A unas horas de que se dispute la final de la Eurocopa entre España e Inglaterra (21.00, por La1), el debate sobre el mejor jugador del torneo oscila ya entre unos pocos candidatos. Por el lado inglés, el mejor posicionado en caso de llevarse el trofeo es Jude Bellingham, autor de goles decisivos que han llevado a su selección a la final. En el caso de España, la Roja cuenta con algunas de las sensaciones del torneo como Lamine Yamal, Nico Williams, Rodri… y Fabián. El centrocampista sevillano ha sido clave en esta Eurocopa, autor de dos goles y dos asistencias. Además, es el cuarto jugador español con más minutos (450) por detrás de Cucurella (455), Rodri (475) y Unai Simón (480).
Con 28 años, se ha convertido en uno de los pesos pesados de la selección y se posiciona, según lo que ocurra esta noche en el Olímpico de Berlín, como uno de los favoritos para ser nombrado mejor jugador de la Eurocopa. Pero para llegar hasta aquí, a las puertas de su consagración, no ha sido precisamente un camino de rosas. Y sin duda, como él mismo resalta en cada entrevista, no podría haberlo hecho sin la figura central de su vida: su madre.
“Siempre he dicho que mi madre es lo más importante de mi vida. Se sacrificó mucho para que yo pueda luchar por mi sueño”, resaltaba Fabián en una entrevista para El País tras lograr el pase a los cuartos de la Eurocopa. Estás palabras no son para menos. Fabián es el mediano de tres hermanos de una familia humilde del municipio sevillano de Los Palacios y Villafranca. Su madre, Chari Peña, siempre fue una mujer hecha a sí misma, acostumbrada desde muy pequeña a trabajar de sol a sol para que a los suyos no les faltara nada. Sus sacrificios permitieron que Fabián desarrollara la pasión por el fútbol y, con 8 años, cuando aún era un niño bajito y delgado, los ojeadores del Betis le captaron para la cantera verdiblanca.
Pero Fabián no fue el único “fichaje estrella” del club. Chari fue contratada por el Betis como limpiadora de las instalaciones y madre e hijo pasaron a ser compañeros de vestuario. Pero cuando Fabián llevaba solo cuatro años en las categorías inferiores, sus padres se separaron y todo el peso de la familia recayó en los hombros de Chari.
En todas las entrevistas que Fabián ha concedido en este Eurocopa, siempre destaca los sacrificios que tuvo que hacer su madre, pero también los grandes recuerdos que guarda de ella en aquellos años. “Cuando yo no tenía carné de conducir, me iba más temprano con ella, porque ella entraba a las siete u ocho de la mañana, y yo me quedaba en el coche durmiendo hasta que empezábamos a entrenar, que serían las 10 o así”, recuerda Fabián para El Mundo en su última entrevista antes de la final. “Ella venía al coche, me tocaba, me despertaba y me decía: ‘Fabián, venga, a entrenar’. Entrenaba y después la esperaba y nos íbamos juntos a casa”. Fabián debutó como profesional a los 18 años y su impacto fue inmediato, sobre todo en las categorías inferiores de la selección. Sin embargo, su madre siempre le mantuvo los pies en el suelo, continuando con su trabajo como limpiadora a pesar de que su hijo apuntaba a convertirse en una gran estrella.
No fue hasta que Fabián fichó por el Nápoles en 2018 y consiguió su primer gran contrato que logró convencer a su madre de que dejara de trabajar y se centrara en disfrutar de su familia. Chari llevaba toda la vida trabajando, los últimos 14 años en el Betis y no fue fácil de convencerla, según cuenta el jugador. Ni si quiera ahora, que Fabián es una de las grandes figuras del Paris Saint Germain, con la vida totalmente resuelta, sigue siendo tan laboriosa como cuando vivían en Los Palacios. “Muchas veces me cabreo con ella, porque le digo: ‘mamá, relájate, sal, disfruta’, pero nada. A las ocho de la mañana está limpiando, o se pone con la chica que viene a limpiar a ayudarla, a planchar… no hay nada que hacer”, reconoce Fabián para El Mundo.
La gran mayoría de los 36 goles que ha marcado como profesional se los ha dedicado a ella, a la que siempre busca en la grada con la mirada antes de comenzar los partidos. Ella siempre ha estado allí y lo estará esta noche en Berlín, apoyando a su hijo como cuando era solo un niño y todo esto eran sueños. Sueños que, con mucho esfuerzo y sacrificio, se han hecho realidad.