Donald Trump parece estar jugando al mus con su guerra arancelaria. Lanza órdagos constantemente al adversario y nunca enseña sus cartas. Y también rectifica. Forma parte de su juego de amenazas y negociaciones. Lo ha hecho con Canadá. Primero anunció a través de su red social Truth que en lugar de un 25% de aranceles, los iba a duplicar al 50% en el caso de las importaciones de aluminio y acero. Un movimiento como castigo al anuncio que había hecho a su vez la provincia canadiense de Ontario, de incrementar un 25% el precio de la electricidad que exporta al país vecino. Horas después el presidente estadounidense ha cambiado de opinión. Su objetivo ya estaba cumplido. Con su amenaza ha conseguido que la provincia canadiense de Ontario retirase la subida del 25% del precio de la electricidad a Michigan, Nueva York y Minnesota y él ha retirado su órdago. Es una negociación en tres fases: intimida, consigue lo que quiere y después retira su amenaza.
El presidente estadounidense lanza amenazas a golpe de clic y los mercados se ponen a temblar. Wall Street ha sufrido caídas que no se veían desde el año 2022 y ha contagiado a las bolsas europeas y orientales como un efecto boomerang. A dónde le va a llevar esta guerra arancelaria solo parece saberlo el inquilino de la Casa Blanca mientras que ya se habla de una posible recesión en el país y un incremento de la inflación que se puede extender por medio mundo.

Un cartel de la pantalla de Wall Street cerca de la Bolsa de Valores de Nueva York en Nueva York, Nueva York, EE. UU., 11 de marzo de 2025.
El banco estadounidense Goldman Sachs, en un informe publicado esta misma semana, ha rebajado su estimación de crecimiento para este 2025 desde el 2,4% hasta el 1,7% en Estados Unidos. “La razón es que nuestras suposiciones sobre la política comercial se han vuelto considerablemente más adversas”, ha explicado su economista jefe, Jan Hatzius.
También ha elevado su previsión de inflación hasta el 3% a final de año, frente a su anterior estimación del 2%. Un aumento de 10 puntos porcentuales, el doble que su pronóstico anterior como consecuencia de los aranceles recíprocos, que van a provocar un encarecimiento de la cesta de la compra de los estadounidenses y también de las materias primas que necesitan las empresas para su desarrollo.
El impacto de los aranceles reducirá los ingresos reales de los consumidores, provocará condiciones financieras más estrictas y hará que las empresas retrasen sus inversiones, a la espera de más claridad sobre qué piensa hacer el presidente en el futuro.
Los ciudadanos y sus propios votantes también comienzan a dudar sobre los movimientos del presidente. Publicaba The Wall Street Journal que los republicanos estaban asustados ante los efectos que puede tener en la población sus maniobras dirigidas desde el Despacho Oval. Trump estaría más centrado en la política exterior que en la subida de los precios de los huevos por culpa de la crisis aviar cuando durante su campaña electoral, prometió reducir la inflación de forma inmediata.
Es la primera vez en dos años y medio que Goldman Sachs recorta su previsión de crecimiento para Estados Unidos. Y no es la única. También los expertos de Morgan Stanley han recortado su pronóstico de crecimiento del PIB del 1,9% hasta el 1,5% y elevan la previsión para la inflación del 2,5% hasta el 2,7%.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (derecha), habla frente a un grupo de vehículos Tesla con el director ejecutivo de Tesla y asesor principal del presidente de los Estados Unidos, Elon Musk (izquierda), y su hijo, X, en el jardín sur de la Casa Blanca en Washington, D.C., EE.UU., el 11 de marzo de 2025.
Las economías de todo el mundo están conteniendo la respiración por los efectos que pueden producir las decisiones de Trump. El Banco de España ha mejorado sus previsiones para este 2025 pero siempre utilizando un lenguaje en condicional, por la creciente incertidumbre y la complejidad geopolítica a la que nos enfrentamos.
Un dato importante será conocer esta semana la inflación de Estados Unidos en el mes de febrero. En enero se situó en el 3%, lo que significa que si baja estará más cerca del objetivo de la Reserva Federal y puede que sea suficiente para que Jerome Powell siga bajando los tipos de interés. Pero si sube, entonces se encenderán todas las alarmas. Habría una pausa en los tipos y se evidenciaría que la política arancelaria está presionando los precios.
El presidente Trump está pasando por una crisis reputacional que también salpica a su principal asesor, el hombre más rico del mundo, Elon Musk. Las acciones de Tesla se hunden y la firma ya ha perdido un 45% de su valor en los últimos tres meses. Tanto es así, que Trump ha anunciado que va a comprarse un Tesla nuevo para demostrar su apoyo al empresario. Pero sus palabras ya no tienen el efecto que tenían cuando ganó las elecciones y no parece que ese gesto vaya a aumentar las ventas de la compañía. Por ejemplo, el último modelo que ha lanzado al mercado, el Cybertruck, apenas ha vendido 40.000 unidades en lugar de las 250.000 que tenía en previsión.