sobre el origen, que no se explote al trabajador”.
Pero el comportamiento de los consumidores en 2023 se vio afectado en gran medida por los ingresos familiares. “Mientras que los hogares con mayores ingresos se vieron menos perjudicados por las presiones económicas y es probable que sigan comprando artículos de lujo, las familias con menores ingresos probablemente recortaron o incluso eliminaron el gasto discrecional, incluida la ropa. Las tendencias de consumo cambian, el ahorro y la sostenibilidad se han vuelto pilares fundamentales a la hora de comprar. De las mujeres que habitualmente consumen moda de segunda mano, el 32,9% pasa tiempo con sus círculos de amistades, acuden a eventos sociales, salen a menudo con amigos, visitan restaurantes, etc. Hay otro 31,5% que tiene un estilo de vida saludable y le gusta el deporte. El 67,1% de las mujeres que compra moda de segunda mano define su estilo como casual.
Podríamos entonces decir que la consumidora de moda de segunda mano es una persona social y activa, con un estilo casual que compra moda de segunda mano por motivos de ahorro y sostenibilidad. Pese a que anteriormente la motivación económica era la primera en la lista a la hora de comprar ropa de segunda mano, las prioridades cambian una vez dentro de la tienda online”, explica el CEO de Micolet
El problema es que compramos más ropa de la que utilizamos. En ocasiones nos ponemos una camisa una sola vez y nunca más reparamos en ella. De hecho, el 65% de las mujeres admite que no utiliza la mitad de su armario (desde hace más de tres meses). “Esto es un 8% más que en 2022, por lo que queda claro que la costumbre de comprar de más no solamente sigue arraigada, sino que además aumenta año tras año. Es decir, continuamos comprando por encima de nuestras necesidades, acortando el ciclo de vida de las prendas y aumentando este hábito con el paso del tiempo. Por otro lado, la opción de vender la ropa usada se populariza cada vez más, con un crecimiento del 2,4% en el último año”.
Tirar la ropa es la última alternativa. Desciende como opción en un 2,3%. “Esto se debe a una mayor conciencia social con respecto a la moda sostenible y a los hábitos de consumo de quienes exigen cada vez más productos y servicios sustentables”.
La moda circular se expande por necesidad y por compromiso. Y los armarios se llenan de ropa que antes pertenecieron a otros, prendas olvidadas que vuelven a primera línea gracias a la moda circular.