Este mes de septiembre, Ana Botín cumple una década en la cima de la banca mundial como presidenta ejecutiva de Banco Santander. En enero de 2023, fue la primera mujer en 40 años en dirigir la asociación mundial de la industria financiera. A pesar del avance de la mujer en el mundo de las finanzas, las superbanqueras siguen siendo una excepción.
Asumió el desafío de liderar el banco fundado en 1857 en la ciudad cántabra que da origen a su nombre el 10 de septiembre de 2014 tras el repentino fallecimiento de su padre, Emilio Botín, un banquero de los de antes, con ese carácter paternalista de las sagas familiares. En estos diez años, el liderazgo femenino de Ana Botín ha transformado la entidad.
Lo ha hecho con su propio estilo, un liderato disruptivo respecto al de los clásicos banqueros, como refleja el hecho de ser una de las altas ejecutivas pionera en las redes sociales. A la red X (antigua Twitter) se unió en julio de 2014 y hace cinco años estrenó su perfil en Instagram, al que llegó con la ayuda de su sobrina y ahijada Carmen, y en el que ha mantenido la presentación biográfica que publicó entonces: “Presidenta de Banco Santander. Estar bien para poder hacer más. Mi familia, el banco, mis amigos/as, Cantabria y el desarrollo sostenible del mundo”.
A pesar de su brevedad, es una clara declaración de intenciones que transmite su impronta con una de sus señas de identidad más allá del negocio: su compromiso social. Botín es una ejecutiva que personalmente se involucra en temas que preocupan a la sociedad y están de actualidad, como el feminismo, la lucha contra el cambio climático o, claro está, la inclusión financiera.
En agosto de 2018 publicó un artículo en el que explicaba por qué se consideraba feminista. Su visión parte de empoderar a las mujeres y reforzar su confianza, desde el convencimiento de los beneficios de la diversidad en las empresas. Una de sus primeras decisiones al tomar las riendas del banco fue incorporar más talento femenino en el consejo de administración. En la actualidad, el reto es su mayor participación en lo que el banco define como directivos sénior: alcanzar un 35% en 2025.
Global y Digital
“[Banco Santander] ha sabido transitar desde un mundo totalmente físico y fragmentado, en el que el dinero se guardaba y transportaba en arcas de hierro, al mundo digital de hoy, interconectado y global, de grandes plataformas digitales”
Banco Santander no se parece al de diez años atrás. Su cuartel general en Boadilla del Monte sirve para ilustrar qué es hoy la entidad. Los ejecutivos españoles trajeados han dado paso a un equipo multicultural, en el que en un buen número de reuniones el castellano ha sido sustituido por el inglés -ambos son los que utiliza Ana Botín en su perfil de X- y cuyos códigos de vestimenta han dejado en el cajón la antaño ‘obligada’ corbata roja.
Sin perder foco en la red de oficinas, se han diversificado los negocios buscando áreas de mayor rentabilidad, como la banca de inversión o los medios de pago. El pasado mes, Santander Asset Management superó por primera vez en España los 100.000 millones de euros bajo gestión entre fondos de inversión y de pensiones.
Sobre la base de sus más de 168 millones de clientes, aspira a convertirse en un líder mundial en el negocio de los pagos. La visión de Ana Botín es de liderazgo a largo plazo con fuerte vocación internacional, como así señala a sus accionistas en la última junta general.
“Mi visión y mi responsabilidad, desde el primer día y en los próximos años, es hacer de Santander uno de los bancos que lideren la transformación de la industria de servicios financieros mientras seguimos mejorando nuestra rentabilidad y creando valor para los accionistas”.
Su trayectoria profesional previa en Nueva York y Londres ha contribuido a cimentar una entidad global y digital. Está presente en Europa (España, Reino Unido, Portugal, Polonia), Norteamérica (Estados Unidos y México) y Sudamérica (Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Perú y Colombia). Y en 2019 anunció una inversión de 20.000 millones de euros en cuatro años para su transformación tecnológica y digital.
Una entidad que ha sido capaz de construir reputación durante los momentos más complejos de la historia reciente, como la pandemia y su posterior volatilidad económica. Botín se ha mantenido fiel a uno de los principios que desde que tomara las riendas ha guiado su gestión: “Solo progresaremos si contribuimos al progreso de las personas y empresas“.
De ahí que se considere como una apasionada de la educación y que, desde el primer momento, haya apostado por fortalecer el compromiso con las universidades -son más de 1.200 acuerdos- y el emprendimiento como una forma de generar impacto positivo alrededor de las comunidades en las que opera la entidad. Personalmente, ha participado en los programas de inclusión financiera -muchos de ellos microcréditos que se benefician en mayor medida a mujeres- y que en 2023 alcanzaron a 1,8 millones de personas en total.
Este compromiso quedó a su vez patente durante la pandemia, cuando Santander convirtió su centro de formación en Boadilla en un centro de vacunación oficial para todos los ciudadanos (no solo empleados) y además ella se involucró directamente en la búsqueda de respuestas, en la filosofía de que Banco Santander tenía que ser parte de la solución. Solo en España, Santander ha cuadruplicado su impacto social en la última década.
Un entorno complejo
Como para el conjunto de ciudadanos y empresas, la gestión de la pandemia ha sido probablemente uno de los momentos más complejos de su gestión, pero no el único. Previamente, en 2017, Ana Botín tuvo que gestionar la digestión de Banco Popular, adquisición que evitó un colapso en el sistema financiero español e implicó una ampliación de capital de 7.000 millones de euros. Dos años después, afloraron los primeros resultados positivos de una integración récord.
Lidiar en entornos complejos es una de sus singularidades. La mayor parte de su mandato ha acontecido con tipos de interés mínimos -el de facilidad de deposito, que utilizan los bancos entre sí, estuvo en negativo entre junio de 2014 y julio de 2022 y el Euribor llegó a estar en negativo en 2020-. Y tras la crisis de la Covid-19, se han encadenado sucesivamente una recesión económica global y conflictos bélicos en Europa y a sus puertas (Ucrania y Gaza) que mantienen a los mercados en una tensión constante.
Es este su mayor reto: convencer al mercado de su potencial. Hace cinco años, lo apuntó en su carta a los empleados cuando tras repasar el progreso de su primer lustro al frente de la entidad señalaba: “El mercado reconocerá el enorme potencial que tenemos”. Aunque en lo que va de año la acción ha subido más de un 15%, aún no ha alcanzado los niveles de antaño.
El pasado 27 de agosto, Banco Santander lanzó un nuevo programa de recompra de acciones por 1.525 millones de euros y anunció que este mes el consejo de administración valorará el pago de un dividendo a cuenta del resultado del primer semestre. Ambas iniciativas constituyen su estrategia de remuneración al accionista, que superó los 5.500 millones de euros en 2023. Si se cumple la hoja de ruta marcada para este año, la remuneración al accionista del Santander se habrá multiplicado por seis en la última década y alcanzará los 6.000 millones.
Futuro
Desde el 1 de enero de 2023, Héctor Grisi Checa es la mano derecha de Ana Botín como consejero delegado. Relevó a José Antonio Álvarez, quien aterrizó en el cargo en 2015 apenas nombrada presidenta y ha ejercido hasta 2022. Una transición ordenada con la que se diluye en la memoria el fallido fichaje de Andrea Orcel. El nuevo tándem ha acometido una última reorganización interna en torno a sus cinco negocios globales: ‘Retail & Commercial’, ‘Digital Consumer Bank’, ‘Payments’, ‘Corporate & Investment Banking’ y ‘Wealth Management & Insurance’.
Como recientemente señalaba en un evento para reconocer la herencia recibida desde que su abuelo Emilio Botín sentara las bases de lo que es hoy Banco Santander. Ana Botín es consciente de que aún queda mucho por hacer.
“En 2024, en la era de la IA y el crecimiento sostenible, nos queda mucho por hacer. Estoy muy orgullosa del equipo por el progreso que hemos hecho estos últimos diez años en esta tercera etapa del banco, y del apoyo que damos cada día a los 168 millones de clientes, 60 millones más que hace diez años”.