La posibilidad de que Madrid implante una tasa turística está generando un intenso debate. La tasa, propuesta por el partido Más Madrid, busca que los turistas paguen una contribución por cada noche que pasen en la ciudad. Si se aprueba, esta medida posicionará a la capital junto a otras ciudades españolas y europeas que ya aplican un impuesto similar, en un contexto de creciente presión por los efectos negativos del turismo masivo. A fin de cuentas, este tipo de tasa no solo afecta al sector turístico, sino también a la economía local y a la gestión de los recursos urbanos.
Qué es la tasa turística
La tasa turística es un impuesto que los gobiernos locales cobran a los turistas por cada noche que pernoctan en la ciudad. Su objetivo principal es generar ingresos adicionales que se destinan, en teoría, a mejorar la infraestructura turística, proteger el medio ambiente o mitigar el impacto del turismo masivo en las ciudades. Esta tasa varía en función del destino y de la categoría del alojamiento, siendo más elevada en hoteles de lujo y zonas de mayor atractivo turístico.
Madrid, que recibió casi 10 millones de turistas en 2024, se encuentra entre las ciudades más visitadas de Europa. Eso ha puesto sobre la mesa la necesidad de gestionar de manera sostenible esta afluencia masiva de visitantes. La propuesta actual es de 3 euros por noche. Un importe que, según cálculos del partido Más Madrid, permitiría recaudar 65 millones de euros anuales. Estos fondos estarían destinados a proyectos sociales, como la construcción de viviendas públicas y la promoción de alquileres asequibles.
Qué ciudades españolas cobran tasa turística
En España, la tasa turística ya está vigente en dos regiones: Cataluña y las Islas Baleares. La ciudad de Barcelona fue pionera en la implementación de este impuesto, que ha sido clave para gestionar el turismo en una de las ciudades más visitadas del país. En Baleares, la tasa —conocida como ecotasa— también tiene una larga trayectoria, habiendo sido introducida para financiar proyectos medioambientales y turísticos en un archipiélago que depende en gran medida del turismo.
Vista aérea de la ciudad de Barcelona | Licencia Unsplash
Barcelona aplica la tasa desde 2012, con cifras que varían según el tipo de alojamiento y su ubicación. En el centro de la ciudad, la tasa es más alta, reflejando la mayor demanda turística. Baleares, por su parte, ha enfocado la ecotasa en la sostenibilidad ambiental. Hablamos de una de las primeras regiones en utilizar los fondos recaudados para mitigar los efectos negativos del turismo, como la contaminación y el uso excesivo de recursos.
Ambas regiones han experimentado los beneficios económicos de la tasa. Sin embargo, también se han topado con críticas de ciertos sectores, como la hostelería. Los hosteleros argumentan que este tipo de impuestos pueden desincentivar la llegada de turistas. Sobre todo en un mercado tan competitivo como el mediterráneo.
Qué importe se paga en cada una de ellas
En Barcelona, el importe de la tasa turística oscila entre 0,45 y 2,25 euros por persona y noche, dependiendo de la categoría del alojamiento. Desde abril de 2024, se ha añadido un cargo extra de 3,25 euros en algunos casos. Por lo tanto, los turistas podrían llegar a pagar hasta 5,50 euros por noche en los alojamientos más exclusivos. Esta cifra es considerablemente alta en comparación con otras ciudades europeas, aunque las autoridades locales defienden que es necesaria para mantener la calidad de los servicios turísticos y contrarrestar el impacto del turismo masivo.
Las playas de las Islas Baleares son uno de los destinos más demandados | EFE
En Baleares, la tasa es conocida por su flexibilidad, ya que varía entre 1 y 4 euros por noche, dependiendo del tipo de establecimiento y la temporada. En temporada alta, la tasa es más elevada. A fin de cuentas, hay un mayor flujo de turistas durante los meses de verano. Los fondos recaudados se destinan a proyectos de sostenibilidad, como la protección de las costas y la mejora de la infraestructura turística.
Además de estas dos ciudades, otros destinos europeos han adoptado la tasa turística con montos que varían considerablemente. En Venecia, por ejemplo, los turistas deben pagar 5 euros solo por acceder al centro histórico en determinadas fechas, mientras que en ciudades como Roma o París, la tasa puede llegar a los 10 euros por noche en hoteles de lujo. En ciudades como Berlín o Ámsterdam, la tasa se calcula como un porcentaje del coste del alojamiento, permitiendo ajustar el impuesto según el tipo de viajero y el nivel de gasto.